Un cerco implacable; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6
Voces de Libertad
La verdadera oposición venezolana, liderizada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, con el decidido apoyo de la Casa Blanca, ha lanzado una ofensiva sin precedentes contra el narcotráfico en Venezuela, con el objetivo claro de derrocar al capo mayor, el dictador Nicolás Maduro.
Este movimiento, promovido por la disidencia venezolana y la administración de Donald Trump, busca desmantelar el Cártel de los Soles, una red criminal que sostiene al régimen chavista mediante el tráfico de cocaína, fentanilo y oro, enriqueciendo a una élite corrupta mientras el pueblo venezolano sufre hambre y represión.
Estados Unidos ha desplegado una flota de aviones, submarinos, escuadrones de anfibios en el Caribe, y cuenta con modernos buques como el USS San Antonio, además de más de 4 mil 500 efectivos, para bloquear las rutas del narcotráfico.
La OFAC ha congelado activos por miles de millones de dólares pertenecientes a los miembros de la cúpula de la mencionada organización criminal y sus cómplices, además de haber elevado la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares.
Por su parte, la población venezolana, por expresa instrucción de María Corina Machado, ha organizado de manera silenciosa una formidable red de ciudadanos que están listos para reclamar la victoria electoral de Edmundo González Urrutia, obtenida y certificada el 28 de julio de 2024, en el momento que se indique.
Estas acciones no solo asfixian a la narcodictadura, sino que también fomentan una transición democrática y la reconstrucción del país, destruido y saqueado por este sistema criminal.
El pueblo venezolano, agotado por años de opresión, ve en esta estrategia la esperanza de un cambio genuino.
Maduro responde con amenazas, pero su régimen está acorralado.
La presión internacional, combinada con la resistencia interna, acerca el fin de una dictadura que ha traicionado a su nación.
La justicia está en camino y, con ella, la promesa de un futuro libre para Venezuela.
Hoy, el pueblo venezolano no está solo. La comunidad internacional, liderada por la determinación de Estados Unidos, ha decidido actuar.
Cada barco en el Caribe, cada sanción impuesta y cada dólar confiscado representan un paso hacia la caída de un régimen que ha destruido una nación y amenaza a un continente.
Nicolás Maduro y su maquinaria de represión y narcotráfico están en jaque.
La hora de la justicia se acerca y, con ella, la esperanza de un nuevo amanecer para Venezuela.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.