Cártel de los Soles liquida a Maduro; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

La designación del Cártel de los Soles como grupo terrorista transnacional por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos no es solo un acto administrativo ni un movimiento aislado en el complejo ajedrez de la política internacional.

Es un golpe devastador, tanto legal como simbólico, que desgarra el ya desgastado velo de legitimidad con el que el régimen de Nicolás Maduro ha intentado cubrirse durante años.

Esta decisión trasciende la mera sanción económica: reconfigura el tablero geopolítico, expone las entrañas criminales de un Estado fallido y envía el mensaje inequívoco al mundo que Venezuela, bajo el poder de Maduro, no es solo un régimen dictatorial e ilegítimo, sino un epicentro de terrorismo global.

El Cártel de los Soles no es una banda marginal ni un grupo de delincuentes comunes. Es una estructura profundamente incrustada en las instituciones venezolanas, donde generales, ministros. políticos, empresarios y figuras clave del régimen han operado como piezas de una maquinaria criminal que trafica drogas, armas y poder.

Al ser declarado así, Maduro pierde cualquier fachada de "legalidad" que pudiera reclamar.

Ya no se trata de sancionar a un régimen autoritario; se trata de señalar a sus líderes como lo que realmente son: capos de una red terrorista transnacional.

Esta designación despoja a los altos mandos militares y civiles de su pretendida inmunidad como "funcionarios estatales".

Ya no son representantes de un país, sino criminales globales, equiparables a los líderes de Al Qaeda o el Estado Islámico.

El impacto es monumental , ya que cualquier narrativa de victimización que Maduro haya intentado vender como la de un país soberano asediado por el "imperialismo" se desmorona.

En su lugar, queda la imagen cruda de un régimen que no solo oprime a su pueblo, sino que financia su supervivencia con el sufrimiento global que el narcoterrorismo siembra.

La designación del Cártel de los Soles como grupo terrorista no solo aísla a Maduro, sino que obliga a sus aliados internacionales a repensar sus posiciones.

Países como la Unión Europea, Israel y Canadá, alineados con Estados Unidos, podrían replicar esta designación en sus propias legislaciones, lo que desataría una cascada de consecuencias: suspensión de acuerdos bilaterales, congelamiento de activos, investigaciones penales transnacionales por lavado de dinero, tráfico de armas o terrorismo.

Estas acciones no solo debilitarían aún más al régimen, sino que enviarían una señal clara, según la cual respaldar a Maduro es respaldar el terrorismo.

Por otro lado, aliados históricos como Irán, Rusia y China enfrentan un dilema. Continuar apoyando a un régimen ahora vinculado explícitamente al terrorismo transnacional tiene un costo reputacional y estratégico cada vez más alto.

¿Estarán dispuestos a pagar ese precio en un mundo donde la presión política y económica de Occidente es implacable?

La designación del Cártel de los Soles como terrorista pone a estos actores en una encrucijada: o doblan su apuesta por un régimen moribundo, o comienzan a distanciarse para salvar su propia imagen.

La designación del Cartel de los Soles como grupo terrorista no es solo un titular; es un arma económica letal.

Al clasificar al Cártel como grupo terrorista, cualquier entidad o individuo que interactúe con ellos —bancos, empresas, gobiernos— se expone a sanciones devastadoras por parte de Estados Unidos y otras naciones.

Esto significa que las redes financieras del régimen, ya debilitadas, enfrentan ahora una asfixia total.

Cuentas bancarias congeladas, transacciones bloqueadas, activos confiscados: el Cártel de los Soles, y por extensión el régimen de Maduro, queda prácticamente excluido del sistema financiero global.

Este aislamiento financiero no solo limita la capacidad del régimen para operar, sino que también afecta a las élites que lo sostienen.

Los generales y burócratas que han amasado fortunas a través del narcotráfico ahora enfrentan un futuro incierto, con sus activos en la mira de autoridades internacionales.

La lealtad de estas élites, que hasta ahora ha sido comprada con privilegios y riqueza, podría fracturarse bajo esta presión.

Más allá de los cálculos geopolíticos y económicos, esta designación es un grito de justicia para el pueblo venezolano.

Durante años, los venezolanos hemos sufrido bajo un régimen que no solo nos ha sumido en la miseria, sino que ha convertido a nuestro país en un santuario para el crimen organizado.

La etiqueta de "grupo terrorista transnacional" no solo expone la verdadera naturaleza del régimen de Maduro, sino que también ratifica que la comunidad internacional está actuando, y el cerco se cierra.

La designación del Cártel de los Soles como terrorista representa un punto de inflexión.

El mensaje es claro: el régimen de Maduro no es un gobierno, es una mafia. Y las mafias, tarde o temprano, caen.

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