Elecciones en Latinoamérica; por: Pedro Corzo / @PedroCorzo43
Este año varios de los países más influyentes del hemisferio se disponen para unos comicios particularmente relevantes para ellos y, en cierta medida, determinantes para el futuro del continente.
Un séptimo país, Cuba, tendrá un nuevo monarca, pero sin elecciones, tal y como ocurre en todas las autocracias, situación que se repetirá en Venezuela, sino cae antes el despotismo de Nicolás Maduro.
Costa Rica, ya vivió su primera corrida electoral 2018. El evangelista Fabricio Alvarado, ganó la primera vuelta y se alista a enfrentar a Carlos Alvarado, candidato del gobierno. Dos postulantes con propuestas muy diferentes que conviven en una de las democracias insignes del continente, gracias a que los ticos han elegido sabiamente y con prudencia sin dejarse seducir por caudillos mesiánicos que solo saben destruir.
Paraguay, Colombia, México y Brasil, naciones en los que la pluralidad política funciona con los problemas propios de cada país, decidirán su futuro político con candidatos que presentan propuestas de gobierno encontradas pero en un marco que concede garantías a la ciudadanía en la elección de la fuerza política de su preferencia, dejando al elector la tranquilidad de que concluido el periodo de gobierno volverá a estar en capacidad de optar por nuevos líderes o ratificar los salientes.
El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, ha renunciado a la reelección, algo novedoso entre los presidentes latinoamericanos. Estas serán las séptimas elecciones desde la caída del régimen del general Alfredo Stroessner, vicedecano de los dictadores del hemisferio, solo superado por Fidel Castro.
Según los analistas aunque compiten dos fuertes contendientes, el tradicional Partido Colorado y una alianza de centro izquierda que está integrada por el expresidente Fernando Lugo, no se avizora una crisis política por los resultados de los comicios, sin embargo, no faltan quienes afirman que no se puede descartar una tormenta como las que ya ha padecido el país.
Los comicios colombianos están entre los más complejos del año. La elección del sustituto de Juan Manuel Santos se realizara en un ambiente fuertemente polarizado, con actores políticos antisistema de proyección nacional enmarcados en un polémico acuerdo de Paz con las FARC, mientras la segunda fuerza subversiva el ELN, sigue impulsado el conflicto cumpliendo el proverbio, “si quieres paz, prepárate para la guerra”.
La fuerza política ganadora y el candidato que resulte triunfador, tendrán responsabilidades sin precedentes, porque el escenario político nacional exigirá medidas novedosas, muy arriesgadas, que podrían poner en riesgo la estabilidad del país con graves repercusiones en el continente.
Las elecciones de México tienen una connotación muy particular si se aprecia que el siempre candidato, Manuel Lopez Obrador viene punteando las encuestas desde hace varios meses, lo que permite apreciar la fuerte decepción de los electores mexicanos con sus funcionarios electos, un caldo de cultivo muy saludable para la victoria de propuestas populistas que después de la victoria, procuran perpetuarse en el poder violentado los derechos ciudadanos en todas sus categoría.
Las votaciones se efectuaran en un ambiente complejo, porque México esta inmersos en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, más el proyecto del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera entre EEUU y el país azteca.
Según analistas los comicios brasileños están muy enmarañados por las acusaciones de corrupción generalizada en la que esta supuestamente implicada la mayoría de la clase política, incluido el candidato con más opciones el expresidente Luis Inacio Lula da Silva, condenado a prisión por hechos de corrupción.
La situación del electorado brasileño, especialmente desalentadora, en cierta medida se repite en todo el continente. No faltan electores que apoyan candidatos con pésimos antecedentes morales y políticos, individuos enceguecidos por propuestas irracionales que han colocado al convicto de Lula en la primera línea de las encuestas, una situación que se repite en otros países.
Es imposible predecir quienes serán los elegidos y cuáles de ellos cumplirán sus promesas y respetaran cabalmente los fundamentos institucionales de cada país, sin embargo, el elector debe ejercer su derecho en base a la conducta y probidad del candidato. Se debe elegir con responsabilidad no solo por la simpatía y promesas del aspirante.