El Amanecer de la Libertad; por Pedro Galvis / @pgalvisve
El sol comienza a asomarse en el horizonte de Venezuela. Las largas noches de opresión, marcadas por el miedo, la represión y la desesperanza, están llegando a su fin. El régimen, acorralado por su propia decadencia, ve cómo sus cimientos se desmoronan. Sus discursos vacíos ya no convencen, sus amenazas ya no intimidan, y sus aliados, otrora leales, buscan la salida más cercana ante el inminente colapso.
En este momento crucial, la resistencia venezolana brilla con una fuerza inquebrantable. Desde la clandestinidad, cientos de líderes organizan, planean y actúan, enfrentando una cacería inhumana desatada por un poder desesperado. María Corina Machado, con su liderazgo luminoso, nos guía como un faro en la tormenta, recordándonos que la libertad no es un sueño, sino una meta al alcance de nuestra lucha. Cada paso que damos, cada sacrificio, cada acto de desobediencia frente a la tiranía, nos acerca al amanecer de una Venezuela libre.
El apoyo de la comunidad internacional refuerza nuestra causa. Países democráticos, con su firme condena al régimen y sus sanciones contra los responsables de la represión, han intensificado el asedio a un sistema que se desmorona desde dentro. La presión externa, combinada con la resistencia interna, está fracturando al régimen: sus líderes se traicionan entre sí, sus recursos se agotan, y su fachada de invencibilidad se derrumba. Esta implosión es una señal clara: la libertad está más cerca de lo que muchos creen, un horizonte que se ilumina con cada acción global que respalda nuestra lucha por la democracia y la justicia.
A todos los venezolanos, a los que luchan en las calles, a los que rezan en silencio, a los que trabajan incansablemente por la justicia: este es nuestro momento. Como dijo Simón Bolívar, “un pueblo que ama la libertad, al fin será libre”. No permitamos que el miedo nos divida, que la desinformación nos confunda, ni que la fatiga nos detenga. Somos más fuertes que nunca, porque nuestra causa es justa y nuestra voluntad es indomable.
Siente el fuego en tu alma, el pulso acelerado de una nación que clama por justicia, y reconoce que el momento de actuar llegará pronto, demandando de ti no solo palabras, sino hechos heroicos que definan tu legado. Como ciudadano, es tu deber sagrado unirte a esta cadena de valentía, protegiendo a tus hermanos, alzando la voz contra la opresión y construyendo puentes de solidaridad que sostengan el peso de nuestra lucha compartida. No mires hacia otro lado; abraza esta responsabilidad con lágrimas de determinación y un corazón lleno de esperanza, porque en tus manos está el poder de transformar el dolor en triunfo eterno.
¡El amanecer está cerca! Venezuela resurge, y con ella, la esperanza de un futuro donde la libertad sea el legado de todos. Que cada uno asuma su rol en esta lucha histórica, porque la historia no perdona a los que se quedan al margen.