¿Gavilán o avestruz?; por: María Alejandra Malaver / @malemalaver
Sí, los venezolanos tenemos que decidir si somos gavilanes o avestruces.
Si somos capaces de alzar el vuelo y tomar lo que es nuestro: La Libertad, o si esconderemos nuestras cabezas debajo de la tierra.
Surcaremos libres los cielos o nos quedaremos presos en la tierra y huyendo de todo aquello que nos asuste.
¿Qué nos harán trampa? Este era el mismo riesgo que corrimos en las elecciones parlamentarias del 2015, y ¿cuál fue el resultado? Ganamos.
Me tienen que reconocer, aquellos que propugnan la abstención, si no fue sabroso oír decirle a Tibisay Lucena que las 2/3 partes de la Asamblea Nacional estaban constituidas por los diputados de la Unidad.
¡Claro que ellos querían escamotear los resultados! Y no lo hicieron porque la diferencia de votos fue descomunal y porque teníamos testigos de mesa en todos los centros electorales, les fue imposible hacer de las suyas.
¿Por qué realizaron el megafraude del 30 de julio? Fácil, ellos jugaron solos. Nosotros no participamos en la constituyente y ellos pudieron inventar su fantástica, falsa y faraónica cifra de los 8 millones de votos.
Diferencias, el 6 de diciembre del 2015 participamos masiva y organizadamente y el régimen se tuvo que tragar aquellas palabras de “ganar como sea”, el 30 de julio hicieron lo que les dio la gana porque nosotros no acudimos a aquella farsa.
Entonces, revivamos el espíritu del gavilán, asumamos el reto de octubre y hagamos que Tibisay Lucena se vuelva a morder la lengua teniendo que admitir que los demócratas somos la mayoría del país.
No es lo mismo luchar con 20 gobernadores demócratas a hacerlo con 23 estados en manos de los cómplices de Nicolás Maduro; no es lo mismo arrebatarles democráticamente las regionales, a que ellos las retengan e incluso nos quiten las que actualmente poseemos.
A mis queridos vecinos de Lechería, les digo: si el día de mañana vienen las elecciones municipales ¿optaremos por la abstención?, ¿le entregaríamos al oficialismo nuestro municipio? ¡Claro que no! Entonces, ¿por qué le vamos a darle el gusto con la gobernación?
La política de la no participación puede ser vista como el avestruz, mientras que asumir el reto electoral es como ese gavilán que asume los riesgos y se lanza por lo que cree de él.
La libertad es nuestra, la mayoría del pueblo nos apoya, por ende, tenemos que ser el gavilán y dejar a un lado el síndrome del avestruz.
¿Qué meterán presos a los gobernadores demócratas? Esto solo indica que aquellos que asuman el desafío de ser candidatos están siendo valientes y corajudos, ¿por qué no acompañarlos?
Y hablemos claro, las elecciones tampoco es el fin de la calle, sino que ésta sigue con más bríos, con más garras y volando aún más alto que los gavilanes.
Así de simple.