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El adiós de Richard Arteaga

El adiós de Richard Arteaga

José Angel Borrego

En días pasados (por vía más confidencial) registrábamos que Richard Arteaga se marcharía de Primero Justicia, El partido aurinegro padece una grave dolencia que afecta a todas las organizaciones políticas de oposición y PJ no podía escapar a ello, que tiene que ver con la asfixiante atmósfera que se respira en los cotos privados en que se han convertido los partidos gracias a la rala democracia que pervive en ellas. Secuestro podría denominarse la actuación de los jefes políticos, sin excepción, lo que no solo conspira contra toda institucionalidad porque de esta se desprenden las que se originan aguas abajo, sino que castra la vigencia del estado de Derecho en el ciudadano. Quizás Richard Arteaga, en su rol de jefatura dentro de PJ ha sido artífice de eventos de esta (des)naturaleza. Sin embargo en la “cadena alimenticia” política siempre un peje de mayor voracidad impone su ley. En Anzoátegui ha prevalecido Gustavo Marcano, compadre cruzado de Julio Borges, copropietario con Tomás Guanipa de la franquicia pejotista.

Dicen que Richard había soportado con estoicismo arbitrariedades de Gustavo pese a que bajo su jefatura de Barcelona ese partido ha sido el más descollante en el municipio-capital, observándose en índices del CNE que fue el mayor tributante de votos (por encima de AD) para la elección de Barreto Sira.

Gustavo, quien ha sido (merecidamente) alcalde de Lechería por dos veces maneja al partido bajo mínima ortodoxia habiendo asumido decisiones personales, imagina uno para preservar su patrimonio, lesionando moralmente a Richard, quien no estaría dispuesto a tolerar tales esguinces y por ello habría planteado al alto mando su deserción caso de ser desestimada su protesta en cuanto a la imposición de una persona por encima de su liderazgo en Anzoátegui. Guanipa no puede coartar la directriz de Gustavo por ser éste ficha de Borges lo que permite colegir que Richard hará maletas para despedirse del partido que ayudó a fundar y que forjó hasta hoy.

Algún amigo con quien analizamos el asunto coincide que este es el mejor momento para una decisión de tal naturaleza. Anzoátegui es un desbarajuste político por donde se le observe. Los viejos partidos de oposición no existen, tampoco los nuevos y ni siquiera el PSUV con toda su parafernalia publicitaria que algún día tendrá que explicar cómo la financia. Un trabajador político de la talla de Richard, si logra ser acompañado por dirigentes medios de varios partidos que también desean explorar otros ambientes, puede marcar la diferencia en el futuro del partidismo en el estado. Es posible incluso que se apoderen de los centros de poder en Anzoátegui porque al “profe” no lo quiere nadie y los alcaldes de Barcelona, Puerto La Cruz y Guanta están raspados y sin posibilidad de ir a reparación.

    

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