Un continente libre: Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

María Corina Machado, desde el IV Encuentro Regional del Foro Madrid en Asunción, Paraguay, alzó su voz para proclamar un propósito que abraza a todo un continente.

"Una vez que derroquemos al régimen criminal de Maduro, liberaremos a Cuba y a Nicaragua", exclamó a través de una conexión digital, desatando una ovación ensordecedora en el auditorio.

Sus palabras no fueron solo un desafío; fueron un himno, un faro que ilumina el camino de los pueblos hacia un horizonte donde la libertad no es un anhelo, sino un destino inevitable.

Venezuela ha soportado más de dos décadas de oscurantismo bajo el régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, en medio de la adversidad, María Corina emerge como un símbolo de resistencia indomable, una líder que no solo combate la tiranía, sino que sueña con un amanecer para todo el hemisferio.

"En Venezuela se forja el futuro de la democracia en el hemisferio", afirmó con convicción, encapsulando la certeza de que nuestro pueblo no lucha solo. Nuestra causa es la chispa que encenderá la libertad en Cuba, Nicaragua y más allá.

¡Qué visión tan poderosa! ¡Qué coraje tan inspirador! María Corina Machado no habló desde la resignación, sino desde la certeza de que los pueblos unidos pueden derribar los muros de la opresión.

Venezuela no es solo un país en lucha; es el corazón palpitante de un continente que se niega a rendirse, el epicentro desde donde surgirá la fuerza para desmantelar la opresión.

Cada paso que los venezolanos demos hacia la libertad resuena en las calles de La Habana, en los campos de Managua y en cada rincón donde la dignidad humana clama por justicia.

Imaginemos el día en que caiga el régimen de Maduro. Imaginemos las campanas de la libertad repicando desde Caracas hasta Santiago de Cuba, desde Managua hasta Buenos Aires.

Ese día, que María Corina vislumbra con claridad, no será solo la victoria de un pueblo, sino el renacimiento de un continente.

La libertad es un río que, una vez desatado, no conoce fronteras. Y Venezuela, con su lucha heroica, está abriendo las compuertas de ese río.

En el Foro Madrid, María Corina no solo habló; sembró la certeza de una victoria inminente y contundente.

Su mensaje fue un llamado a los libertadores, a los valientes, a quienes creen que un mundo mejor es posible.

Fue un recordatorio de que los tiranos, por más que se aferren al poder, no pueden apagar la llama de la libertad que arde en el alma de los pueblos.

Cada preso político, cada madre que marcha por sus hijos, cada joven que alza su voz en las calles es un testimonio de que la resistencia vive y la esperanza perdura.

María Corina Machado no es solo una líder; es un símbolo de lo que podemos lograr cuando nos unimos por un ideal mayor.

Su valentía nos inspira a no rendirnos, a no bajar la cabeza, a rechazar las cadenas.

Ella nos recuerda que la lucha por la democracia es también una lucha por la dignidad, por el derecho de cada persona a vivir en libertad.

En esa lucha, Venezuela no está sola: la acompañan los sueños de millones en Cuba, Nicaragua y todo el continente.

Hoy, el mensaje de María Corina Machado es un canto al futuro, una invitación a imaginar un hemisferio donde los niños crezcan sin miedo, donde las familias no se separen por el exilio, donde la justicia triunfe sobre la opresión.

Ese futuro no es una utopía; es una promesa que se forja con cada acto de coraje, con cada voz que se alza, con cada corazón que late por la libertad.

¡Levántate, América Latina! ¡Escucha el llamado de Venezuela! Sigamos el ejemplo de María Corina Machado, cuya fe en la libertad es más fuerte que cualquier represión.

Juntos, derribaremos los muros de la tiranía. Juntos, veremos el amanecer de un nuevo día. Porque en Venezuela se escribe la historia de un continente libre, y cada uno de nosotros tiene un lugar en esa epopeya.

¡Por Venezuela, por Cuba, por Nicaragua, por la libertad! ¡El futuro es nuestro, y lo conquistaremos juntos!

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