Hiperinflación: Quiebre social de los venezolanos
El director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros indicó que muchas familias han optado por vender desesperadamente sus activos para sobrevivir
Con información de La Patilla
Desde hace cuatro meses Venezuela registra hiperinflación, de acuerdo a lo señalado por el economista Luis Oliveros y reseñado por El Impulso.
Partiendo de esta inflación muy elevada en el país, es interesante conocer lo que dice otro economista sobre el tema, Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica.
El experto se refiere a lo que denomina “quiebre social”, que no es más que familias vendiendo desesperadamente sus activos para sobrevivir.
Descapitalizados lo venden todo
Indica el economista que muchas familias envueltas en esta crisis venezolana han optado por desprenderse de los electrodomésticos, línea blanca y vehículos, y en otros niveles hasta de propiedades, con el objetivo de poder sostener los gastos mensuales crecientes que están atravesando gracias a la hiperinflación que los mantiene descapitalizados.
¿Ahora la pregunta es qué sucede cuando a esas personas se les acaban esos activos, porque estos son finitos. Cómo enfrentan el problema?
De una familia que se pudiera considerar clase media pasa a ser pobre, entonces vienen las acciones desesperadas. Algunos hijos salen del país a buscar cualquier trabajo, ya es una situación de quiebre social.
La hiperinflación no es solamente un fenómeno económico, del alza de los precios, sino que también genera unas consecuencias políticas y sociales, en el caso de lo social unos quiebres muy fuertes.
Se hace de todo para sobrevivir
Los incentivos de la gente para trabajar. La gente está dispuesta hacer cualquier cosa para poder sobrevivir, y eso por supuesto es una situación de crisis de una sociedad en problemas como la que hoy estamos viendo en Venezuela.
Las personas migran a otro país y muchas veces no ejercen sus profesiones, sino que terminan aceptando la oportunidad laboral que esté a su alcance, como mesoneros en restaurantes, autolavados y cajeros de supermercados, entre otros.
Ante este panorama descrito, cada vez son más las voces que apuntan a dolarizar la economía, tanto de economistas como de políticos aspirantes a la presidencia. ¿Estás de acuerdo en que Venezuela tenga una economía dolarizada?
No creo en la dolarización. Pienso que es una medida que se está considerando por el grado de desespero que está ocurriendo en Venezuela.
Efectivamente, es una medida que de forma rápida tumbaría la inflación, pero por ser muy rígida dejaría otras consecuencias y no nos va a permitir dar el salto como país que tenemos, de pasar de una nación petrolera a una sociedad que no dependa tanto del petróleo, porque este mineral tampoco es infinito, le quedan unos 30 o 50 años en que Venezuela.
El país tiene que transformarse, porque de lo contrario va a ser mucho más rudo. Ello dependerá de la participación de todos y no solo del político de turno que esté en la presidencia.
Inflación sigue creciendo
Oliveros, al aclarar que no es dogmático, entiende que la inflación sigue avanzando, continúan creciendo las tasas cerca del 7.000%. El ritmo es muy acelerado.
En unos meses vamos a ver tasas más cercanas al 20.000% anual, que posiblemente lleven de forma rápida a la dolarización, y sobre todo por la destrucción institucional que hay en Venezuela se tome esta decisión.
Nos tocará replantearnos, o ver un poco las consecuencias de esto, la rigidez que eso nos va a dejar. Nos va a resolver el problema de la inflación, pero nos va a generar otros inconvenientes.
Sin embargo, no descarta que Venezuela entre en ese camino drástico ante la indolencia del Gobierno frente a este problema.
En recientes declaraciones, el presidente exhibió como potenciales el Plan Chamba Juvenil, la prórroga del decreto de Emergencia Económica y el billete de 100 mil bolívares para palear la falta de efectivo. Al respecto ¿Qué responde?
No veo decisiones del Gobierno que de alguna forma ataquen el problema de fondo, que resuelvan la crisis. El billete de cien (mil bolívares) es un chiste, aquí hace falta un billete de más alta denominación, no con tantos elementos de seguridad porque el riesgo de falsificación es extremadamente bajo.