Populismo en Latinoamérica: ni efectivo ni sostenible
Casi un tercio de los latinoamericanos son pobres y uno de cada cinco vive incluso en pobreza crónica. Modelos populistas no ayudan a superar la pobreza, sino que consolidan un status quo de desigualdad
Los Modelos populistas no ayudan a superar la pobreza, sino que consolidan la desigualdad | Foto: archivo
Casi un tercio de los latinoamericanos son pobres y uno de cada cinco vive incluso en pobreza crónica. Modelos populistas no ayudan a superar la pobreza, sino que consolidan un status quo de desigualdad
Con información de Deutsche Welle
Un amplio análisis realizado por Deutshe Welle en español, da cuenta de cómo el populismo en Latinoamérica ha contribuido a acrecentar las desigualdades de las personas en la región.
Casi un tercio de los latinoamericanos son pobres y uno de cada cinco vive incluso en pobreza crónica. Modelos populistas no ayudan a superar la pobreza, sino que consolidan un status quo de desigualdad.
La reducción de la pobreza en la región se estancó en los últimos tres años por la desaceleración económica consecuencia de la caída de las exportaciones. Según la CEPAL, el 28 por ciento de los latinoamericanos son hoy pobres (167 millones), de los cuales 71 millones viven en extrema pobreza. En uno de cada cinco casos, la pobreza es crónica, según datos del Banco Mundial. Para OXFAM, unos 200 millones de personas que habían salido de la pobrezaestán hoy incluso en riesgo de volver a ella.
Entre los más afectados por la pobreza, según CEPAL, se cuenta un país cuyo Gobierno se ufana de sus “logros sociales”: Venezuela, donde la pobreza aumentó de 25,4 por ciento al 32,1 por ciento entre 2012 y 2013. En la Argentina, otro país que apuesta por un modelo “nacional y popular”, la pobreza es hoy del 27,5 por ciento, según cifras de la Universidad Católica (UCA).
Funciona solo a corto plazo
¿Hasta qué punto son efectivos y sostenibles los modelos redistributivos populistas? “No son efectivos ni sostenibles. Fueron financiados por el boom de las commodities y con déficits presupuestarios. Se aumentaron los gastos sociales y las subvenciones en salud, alimentos, medicamentos y combustibles, pero se descuidaron necesarias inversiones en infraestructura, educación e innovación tecnológica”, dice el Dr. Ralph Rotte, profesor de Politología y Economía en la Universidad RWTH, de Aquisgrán. Y agrega: “Ese tipo de política redistributiva funciona solo a corto plazo y con altos precios de las materias primas y las commodities”.
A pesar de altas tasas de crecimiento en la época de auge, la financiación de los presupuestos con déficit llevó a una inflación desmesurada. Eso, unido a un creciente dirigismo estatal, una gran burocracia y a menudo irrespeto al Estado de derecho, tuvo nefastas consecuencias: “Ese conjunto de factores provocó fuga de capitales, ahuyentó a potenciales inversionistas y sembró desconfianza en los mercados financieros respecto a esas economías”, agrega Rotte.
Las alternativas existen
Si el modelo populista-asistencialista no funciona, ¿cuál es la alternativa? “Alternativas existen: una política económica y social que apueste por inversiones, la iniciativa privada, la competitividad y una paulatina apertura hacia el exterior. Prioritarias son más inversiones del Estado en infraestructura y educación, la creación de incentivos para inversionistas nacionales y extranjeros que ayuden a modernizar y diversificar la economía y una mayor integración económica, tanto a nivel regional como global”, dice Rotte. En investigaciones económicas empíricas se ha demostrado que una política económica de ese tipo puede ir asociada además con redistribución, mayores impuestos a los ricos y transferencias a las pobres, lo que lleva a un mayor consumo, más demanda, más crecimiento y empleo.
Pero para los regímenes populistas, eso supone un doble dilema: “Los resultados de esas políticas no se ven a corto, sino más bien a largo plazo y estas exigen un retirada parcial del Estado, una política económica y un Estado de derecho confiables y una verdadera democracia”. Ninguno de esos puntos parece compatible con el 'Socialismo del siglo XXI' ni con el peronismo a la Kircher”, resalta Rotte.
Profundización de la desigualdad
Por otra parte, llama la atención que modelos populistas y asistencialistas fomentan el clientelismo y el nepotismo, como en Venezuela y la corrupción, como en Brasil. Para Rotte, no es nada inusual: “El asistencialismo está concebido como instrumento del clientelismo, para atar a parte de la población al Gobierno y asegurar mayorías populistas. Por eso no pueden separarse. Por otro lado, el modelo parte de una creciente influencia del Estado y de un rechazo ideológico de los mecanismos de adjudicación de recursos a través del mercado. Eso lleva a un aumento de la burocracia y con ello del nepotismo y la corrupción”.
La falta de sostenibilidad de los modelos asistencialistas conduce además a que estos no solo fallen en combatir la pobreza, sino que provoquen todo lo contrario. “En caso de una crisis, los ajustes necesarios, por ejemplo en caso de una bancarrota estatal, golpean sobre todo a los más pobres. El ingreso y el patrimonio retornan a la desigualdad inicial e incluso la profundizan, en vista de que la educación y la cualificación, debido a las omisiones del sistema, fueron desatendidas”, concluye Rotte.
Gloria Álvarez pasó por Venezuela, el sostén populista con posible final violento
La politóloga guatemalteca observa que en Venezuela, como en otros países populistas, la multiplicación de la pobreza evita la rebelión contra el sistema
Foto: SP
La politóloga guatemalteca observa que en Venezuela, como en otros países populistas, la multiplicación de la pobreza evita la rebelión contra el sistema
Salvador Passalacqua
@spassalacqua
Al salir del aeropuerto, una Gloria Álvarez ataviada de rojo comienza a ser observada de cerca desde una camioneta sin placas. Su padre la despidió en Guatemala con orgullo y miedo por arriesgarse a vivir en carne el régimen que acusa en su antipopulismo viral. Hay de qué preocuparse. Los anfitriones en la segunda ciudad más peligrosa del planeta lo explican como la rutinaria vigilancia a disidentes que ocupa al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). La están siguiendo.
Los ojos de Hugo Chávez aparecen ineluctables en la vía pública. Un recorrido veloz permite a la politóloga asentir sobre la manifestación del populismo en los espacios de Caracas: hay vestigios de culto a la personalidad y vida infrahumana en edificios invadidos. En Caracas halla también la decadencia de Buenos Aires, la hermandad con la recesión económica argentina. Pero nada de esto hace a Venezuela el país más populista de Latinoamérica.
"No hay un país más populista que otro: todos siguen los dictados del Foro de Sao Paolo", deplora en un breve encuentro con la prensa, antes de presentar la conferencia República versus Populismo: Hacia la regeneración de la democracia en América Latina, organizada por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice). Venezuela sigue literalmente su Manual del populismo, apunta, pues hay división social con odio, una Asamblea Nacional con "escribanos del presidente", cooptación del Poder Judicial, Constitución reformada para eternizarse, ataques a la propiedad privada y a la libertad de expresión.
Álvarez concibe al gobierno venezolano como un sostén de los sistemas populistas en la región, al observar que "de Venezuela han salido recursos para apoyar la agenda en otros países". Sistemas en los que "la multiplicación de la pobreza material e intelectual evita la rebelión" y "no queda espacio para vivir como un ser humano en dignidad". En populismo (o socialismo, como reza la propaganda), los individuos viven entrampados en adquirir escasos alimentos y productos básicos, sin tiempo para lectura, estudio, solaz ni reclamo.
La misma cura para el mismo cáncer
Foto: SP
La voz contestataria de la emisora Libertópolis advierte que un brote de violencia puede suponer el desplome del populismo en Venezuela. Con el fin de la bonanza petrolera, las promesas rotas harían emerger un malestar corrosivo para el régimen inaugurado por Chávez y continuado por Nicolás Maduro. “En otros países se imaginan que solo el venezolano sufre e ignoran que a todos nos someten con la misma agenda. Si sufrimos el mismo cáncer, necesitamos la misma cura”, manifiesta.
Y la panacea viene a ser el “empoderamiento individual a través de la tecnología”. Lo reafirma tanto como puede: “El internet va a llegar de manera absoluta a todo el mundo y permeará en las sociedades latinoamericanas”. De hecho, Álvarez dedica los últimos minutos de su conferencia a recordar palabras de Jason Silva, el presentador venezolano de National Geographic: “La gente se quedaría loca con la velocidad en que Venezuela se puede recuperar gracias a las tecnologías exponenciales”.
En los nuevos escenarios debe ocurrir el debate de ideas que debilite al populismo, por individuos con una definición ideológica basada en la lectura crítica, la reflexión y el cuestionamiento de las cosas, expone. “Es legítimo que los jóvenes salgan a la calle. El problema es que lo hacen para exigir soluciones al gobierno. Hay dispersión y normalmente no se tienen soluciones propias. Tienen que leer y cuestionarse". Llama a oposiciones como la venezolana a “encontrar la República como objetivo”, en lugar de sumergirse en otros mares de populismo.
El “gen antipopulista” de Gloria Álvarez
El fenotipo favorable de Gloria Álvarez resulta de su ascendencia húngara y cubana. De ahí también el “gen antipopulista” que mostró al mundo entero en su discurso ante el Parlamento Iberoamericano de la Juventud en 2014. El video viral impelió la defensa de la República (vida, propiedad, libertad) que promovía desde el Movimiento Cívico Nacional de Guatemala. La ha trasladado hasta ahora a Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Bolivia.
En Venezuela, presentó “#RepvsPop” entre el jueves y el sábado, con amarguras como la interrupción de un oficialista agitado en un auditorio de la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero con deleites como terminar el primer día “en un Ágora, filosofando como los antiguos griegos”, invitada a intervenir en el Festival de la Lectura de Chacao en la plaza Altamira.
Gloria Álvarez habla de populismo y República ad honorem. Su ambición confesa es lograr un Foro de Sao Paolo a la inversa. Si otra aspiración asoma es la de una carrera política transparente. Glosa, como pasando una página en el aire con la mano izquierda, que "los políticos no saben que la corrupción de hoy, es la violencia y la pobreza del mañana". Bogotá espera la próxima parada de la asumida libertaria convertida en fenómeno.
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Foto: Cortesía
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Redacción.
La politóloga guatemalteca Gloria Álvarez, quien se transformó en un ícono contra el populismo por un discurso viral, difundió un corto video didáctico con un decálogo para reconocer este sistema.
Álvarez publicó el video desde Chile, en la tercera parada de su gira por Latinoamérica, donde presentó su conferencia "República versus populismo" el pasado 28 de abril.
Su anunciada presencia Venezuela genera expectativa. Álvarez visitará Caracas el próximo 7 de mayo, con el apoyo de Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice).