En el carbonífero, los insectos gigantes dominaban la Tierra
Durante el reinado de las libélulas gigantes depredadoras que alcanzaban una colosal envergadura de hasta 70 centímetros
Con información de sobrecuriosidades.com
Hubo un tiempo en la Tierra en que pululaban a sus anchas enormes arañas, escorpiones y todo tipo de insectos de tamaño colosal, es el llamado Periodo Carbonífero. El Carbonífero comenzó tras terminar el paleozoico, hace unos 359 millones de años aproximadamente, y finalizó hace unos 299 millones de años, y su nombre proviene de las grandes reservas subterráneas de carbón que se formaron durante este periodo. Las mayores reservas de carbón de esta época se encuentran en Europa, Asia y América del Norte, por encontrarse orientadas sobre el trópico y desarrollar una mayor vegetación que otras zonas del planeta gracias a su clima favorable.
Pero quizá lo más sorprendente de este periodo de enorme prosperidad para las plantas (vasculares) es que nuestro planeta alcanzó su mayor cantidad de oxígeno atmosférico (aproximadamente de un 35%, en contraste con el 21% actual), lo cual tuvo como consecuencia que los insectos desarrollasen un tamaño inusitado. Desde libélulas de de 75 centímetros de envergadura de alas hasta miriópodos de metro y medio de largo, los insectos del Carbonífero son los mas grandes que han existido jamás. La posterior bajada de los niveles de oxígeno (hace 250 millones de años) trajo consigo una de las mayores extinciones en masa de nuestro mundo.
Por supuesto no todo eran insectos gigantes durante aquella época, y muchos de ellos hallados en los registros fósiles son de un tamaño muy parecido al que tienen hoy en día, y lógicamente los fósiles de mayor tamaño son más fáciles de encontrar que los pequeños, algo que favorecería la aparición sólo de los mayores especímenes en detrimento de los más pequeños. Aunque existen varias teorías sobre por qué los insectos evolucionaron hasta tener tal tamaño las dos principales son el oxígeno y la falta de depredadores.
Los insectos no poseen pulmones como los nuestros para respirar y procesar el oxígeno, sino que éste entra en sus cuerpos a través de los llamados espiráculos (una suerte de agujeros de entrada) y desde ahí se distribuye por diminutos conductos por el resto del cuerpo, lo que se conoce como “difusión pasiva”. En la actualidad estos conductos respiratorios están adaptados en base al nivel de oxígeno en la atmósfera, y cualquier insecto que desarrolle unos conductos mayores no podrá conseguir más oxígeno que el disponible en la atmósfera, por el contrario durante el Carbonífero los insectos aun disponiendo de unos espiráculos pequeños podían disponer de una mayor cantidad de oxígeno.
Según se ha demostrado en un reciente experimento, un grupo de moscas criadas en un entorno con un 20% más de oxígeno que el actual ha demostrado que el tamaño de sus cuerpos aumenta pasadas las primeras 5 generaciones.