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Un buen torero; por Henry Cabello / @Henry_Cabello

Un buen torero; por Henry Cabello / @Henry_Cabello

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El único argumento serio que, hasta ahora, he escuchado en contra de la dolarización total del país, es que al hacerlo el gobierno perdería la potestad de maniobrar con su política monetaria a través del Banco Central. Uno se sorprende con esa afirmación porque a la luz de lo que ha venido sucediendo durante los últimos veinte años, eso sería más bien un argumento a favor de la dolarización. Obviamente, en manos de un gobierno serio, se trata de un instrumento de política económica muy importante. Pero, para eso, primero hay que tener lo que no hemos tenido en los últimos 50 años: un gobierno serio...y nada nos permite pronosticar que lo vayamos a tener en el siguiente medio siglo. Aunque no podemos perder la esperanza de que así sea.

Vamos a ver si logramos comprender mejor esta idea. Fíjese Ud., amigo lector, que he dicho "gobiernos serios" y subrayo la palabra "serios". No digo que sean socialistas o conservadores, o ningún otro calificativo similar. Simplemente porque en todas partes se cuecen habas. O sea, lo importante es que el gobernante en cuestión sea un estadista capaz de anteponer los intereses del país a sus propios intereses personales o partidistas. Un verdadero estadista no solo debe estar calificado para ejercer la primera magistratura del país, sino para comprender a profundidad el fenómeno económico. Porque de allí depende todo lo demás: salud, educación, vivienda, empleo, bienestar social y un largo etcétera.

El Estado, con la finalidad de lograr el progreso y bienestar de su pueblo, usa varias políticas económicas: Fiscal, exterior, monetaria y regulatorias o de rentas. La Fiscal decide el monto y la oportunidad de los impuestos de todo tipo. En la exterior se fija la paridad cambiaria y los incentivos a las exportaciones, así como los gravámenes a las importaciones. La monetaria se refiere, básicamente, a la cantidad de dinero que se emite por el Banco Central, respaldada (o no) por la producción nacional. Y las regulatorias o de rentas buscan lograr el más sano equilibrio financiero estableciendo medidas como el salario mínimo, por ejemplo.

Obviamente, al dolarizar la economía, ya el Estado no podría fijar la paridad cambiaria y, por ende, vería limitada su capacidad de manipular los precios de sus productos.Pero, casi como por arte de magia, desaparecería la dramática hiperinflación que hoy nos tiene arruinados a todos (excepto a los que tienen sus ingresos en divisas) y al país en su conjunto. Quienes argumentan en contra de la dolarización de la economía, creen que esta decisión le quitaría al siguiente gobierno una importante herramienta de control de la economía, tanto en la política monetaria como cambiaria. Y ese es, precisamente, mi argumento a favor de la dolarización. Porque nadie nos puede asegurar que quién venga resistirá la tentación de seguir manipulando la economía a su antojo. En todo caso, se vería obligado a moderar sus políticas fiscales, salariales y otros tipos de intervenciones.

Hasta donde sepa, países hermanos, como El Salvador, Ecuador y Panamá, que se dolarizaron hace bastante tiempo, no parecen haberse arrepentido de tal decisión. Sus economías, en cambio, sí que se han beneficiado ampliamente después de haber adoptado la moneda estadounidense de manera oficial.

Naturalmente, en el fondo subyace un tema de orgullo nacional, una especie de resistencia a subordinarse a una moneda extranjera. Pero ya estamos inmersos en un mundo globalizado y el pueblo no se alimenta ni se cura con orgullos y prejuicios. Está claro, sin embargo, que no se trata de una medida a ser tomada a la ligera. Necesita consultas y estudios, pero no tanto. En estas cosas hay que tomar el toro por los cachos. Pero, para lograrlo, hay que ser un buen torero.

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