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Farmacias quedaron para vender chucherías y cometicos, medicinas no hay

Farmacias quedaron para vender chucherías y cometicos, medicinas no hay

Los dependientes de las farmacias deden resignarse a dar siempre  la misma  respuesta: “no hay”. Foto: archivo.

Los dependientes de las farmacias deden resignarse a dar siempre  la misma  respuesta: “no hay”. Foto: archivo.

Los testimoniales son infinitos, anzoatiguenses deben peregrinar por diversas farmacias del área metropolitana para buscar medicamentos que cada vez son más escasos, mientras los estantes hoy exhiben productos  cargados de amarillo número 5, gaseosas y artículos de belleza

Niurka Franco

Atrás quedaron los tiempos de las famosas boticas, esas donde las abuelas acudían para comprar medicamentos, muchas veces preparados por los propios farmacéuticos, amigos y consejeros de las familias, eran los lugares ideales para encontrar lo que no había en parte alguna, de ahí el refrán que las franquicias echaron por tierra: “de todo como en botica”.

La crisis que reina en el país no solo barrió hasta el recuerdo de estos emblemáticos establecimientos, sino que además amenaza con la desaparición de las farmacias, las cuales han perdido su esencia ante la escasez de medicamentos, quedando prácticamente para exhibirlas más variadas presentaciones de chuchería, cargadas de amarillo número 5, gaseosas y muchos cosméticos, cuyo costo constituye un insulto a quienes devengan salario mínimo.

Marlene Guaita es abogada, fue abordada por el Mercurio Web cuando abandonabauna conocida franquicia en la avenida Country Club de Barcelona. A la pregunta respecto a la escasez de medicamentos mostró el récipe que llevaba en sus manos y contó que tenía más de un mes sin proporcionarle a su papá el tratamiento que le corresponde tras sufrir un accidente cerebrovascular  (ACV) porque los anticonvulsionantes están desaparecidos.

“Tampoco se consiguen oxigenantes cerebrales, esto que nos están haciendo no tiene nombre-dijo- o sí lo tiene, corrigió,  se llama genocidio,  porque no es posible que nos condenen a muerte por no poder comprar los medicamentos que necesitamos cuando estamos enfermos”.

La historia de Guaita no fue la única, podríamos contar miles, todas similares. “Tengo seis meses de embarazo y cuando consigo hierro, no encuentro  calcio y a veces no consumo ninguna de las dos cosas”, expuso MariangelSalazar, una jovenembarazada.

“Afortunadamente una lleva un control médico y está asesorada en cuanto a qué alimentos consumir para paliar la falta de medicamentos, pero aun así, ponemos en riesgo a nuestros hijos, lo que vivimos es patético, no hay protección ni para la madre ni para los bebés, sabrá Dios cómo vendrán las nuevas generaciones”.

Entre tanto, los dependientes de las farmacias deben resignarse a dar siempre  la misma  respuesta: “no hay”, mientras la decepción se dibuja en el rostro de los frustrados pacientes o sus familiares. En el caso de los enfermos crónicos el peregrinar es continuo y el desasosiego también

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