La Unión Europea advirtió que las elecciones locales en Venezuela no legitiman a Maduro como presidente
El bloque denunció el carácter represivo de los recientes comicios municipales y reiteró que los resultados presidenciales de 2024, con Maduro como vencedor, carecen de validez democrática
Con información de Infobae
La Unión Europea denunció este miércoles el carácter represivo de las recientes elecciones municipales celebradas en Venezuela y reiteró que los resultados de los comicios presidenciales de 2024, en los que Nicolás Maduro se autoproclamó vencedor, carecen de toda legitimidad. En una declaración oficial enviada a Europa Press, un portavoz del bloque afirmó que “Venezuela sufre un entorno político y jurídico muy restrictivo, caracterizado por la represión de la disidencia”, y subrayó que las votaciones del domingo “no legitiman los resultados no verificados de las elecciones presidenciales”.
El pronunciamiento ratifica la posición de la UE frente al régimen chavista y ocurre en un momento simbólico: exactamente un año después de las cuestionadas presidenciales que, según la oposición, fueron ganadas por Edmundo González Urrutia, hoy exiliado en España, pero cuyo triunfo nunca fue reconocido ni por el poder electoral venezolano ni por buena parte de la comunidad internacional. “Maduro sigue careciendo de la legitimidad de un presidente elegido democráticamente”, insistió el portavoz europeo, quien también instó al régimen a liberar a los presos políticos, poner fin a las detenciones arbitrarias y respetar las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano.
Aunque la Unión Europea ha evitado pronunciarse explícitamente sobre la presidencia de González Urrutia, mantiene una postura firme de desconocimiento del proceso que sostuvo a Maduro en el poder y ha incrementado las sanciones contra funcionarios chavistas por la falta de avances democráticos. “La UE seguirá colaborando con todos los venezolanos y con los socios regionales e internacionales para fomentar un diálogo auténtico hacia una transición democrática”, afirmó el vocero, alineándose con la estrategia europea de apoyo a una salida negociada.
La declaración fue emitida apenas tres días después de unas elecciones municipales organizadas por un Consejo Nacional Electoral alineado con el chavismo, en las que se eligieron 335 alcaldes y más de 2.400 concejales. El proceso estuvo marcado por la abstención masiva, la exclusión de candidatos opositores y denuncias de manipulación electoral. Según el propio régimen, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 285 alcaldías, entre ellas la estratégica Maracaibo, mientras que en Caracas la oposición logró retener sus tradicionales bastiones en Chacao, Baruta y El Hatillo.
Para la Plataforma Unitaria Democrática, principal coalición opositora, estas elecciones constituyen una nueva “farsa electoral” ejecutada por el régimen para simular pluralismo y consolidar su hegemonía política. La jornada electoral transcurrió sin participación significativa y bajo férreo control militar. Líderes opositores denunciaron que las condiciones mínimas para una competencia democrática fueron eliminadas: partidos disueltos, candidatos inhabilitados y estructuras electorales capturadas por el oficialismo.
En las redes sociales, María Corina Machado, referente de la oposición democrática, escribió: “¿Qué pasó entre el 28 de julio de 2024 y hoy? Ese día, el 70% del país votó por Edmundo González. Hoy, el 90% le dijo NO a Maduro”. Su mensaje apuntó a la abstención como forma de protesta silenciosa, pero también puso en evidencia el dilema de una oposición que no logra capitalizar políticamente ese rechazo en un contexto de cierre institucional y represión sistemática.
El domingo el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, declaró que Maduro “no es el presidente de Venezuela” y lo identificó como “el líder del Cártel de Los Soles”, una organización narcoterrorista recientemente incluida por el Departamento del Tesoro en la lista de grupos terroristas internacionales.
A un año del fraude presidencial, Maduro conserva el control absoluto de la estructura del Estado, pero cada vez más apartado de los estándares democráticos internacionales. Mientras tanto, la ciudadanía —según las cifras de abstención— parece haber respondido con un mensaje claro: rechazo a un modelo que simula elecciones, pero niega el voto como mecanismo de cambio.