La ética socialista

La alegada superioridad ética de la izquierda, como defensora de los derechos humanos y adalid de los movimientos ecologistas, feministas, ambientalistas, preocupados por el resultado de las políticas de apertura en América Latina, tenía un enorme bache: Cuba era y es una cruel dictadura y su desempeño económico lamentable

El adiós de Richard Arteaga

En días pasados (por vía más confidencial) registrábamos que Richard Arteaga se marcharía de Primero Justicia, El partido aurinegro padece una grave dolencia que afecta a todas las organizaciones políticas de oposición y PJ no podía escapar a ello, que tiene que ver con la asfixiante atmósfera que se respira en los cotos privados en que se han convertido los partidos gracias a la rala democracia que pervive en ellas. Secuestro podría denominarse la actuación de los jefes políticos, sin excepción, lo que no solo conspira contra toda institucionalidad porque de esta se desprenden las que se originan aguas abajo, sino que castra la vigencia del estado de Derecho en el ciudadano. Quizás Richard Arteaga, en su rol de jefatura dentro de PJ ha sido artífice de eventos de esta (des)naturaleza. Sin embargo en la “cadena alimenticia” política siempre un peje de mayor voracidad impone su ley. En Anzoátegui ha prevalecido Gustavo Marcano, compadre cruzado de Julio Borges, copropietario con Tomás Guanipa de la franquicia pejotista.


¿Sindicalistas o mercaderes del templo?

Si algo tienen en común los sindicalistas que avivan conflictos por razones varias entre las cuales predomina lo salarial, es la falta de sinceridad con los trabajadores. Hay dos tipos, pero ambos actúan en similar dirección. Por un lado están los afectos al gobierno que “presionan” a Corpoelec y Vencemos respectivamente, pero según opinión de algunos trabajadores, lo hacen para evitar que un opositor asuma la conducción del conflicto; aparecer ante ellos (los trabajadores) como sacrificados por los intereses colectivos y por otro lado presionar en Caracas para obtener prebendas personales. Eso no lo decimos nosotros que ignoramos el intríngulis de cada situación, pero es la opinión generalizada de quienes laboran en esas empresas del Estado, sometidas a una “presión” que no es más que “pantalla” para aparecer como héroes ante los trabajadores, aunque éstos ya no se dejan engatusar.