Estado de Emergencia; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

La declaración del estado de “Emergencia Económica” por parte del dictador Nicolás Maduro ha generado un nuevo capítulo en la crisis que atraviesa nuestro país, que ha sufrido las consecuencias de una prolongada corrupción, saqueo y desmantelamiento de sus instituciones.

Esta decisión no solo refleja el reconocimiento de una situación económica devastadora, sino que también plantea interrogantes sobre las verdaderas intenciones de la tiranía que regenta Maduro, junto a una serie de aprovechadores y corruptos.

Venezuela, que alguna vez fue próspera gracias a sus vastos recursos petroleros y demás riquezas, y que contaba con un recurso humano bien preparado, ha visto cómo las políticas erráticas, la corrupción endémica y el mal manejo de sus riquezas han llevado a la nación a la ruina.

En este contexto, la declaración de emergencia se presenta como una medida reactiva que intenta disimular años de irresponsabilidad administrativa y el gigantesco desfalco que han cometido.

Al reclamar esta emergencia, el régimen no solo elude la rendición de cuentas, sino que también obtiene un marco que le permite implementar medidas autoritarias, justificadas por la crisis económica.

Los efectos de esta declaración son preocupantes.

La economía venezolana se encuentra en un estado de hiperinflación, con millones de ciudadanos enfrentando escasez de alimentos y medicinas.

El llamado a la emergencia económica podría ser un pretexto para recortar derechos y libertades en un intento de mantener un control férreo sobre la población mientras evade la culpabilidad de una gestión desastrosa.

La comunidad nacional e internacional observa con recelo estas medidas.

Si bien se reconoce la crítica situación que vivimos los venezolanos, también es necesario cuestionar la inexistente voluntad de la dictadura de Maduro para hacer los cambios necesarios, que pasan, en primer lugar, por su salida del poder.

Sin un cambio real, que implique la expulsión inmediata de Maduro y sus secuaces, así como una lucha frontal contra la corrupción que ha perpetuado este ciclo de crisis, el estado de emergencia probablemente se convierta en una herramienta más para su intento de perpetuarse en el poder, en lugar de representar un verdadero camino hacia la recuperación.

En síntesis, el estado de "Emergencia Económica" en Venezuela es una respuesta ante un escenario que ha sido alimentado por años de corrupción y mala gestión.

Para los ciudadanos, sin embargo, esta medida podría ser un nuevo velo sobre problemas sistémicos que requieren atención y acción genuina.

Sin un cambio de gobierno, un cambio de sistema y la reparación de los cimientos económicos y políticos, la esperanza de un futuro próspero seguirá siendo una ilusión en un país en crisis.

Por eso, insistimos en que el único camino que nos queda es sacar del poder a Maduro y sus cómplices, e instaurar un gobierno con el liderazgo de María Corina Machado, quien tiene muy claro cómo darle un viraje completo a esta terrible situación en un relativo corto tiempo.

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