Cómo la diplomacia espacial de SpaceX salió mal en las Bahamas: Un caso de tensiones geopolíticas y ambientales
Este incidente se enmarca en la ambiciosa expansión de SpaceX, impulsada por la visión de Musk de misiones a Marte a través de Starship, financiada en parte por ingresos de Starlink
Redacción con Información de Reuters
SpaceX, la compañía aeroespacial liderada por Elon Musk, enfrentó un revés significativo en sus esfuerzos por expandir sus operaciones de lanzamiento de cohetes cuando un acuerdo con el gobierno de las Bahamas para aterrizajes de boosters del Falcon 9 se suspendió temporalmente. Según un reportaje de Reuters publicado el 29 de julio de 2025, la "diplomacia de cohetes" de SpaceX, que incluyó incentivos como terminales gratuitas de Starlink para buques de defensa bahameños, generó tensiones internas en el gobierno local debido a la falta de consultas y preocupaciones ambientales tras explosiones de cohetes. El acuerdo, firmado en febrero de 2024, permitió solo un aterrizaje en abril de ese año antes de ser pausado, destacando los desafíos de la expansión global de SpaceX en medio de competencia con rivales como China y Amazon.
El contexto se remonta al año pasado (2024), cuando SpaceX negoció el trato ofreciendo no solo las terminales Starlink, sino también una donación de 1 millón de dólares a la Universidad de las Bahamas para seminarios sobre espacio e ingeniería, junto con una tarifa de 100.000 dólares por aterrizaje bajo nuevas regulaciones espaciales bahameñas. El viceministro bahameño Chester Cooper firmó el acuerdo sin consultar a varios ministros clave, lo que provocó frustraciones internas. Dos meses después del primer aterrizaje frente a la costa de Exuma, el gobierno anunció la suspensión en abril de 2024, citando la necesidad de una investigación post-lanzamiento tras la explosión en marzo de 2024 del cohete Starship de SpaceX, que lanzó escombros a islas bahameñas. Esta explosión ocurrió nueve minutos y medio después del despegue desde Texas, probablemente debido a un comando de autodestrucción por un problema en el motor, similar a un fallo en enero de 2024 que afectó a las Islas Turcas y Caicos.
Entre las partes involucradas, SpaceX destacó con figuras como el vicepresidente de Lanzamientos, Kiko Dontchev, quien participó en esfuerzos de recuperación de escombros. Por el lado bahameño, Cooper defendió el acuerdo a través de un portavoz, afirmando que "aunque no se detectaron materiales tóxicos ni impactos ambientales significativos, el incidente impulsó una reevaluación de nuestro compromiso con SpaceX". Arana Pyfrom, asistente directora del Departamento de Planificación y Protección Ambiental, expresó preocupaciones sobre la soberanía del espacio aéreo: "No tengo un fuerte disgusto por la exploración espacial, pero sí me preocupa la soberanía de mi nación. La explosión de Starship solo fortaleció la oposición". Residentes locales como Matthew Bastian, un ingeniero jubilado canadiense, testificaron el evento: "Mi reacción inicial fue 'wow, eso es genial', luego la realidad me golpeó: podría caer un gran pedazo de cohete sobre mí y hundir mi barco". Joe Darville, presidente de Save The Bays, criticó la falta de transparencia: "Algo así nunca debería haberse hecho sin consultar a la gente de las Bahamas".
Este incidente se enmarca en la ambiciosa expansión de SpaceX, impulsada por la visión de Musk de misiones a Marte a través de Starship, financiada en parte por ingresos de Starlink. La compañía ha utilizado Starlink como herramienta diplomática para avanzar en otras operaciones, pero enfrenta complejidades geopolíticas. Por ejemplo, tensiones similares surgieron con México, donde la presidenta Claudia Sheinbaum considera acciones legales contra SpaceX por contaminación relacionada con lanzamientos de Starship desde Texas, y la compañía se quejó en X de obstáculos para recuperar escombros en territorio mexicano. Además, SpaceX ha tenido roces con el presidente estadounidense Donald Trump, ilustrando desafíos en su expansión global. Los aterrizajes en las Bahamas mejorarían la eficiencia del Falcon 9, pero las trayectorias de Starship sobre el Caribe exponen riesgos a tráfico marítimo vital para el turismo bahameño, que representa una porción significativa de su economía.
Las implicaciones son amplias: la suspensión podría retrasar las operaciones de SpaceX, afectando su capacidad de carga y planes de expansión, mientras el gobierno bahameño examina el informe de impacto ambiental de la compañía y enmiendas a regulaciones de reentrada espacial. Musk espera el próximo lanzamiento de Starship en tres semanas. Este caso resalta los riesgos de la "diplomacia de cohetes" en regiones vulnerables, potencialmente estableciendo precedentes para futuras negociaciones con gobiernos extranjeros. En un panorama competitivo, donde China y Amazon avanzan en tecnología espacial, SpaceX debe equilibrar innovación con responsabilidad ambiental y diplomática. El episodio subraya cómo fallos en pruebas, como las explosiones de Starship, no solo generan preocupaciones locales, sino que también afectan la percepción global de la exploración espacial privada.