El pueblo decidió no comer, NO VOTÓ; por Víctor Urbáez / @vrurbaez
El pasado 06 de diciembre más del 80 % de los venezolanos decidieron no comer, aunque lo correcto es decir: “decidieron continuar sin comer”. Con orgullo, con fuerza, con valentía, enfrentaron al régimen y a la lapidaria frase: “el que no vota, no come”, frase que golpeó como un mazo a toda Venezuela y retumbó en el mundo, por una sencilla razón, los venezolanos tienen tiempo muriéndose de hambre, lo que ha ocasionado una de las mayores emigraciones de la historia, sin estar en una guerra formalmente instalada, frase que demuestra que el hambre es por razones políticas no por bloqueo económico. La amenaza sonó hasta chistosa y al bravo pueblo no se le ocurrió otra manera de salirle al paso que no votar. La realidad es que el chantaje es viejo, viene ocurriendo desde la instalación del socialismo del siglo XXI con las cajas Clap y los bonos de la patria. Lo saben los sectores populares, los más chantajeados y los más afectados, lo saben los trabajadores de la administración pública y lo sabemos los que no aceptamos presiones políticas a cambio de comida ni de bonos patrios. Por eso es sumamente importante para los cambios políticos que el país necesita la decisión tomada con claridad y valentía el pasado 6 de diciembre: “NO VOTAR”.
A pesar de la dramática crisis económica que sufren los sectores populares, los trabajadores y en general todo el pueblo venezolano, sin importar que la decisión pone en peligro la comida subsidiada, los bonos, los puestos de trabajo, Venezuela habló. Ahora toca el compromiso político para establecer las condiciones necesarias para un Gobierno de Transición Nacional y poder convocar a unas elecciones generales que permitan el cambio constitucional y pacífico que necesitamos y establecer un sistema de gobierno que permita recuperar en el menor tiempo posible al país.
Atrás deben quedar las ambiciones grupales y particulares de los distintos sectores que hacen vida política en Venezuela, que han descendido a niveles inimaginables, incluso para quienes abrigamos o representamos las masas laborales. Para formar una gran alianza, donde podamos respetar y reconocer las posibles diferencias existentes, eliminando cualquier manipulación ideológica, y así establecer las condiciones y el rumbo que ha de tomar la nueva Venezuela.
Salir del régimen no va ser fácil, recordemos que existen denuncias sobre narcotráfico, violación de los derechos humanos, corrupción, etc., y el miedo es su fuerza, realmente su única fuerza. Miedo que se perdió al decidir NO COMER en forma masiva y contundente. Se perdió el miedo a ser torturado o asesinado, el miedo a ser encarcelado por lo que se dice o piensa y uno de los miedos más ancestrales del ser humano: el miedo a no conseguir comida.
En el oscuro pasado quedarán las frases revolucionarias rojas-rojitas donde anunciaban sus verdaderos planes, todas con un solo propósito, meter miedo y mantener a la gente en la pobreza. Todas llenas de odio y sed de venganza, que constituyen confesión de parte de las arbitrariedades que cometieron y cometen, para mantener un empobrecimiento deliberado y calculado de la población, un sometimiento del poder judicial y la destrucción de todas las empresas del país.
Estas ilegales elecciones parlamentarias, descalificadas como libres y democráticas por la mayoría de los países y contundentemente por el pueblo venezolano, a pesar de haber sido amenazado con su extinción, muerte por hambre. Solo avaladas por países sin elecciones libres, con dictaduras consolidadas y por un pequeño grupo de enchufados, alacranes y por personas que no pudieron superar el miedo a no comer. No son válidas, los diputados impuestos no representan el sentir y el querer del pueblo y no podrán ejercer sus cargos legalmente, aprobar leyes ni propiciar algún cambio en el país.
El pueblo de Venezuela a pesar del dramático dilema entre votar o no comer, simplemente decidió en forma clara, contundente y sin miedo: “SEGUIR PASANDO HAMBRE Y NO VOTAR”.
“No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo.” Epicteto de Frigia
Ing. Víctor Urbáez
Secretario General
SUTEA
@vrurbaez