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El ejemplo de Sucre; por: Pancho Aguilarte / @p_aguilarte

El ejemplo de Sucre; por: Pancho Aguilarte / @p_aguilarte

EN CONCRETO

A propósito de la realidad que vivimos en Venezuela y del afán de regodearse en las glorias de nuestros libertadores, bueno y util es repasar este suceso

Durante la capitulación de la batalla de Ayacucho, el virrey español del Perú José de la Serna, estando preso y herido, le entrega la espada (en señal de rendición) al general Antonio José de Sucre diciéndole   "Gloria al vencedor”, Sucre  la rechaza y le responde “Honor al vencido” “Que continúe en mano del valiente”. 

Luego de la capitulación, el  ejército vencedor respetó los derechos humanos del ejército vencido donde estaba el general José de Canterac, que había fusilado en Cariaco (1817) al capitán Francisco de Sucre, hermano de Antonio José. El Gran Mariscal le perdonó la vida, sin venganza, dándole un trato digno a su persona y a los demás soldados vencidos. Cada ejército se encargó de curar y cuidar a sus heridos y de enterrar a sus muertos. El  Libertador Simón Bolívar expresó: “Este tratado es digno del alma de Sucre, él será eterno como el más grande monumento de la piedad aplicado a la guerra”

Esta lección de humanidad, de grandeza espiritual propia de hombres de elevados propósitos que exhibió el joven cumanès lo coloca en el olímpo de los grandes hombres.

Ese gesto muy poco común en estos tiempos de reinado de la oscuridad quedaría como testigo que aún en los más cruento de la guerra y sus terribles huellas en el carácter de los hombres, el perdón sigue siendo la mejor lección para el vencido y el propósito más noble de los vencedores

Para los que creemos en la naturaleza espiritual del hombre, en su origen energético y en su vuelta al lugar donde pertenece, estamos convencidos que los hombres labran su propio destino o cavan su propia tumba

Mal ejemplo, el que nos dan los que con la complicidad de las fuerzas armadas nacionales han sometido a la tierra de Sucre al más miserable y ruin destino, que no han tenido una gesto, una acción que les haga parecer noble o altruista, que el odio, la vénganza y la corrupcion son sus propósitos verdaderos: Muerte, desolación, esclavitud, degradación del ser humano.

Más sin embargo el Pomponio de Miraflores ha sellado su epitafio, como en el 2012 lo hiciera el locutor de Sabaneta, cuando maldijo al pueblo hebreo, al pueblo de Dios.Ha declarado que “Cree más en la justicia de los hombres que en la Justicia de Dios”, frase que lo llevará como el otro al lugar que les corresponde según la visión que el Dante tuviera en su magistral obra “La Divina Comedia”

Esa afirmación de Maduro es la más fuerte prueba de que su final está cerca, que entregará cuentas de las muertes de Albàn, de Oscar Pérez y sus seis acompañantes, entre ellos un bebè por nacer, El Capitan Acosta Arévalo, de Pernalete y Cesar Pereira, y de cuantos murieron en su lucha por la libertad.

Puedo oler la libertad cercana, la vuelta a la Patria de tantos que escaparon del horror por preservar su vida y su familia.

Lic. en Educación, Abogado y Escritor

Especialista en Gobernabilidad

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