Vecinos de la calle Ricaurte en Barcelona, navegan en aguas negras
Habitantes del sector exigen al alcalde Guillermo Martínez a activar mecanismos para desatapar la cloaca y descongestionar el drenaje obstruido
Niurka Franco
Omar Lugo quedó atrapado en medio de una laguna de aguas negras cuando intentó transitar por la calle Ricaurte con dirección a la avenida Country Club. Uno de los cauchos de su Malibú se dañó tras caer en un hueco.
Lugo quien dijo ser Cristiano no despotricó, tampoco maldijo, pero aseveró que si los gobernantes estuvieran más pendientes de su trabajo y menos de la política, la gente estaría más ganada a apoyarlos.
Un vecino que prefirió el anonimato, afirmó que esta calle de Barcelona tradicionalmente ha sido un río de cloacas. “Más es lo que tardan en echarla a componer, que la calle en volverse a llenar de aguas putrefactas", comentó.
Los lugareños coincidieron al afirmar que la naturaleza es sabia y Dios muy benévolo al no mandar lluvia para el estado. "Si aquí lloviera como antes, estaríamos todos nadando en m...”, afirmaron.
Evencio Marcano se gana la vida como heladero y este sábado, asegura que tuvo que comprar una botella de agua mineral por más de 100 bolívares, para lavarse los pies luego de haber transitado por la referida calle. A su juicio, no se justifica que una calzada del municipio capital se encuentre en tan deplorable estado, “ni siquiera porque aquí está una institución militar hacen el mínimo esfuerzo por mejorarla”.
Una vecina del sector formuló un llamado al alcalde de Barcelona, Guillermo Martínez, para que haga algo, señalando que así como hubo recursos para celebrar el carnaval, que no era necesidad, aunque fue una buena distracción, también debe haber para reparar las cloacas obstruidas. "Cuando los carros pasan nos bañan de porquería y ya estamos pensando en comprarle botas de caucho a los niños para que puedan caminar hacia sus escuelas.
En la avenida Country Club las aguas negras forman una fuente que pone en alerta a los conductores, quienes deben reducir al máximo la velocidad para no bañar a los transeúntes y demás vehículos con aguas cloacales.
Mary Calderín dijo que estas condiciones son un caldo de cultivo para la proliferación de bacterias en un ambiente que ya está lo suficientemente enrarecido con los alertas sobre sarna, el virus zika y otras enfermedades endémicas.