“Para engañar a venezolanos, el gobierno creó su propia jerga”
Pedro Galvis, dirigente regional de Primero Justicia asegura que la revolución y el socialismo del siglo XXI son una gran mentira y que la situación del país lo certifica
Niurka Franco
Nunca como ahora había sido tan evidente el engaño de este gobierno, que en su afán por confundir a la población, decidió cambiar el nombre a todas las cosas para tratar de reducir el impacto negativo de sus políticas y acciones.
De tal manera lo expresa Pedro Galvis, dirigente regional de Primero Justicia, quien lupa en mano, analizó parte de la jerga oficialista, utilizada para menguar el impacto ante la opinión pública de sus decisiones y para hacer creer a la población que disfruta del respeto gubernamental.
Así, Galvis comenta que ante la grave crisis cambiaria que sacude al país, cuya economía se basa fundamentalmente en las importaciones, el gobierno utiliza el término ajuste cambiario para no mencionar la palabra devaluación.
“Además, renuevan constantemente el nombre al ente encargado de administrar las divisas, antes fue Cadivi y ahora es Cencoex, mientras el procedimiento de acceso a los dólares se le ha denominado de manera diferente, cupo Cadivi, sicad, luego sicad 2 y más recientemente Simadi”.
Argumenta el dirigente de la tolda aurinegra, que independientemente de cómo lo llamen, la verdad que se desprende de este juego de palabras, es la pulverización del bolívar en década y media de revolución.
Cita de manera específica la reconversión monetaria ocurrida en 2007 que implicó la eliminación de tres ceros a nuestro signo monetario, al cual denominaron Bolívar Fuerte, pero que a la postre han convertido en una de las monedas más débiles del mundo.
“Hoy un dólar en Venezuela cuesta 402 veces más que en 1999 cuando valía 0,58 (Bs 573,86) y con ello el salario de los trabajadores pasó a ser uno de los peores del continente, pues no llega a un dólar por día, mientras el costo de la vida se multiplica a la par de la inflación”.
No escaparon al análisis otros vocablos como por ejemplo “Tarjeta de abastecimiento seguro”, para no hablar de racionamiento de alimentos y otros productos; “Sistema Integral para el Acceso a los Medicamentos (Siamed)” disimulando los mecanismos de control para la adquisición de medicinas o también el “ahorro energético”, para tratar de tapar el racionamiento eléctrico, consecuencia del caos que exhibe el sector.
Subraya que a lo antes dicho, se suma todo un glosario que intenta suavizar el drama que enfrenta el ciudadano de a pie: Dignificados por damnificados; privados de libertad por reos, cuyos males han ido en ascenso, colectivos sociales para no hacer mención a sus dantescas brigadas armadas al más puro estilo totalitario, entre otros.
“No podemos dejar de lado la llamada guerra económica palabra compuesta utilizada por el gobierno y sus voceros, para responsabilizar a los empresarios de la escasez y otros males, consecuencia de años de expropiaciones, confiscaciones, controles de precios e importaciones selectivas, usando compañías de maletín rojas rojitas”.
Desde la perspectiva de Pedro Galvis, los oficialistas desarrollaron esta jerga para confundir y manipular a las masas, pero además, para adornar acciones poco o nada dignas de reconocimiento, exaltar logros y ocultar sus fracasos.
Frente al glosario revolucionario, nuestro interlocutor asegura que serían necesarias muchas notas como esta, para ilustrar la configuración de lo que dio en llamar la neolengua chavista (rememorando a George Orwel), con la que persiguen manipular y confundir a la población para escurrir las responsabilidades derivadas de las nefastas políticas del gobierno.
“La guerra económica no existe, los supuestos logros alcanzados por la revolución madurista son una gran mentira con las que mantienen engañado al pueblo ante el gran fraude al que ha sido sometido”, sentenció.