Crisis venezolana da impulso a las ventas de garaje
Cada día son más frecuentes los puestos de venta de ropa y calzado de segunda mano, la población se rebusca para elevar su ingreso. Vendedores afirman que no hay bolsillo que aguante el alto costo de la vida
Niurka Franco
La crisis presente en Venezuela ha dado impulso a las más variadas formas de rebuscarse un ingreso extra, esa es la principal razón por la que en los últimos meses se observan tantas ventas de garaje exhibiendo ropa y calzado de segunda mano que son ofrecidos a precios accesibles.
“Comencé vendiendo todo cuanto me sobraba, porque no tenía espacio en mi habitación, pero ahora lo hago porque necesito dinero para poder irme del país y la única manera de reunirlo, es vendiendo algunas cosas que además no podré llevarme, expuso Dayana González, una joven profesional habitante de Lechería.
Tengo ya un mes dedicada a las ventas y me ha ido bien, la gente se lleva cosas de segunda mano pero en buen estado, como monos deportivos, jeans y blusas que nuevas pueden llegar a costar entre 12 y 15 mil bolívares, sin embargo, yo las he vendido en 5 y 6 mil bolívares.
Arelis González hace lo propio en Barcelona y según comenta, optó por la venta de ropa usada para poder subsistir. “Este es ahora mi trabajo, porque estudio en la Universidad y no tengo quien me ayude, las ventas me han sacado de apuros, pero no es un ingreso fijo, hay días en los que se vende y otros en los que no saco ni medio”, refiere.
Además de las ventas de Garaje, existen espacios dedicados a la oferta de “cachivaches” o mercado de los corotos, donde se exhibe todo tipo de mercancía adaptados a los distintos gustos y presupuestos.
“Antes quienes frecuentaban estas ventas eran personas del pueblo que se veían de bajos recursos, pero ahorita tanto quienes venden como los compradores son personas de clase media, trabajadores y profesionales que intentan rendir su ingreso ante la crisis, ya sabemos que ahorita todos estamos igualaditos hacia abajo, sostuvo Rosa Brito, quien asevera que los fines de semana y de mes, la gente colma estos lugares en busca de un “resuelve” y casi siempre lo encuentran, mientras los vendedores difícilmente regresan a sus casas con las manos vacías, de manera que todos ganan.