Nos quieren silenciar; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

La vida de los 5 perseguidos políticos asilados en la embajada argentina en Caracas está colgada de un delgado hilo en medio de una tormenta.

Poco tiempo después que cruzamos esas puertas, nos encontramos atrapados en una inhumana prisión y pasamos de ser asilados a encarcelados sin ningún tipo de derechos y en una situación de vida o muerte.

Aislados, sin electricidad, sin agua, con pocos alimentos y medicinas y costantemente amenazados por agentes fuertemente armados y perros amaestrados para atacar tan pronto le suelten las cadenas qué los sujetan.

La Policía de Maduro, con su enfoque implacable, ha hecho que cada día se sienta como una lucha por sobrevivir.

Todo esas violaciones a la Convencion de Viena y el derecho internacional, bajo la mirada indiferente del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela.

Ningún diplomático, ni siquiera el Nuncio Apostólico, Decano del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela, ha levantado la voz ante tan descaradas violaciones por parte de la dictadura de Maduro en defensa de los tratados que regulan los derechos de los asilados en las sedes diplomáticas.

Lo que para muchos es un simple acto de burocracia, para nosotros es una cuestión de vida o muerte.

Cada vez que escuchamos el eco de las pisadas, las sirenas en las calles o el clic de las armas de los francotiradores el corazón se nos acelera.

Sabemos que hay un objetivo detrás de sus acciones: silenciar nuestras voces, borrar nuestras historias.

En nuestra búsqueda de asilo, no solo buscamos seguridad, sino el derecho a existir sin amenazas, a vivir libres de la opresión.

La incertidumbre nos rodea, pero en momentos de desesperanza, encontramos valentía en la solidaridad.

Cada conversación, cada impresión compartida, fortalece nuestra resolución.

La embajada se ha convertido en un símbolo de resistencia.

Aquí, en este pequeño rincón de Argentina en Venezuela, ahora bajo la proteccion de Barsil, seguimos soñando con un futuro donde podamos vivir sin amenazas.

Este reto monumental nos enseña que, aunque la sombra de la represión esté a nuestro alrededor, la luz de la esperanza siempre encontrará una manera de brillar.

No dejaremos que nos liquiden, ni física ni psicológicamente.

Nuestra lucha es por la vida, por la libertad, y esa lucha sigue viva, incluso en la oscuridad.

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