Maduro y su régimen nos declararon la guerra: ¡Es hora de actuar!
Nos arrebataron toda posibilidad de vivir con dignidad y si no lo asumimos, prevalecerán quienes plantean que nuestra única opción es claudicar
Redacción
(Caracas. 16/12/2020) A través de un comunicado, Vente Venezuela rechazó este jueves los hechos recientes en las costas de Sucre, donde aparecieron los cuerpos de 23 venezolanos que naufragaron tras ser deportados desde Trinidad y Tobago. El partido de la libertad aseguró que "Nicolás Maduro y su régimen nos declararon la guerra y nos quieren aniquilar", por lo que insistieron en que es "hora de actuar".
A continuación, el texto íntegro del comunicado:
Maduro y su régimen nos declararon la guerra: ¡Es hora de actuar!
Flotando. Así llegaron a las costas de Güiria, en el estado Sucre, los cuerpos de 23 venezolanos, varios de ellos niños, deportados de Trinidad y Tobago luego de un naufragio mortal. Las imágenes no tienen descripción, son imborrables, pero ilustran un país que se desangra por sus fronteras diariamente.
¿Quién los ahogó? ¿Quién responde por los más de 100 venezolanos que han naufragado y muerto desde 2018 en situaciones similares? Unos salieron por Falcón, otros por Sucre y otros por Delta Amacuro, pero todos -unos 500 al día según estimaciones- buscaban salvación.
El asesino no es sólo quien los expulsa de sus tierras sin contemplaciones, como hoy lo hace el Gobierno de Trinidad y Tobago, sino quien los obligó a partir e incluso considerar la idea de abandonar su propio país. Nicolás Maduro y su régimen nos declararon la guerra y nos quieren aniquilar, mientras consolidan un conglomerado criminal que también tiene en la mira a Colombia, Chile, Perú y a otros países de la región.
Nos arrebataron toda posibilidad de vivir con dignidad y si no lo asumimos, prevalecerán quienes plantean que nuestra única opción es claudicar. Por eso, hoy insistimos en que no podemos solos y que lo que se configura hoy en Venezuela es una situación de conflicto a la que el mundo ya ha llegado otras veces tarde.
Es este dolor y drama permanentes lo que nos mueve a pedir ayuda, sabiendo que los tiempos diplomáticos no son los mismos de nuestra urgencia diaria, esa que vimos expresada en esas fotos y videos que jamás vamos a olvidar. Pero la comunidad internacional sabe que en sus espaldas recae detener con acciones claras y concretas el asesinato de decenas de familias venezolanas.
Valoramos cada informe que ha documentado horrores como la violación sistemática de los DDHH, persecución, tortura, tratos crueles e inhumanos, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales e incluso la migración forzada, como los publicados por Naciones Unidas y el más reciente de la Corte Penal Internacional; sin embargo, también creemos que este daño irreversible merece más que notas y declaraciones al margen de la solidaridad.
Es una OBLIGACIÓN de las naciones democráticas del mundo cumplir con su responsabilidad de proteger y asumir que es HORA DE ACTUAR, entendiendo que la única medida efectiva contra esta tragedia diaria será desalojar de inmediato al patrocinador y responsable de todas esas mafias, que es el régimen criminal venezolano.
Para lograrlo, hemos propuesto la conformación de una gran Operación para la Paz y Estabilización (OPE), que tiene variantes como esos elementos de presión que han surgido de Naciones Unidas a través de robustos informes, así como la aprobación de nuevas sanciones contra funcionarios del régimen y otras medidas que sí son efectivas en el desmontaje del crimen organizado desde el propio Estado.
¿Hay alguna opción distinta a una amenaza real y eminente? ¿Qué pasó con el planteamiento del cese de usurpación? ¿Puede en este contexto plantearse una elección con Maduro en el poder? ¿Lo vamos a aceptar? Esas son las preguntas que todos debemos hacernos frente a una situación que no es nueva.
Desde enero de 2018 hasta este 12 de diciembre, son más de 100 los venezolanos que han naufragado y muerto en diferentes escapes fallidos: cuatro y luego 30 intentaron sin éxito llegar a Curazao, otra decena falleció cuando su lancha se hundió rumbo a Aruba y decenas han desaparecido camino a Trinidad y Tobago, y esto es solo lo que se conoce.
Muchos de esos venezolanos también fueron víctimas de una red criminal que opera en las costas venezolanas bajo la anuencia de la tiranía que mantiene secuestrado el poder en nuestro país. Tampoco ha valido la condición de refugiados de nuestros connacionales; se violan diariamente todos los tratados internacionales que nos amparan y que deben alertar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Todos tienen nombre, familia y un país a cuestas que los llora, y a ese país le hablamos: aquí nadie se rinde, somos una sociedad unida que no duda, ni consulta; que asume su responsabilidad como ciudadanos de una nación que se nos desvanece, y es nuestra obligación configurar esa masa crítica que se deslastra de las mafias, corruptos, infiltrados y convivientes gracias a los cuales hoy entendemos por qué no hemos logrado una resolución a nuestra situación.
Apelamos a la fuerza de Occidente y a la garantía de que en esos valores nos reconocemos quienes defendemos la libertad, cueste lo que cueste. “Venezuela no es Cuba”, decían; y hoy otros también repiten que no son Venezuela.
Caracas, 17 de diciembre de 2020.