Ciudadanos luchan entre la escasez, falta de efectivo y precios a dólar no oficial
Los días del venezolano transcurren entre los lamentos, las quejas y la determinación de si quedarse o irse del país en busca de algo mejor
Nohemí Rondón
Anaqueles vacíos, escasez de efectivo, falta de alimentos y el costo del transporte público son los males que aquejan a los ciudadanos que residen en la zona norte de Anzoátegui, quienes tienen que combatir todos los gastos y necesidades con un sueldo mínimo de Bs 248.510 que es absorbido por la inflación.
Ir al mercado representa un dolor de cabeza para las personas pues solo en pasaje deben invertir cinco mil bolívares si están en la zona, es decir en Puerto La Cruz parte baja. Si en cambio, residen hacia la parte alta del municipio deben cancelar 10 mil bolívares en transporte público.
El otro dilema se presenta cuando el usuario va a comprar medio kilo de pasta, pues el producto es vendido en efectivo en 70 mil bolívares y si es con punto de venta el monto sube a Bs 120 mil, cabe destacar que la mitad del sueldo mínimo es 124.255 bolívares.
El ama de casa, Martha Fernández destacó que es casi imposible comprar dos productos de la cesta básica en una quincena. “Solo a final de mes se puede adquirir tres rubros secos y medio kilo de pollo porque es cuando cancelan el bono de alimentación de 549 mil bolívares, eso sí lo pagan a tiempo”, explicó.
Indicó que la opción de ir a supermercados la descartó desde hace dos años, pues alegó que en principio las cosas estaban más caras y en la actualidad solo hay artículos de limpieza.
Para Julio Mendoza, el problema más grave es la falta de efectivo, porque “los alimentos pueden conseguirse en algunos lugares más económicos si se paga con papel moneda”, agregó.
“En un momento había dinero para comprar comida pero no había nada que comprar, ahora la cosa es que los vendedores informales tienen rubros importados, pero no hay dinero para adquirirlos”, cuestionó Mendoza.
Para el usuario, los días del venezolano transcurren entre los lamentos, las quejas, la comparación de precios, y la determinación de si quedarse o irse del país en busca de algo mejor.
“La inflación o hiperinflación no se ha podido detener. Todos los días los productos cambian de precios, cuyos costos son impuestos por el dólar no oficial que el Gobierno no reconoce, pero que las personas cancelamos en cada cosa que se compra y hasta en los impuestos que pagamos. Esto es una paradoja”, puntualizó.
Ante las adversidades que enfrentan los ciudadanos, Gladys Rodríguez ve como una salida a la crisis social la dolarización de la economía y precios reales. “Es una locura que estemos ganado en bolívares y pagando en dólares. El gobierno debe entender que en economía tienen cero experiencia y que es hora de cambiar todo el sistema”, añadió.