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“Tendemos a la autoflagelación con la corrupción”

“Tendemos a la autoflagelación con la corrupción”

Foto: Alexis Castillo

Foto: Alexis Castillo

El poeta y filósofo, Josu Landa, aboga por una formación ética que fortalezca al ser humano. Docente de amplia trayectoria en la UNAM (México) destaca el valor de la educación y la prevención en el combate contra los hechos ilícitos

Alexis Castillo / Puerto La Cruz

Josu Landa (Caracas,1953) prefiere la acción de una filosofía que difiera de la simple especulación, es más tajante al explicar  conceptos abstractos con ideas que se prueban y se conectan con la realidad vivida.

Es su forma de comprender el mundo y hacer que muchos puedan distinguir con mayor claridad el significado de los hechos que suelen ser pregonados como una verdad irrefutable. Poeta y filósofo, es un transeúnte constante entre su Venezuela natal y México, una patria adoptiva en la que lleva más de 30 años ejerciendo la docencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Abierta de México (UNAM).

Es un autor reflexivo y prolífico con títulos como Poética (2002), Tanteos (2009) y Canon City (2010), entre otras obras que le han valido premios y reconocimiento.

Landa visitó el estado Anzoátegui como orador del Foro “Corrupción, mil caras, mil demonios”, un evento organizado por la Cámara Municipal de Sotillo. 

—Siempre que vengo a Venezuela es una oportunidad para hablar sobre la realidad política y social del país. En México cumplo más con actividades relacionadas con mi rol como docente”, expresa e igual apunta que lleva más de un año impulsado un seminario sobre ética y política en suelo criollo. 

—Estoy muy contento con eso. Dictamos charlas y conferencias, todo a raíz de la publicación por el Fondo del Caribe de mi libro Éticas de Crisis: Cinismo, epicureísmo, estoicismo

Afirma que trata de llevar la filosofía a la calle, conectar vida con filosofía y de allí una charla  sobre la seguridad y el miedo, otro sobre el tema y análisis sobre la ética de la abundancia, lo mismo que política con ética y corrupción, entre otros. 

La corrupción

Landa señala que hablar este último tema es parte de un programa de formación dirigido a personas que tienen  responsabilidades de servicio público. “Creemos un grupo de personas en Anzoátegui que debemos hacer un esfuerzo muy grande en esa dirección. No tenemos poder, sino una presencia significativa  y somos consecuentes con la idea en cuanto a que lo ético es fundamental. Al margen de consideraciones ideológicas y políticas porque hay una serie de personajes que tienen inclinaciones y tendencias de carácter ideológico y político, pero nos une en el plano de avanzar en un plan de formación”. 

En su criterio la corrupción requiere mayor reflexión, porque se habla con mucha irresponsabilidad, desconocimiento e ignorancia sobre este asunto.

—Es un tema complejo, requiere reflexión desde distintas aristas y consideraciones muy amplias y diversas. Landa está claro que es un tema que genera inquietud y molestia. “Hay que apreciarlo en su universalidad, la condición histórica,  la diversidad de actitudes frente a este hecho y que tiene obviamente relación con el poder. Quien ejerce el poder considera ciertos actos como punibles, corruptos y demás, o con cierta normalidad”, dice.

—¿Qué factores están en juego en la corrupción?

— La historia  cuenta, otro que se trata de un factor humano. La corrupción existe porque los seres humanos somos corruptibles, por supuesto también existe la posibilidad de corrección e incluso de la superación y negación de esta tendencia.

Es falso por ejemplo el lema que reza que el poder corrompe en sí mismo, eso se reproduce alegremente. Considero que es falso, porque el poder corrompe a quien está muy abierto a la corrupción, pues hay casos de personas tremendamente probas y honestas a quienes le ponen las tentaciones que sea y salen bien parados.

Hemos hecho en esta vertiente personal y hemos planteado la necesidad de profundizar la educación y la ética para evitar la ignorancia por un lado y la  falta de compromiso, identidad comunitaria, falta de sentido ético y legal, cosas de este tipo. Pero, por otro lado están los factores estructurales como es el hecho de que el capitalismo, más en su versión extrema como la neoliberal globalista, genera condiciones para que se fomente la corrupción.

—Suele pensarse que es un problema que sólo atañe a la clase política ¿Es así?

—La corrupción no está lejos como solemos pensar, tampoco es que esté reservada a los políticos u otros funcionarios que tienen responsabilidad pública, por el contrario, la corrupción empieza por nuestras acciones como el llegar tarde al trabajo sin justificación alguna, quien se lleva unas hojas de papel de la oficina porque quiere hacer la tarea de su hijo, o unas grapas porque sencillamente están allí y las necesito cuando son un bien público. Es una micro corrupción en la que probablemente hemos participado todos por falta de conciencia, hay que verlo y atacarlo con una formación ética muy sólida.

Tampoco podemos dejar de lado que el sector privado son grandes corruptores y en la historia de este país, la corrupción ha sido nada menos que un factor económico-estructural. 

—Solemos interpretar y generalizar al decir que todos los políticos y empresarios son corruptos. 

—No es cierto. Otro error es asumir que  la percepción que tenemos es que hay mucha corrupción. Eso no tiene ningún criterio, es una posición caprichosa, subjetiva, porque no tiene fundamentos en bases empíricas. ¿Quién mide los alcances de los actos de corrupción? ¿Qué clase de actos? ¿Cuántos? ¿Qué daños le hacen esos actos a la sociedad? ¿Quién tiene esa investigación? No conozco ninguna. 

Obviamente los corruptos esconden sus actos, no somos tontos, pero justamente porque la corrupción es muy difícil de investigar, es muy difícil impulsar procesos para comprender los alcances empíricos del fenómeno, lo cierto es que no podemos hacer algún juicio. Estoy de acuerdo en que se realicen serias investigaciones los actos de corrupción y se aplique la ley de arriba hacia abajo, porque de lo contrario no sería posible enfrentar este flagelo.

—¿Eso limita nuestra comprensión de este fenómeno?

—Es muy fácil la generalización y es un error. En el caso venezolano tendemos a la autoflagelación con la corrupción, una especie de narcisismo a la inversa. El narcisismo es la alabanza a las virtudes propias, pero la inversa la reflejamos considerándonos el peor país del mundo, quienes juzgan de este modo cómo saben las referencias de comparación con otros países. Muy alegremente eso se convierte en arma político, eso no ayuda a educar a la gente y enfrentar. 

Otro vicio teórico es perder la perspectiva de totalidad. Como a mí me ocurrió un acto de corrupción, de allí extrapolo y afirmo que estamos en un país más corrupto del mundo. Eso debemos considerarlo por la salud pública de este país.

—¿ De qué manera entonces debe ser enfrentada la corrupción?

—Para que haya una investigación seria de la corrupción debe haber mecanismos de transparencia en la administración, en la toma de decisiones y el uso de los medios y recursos en la práctica de esas decisiones. Crítica y autocrítica en las instancias públicas, que la comunidad esté implicada a todos los niveles y pueda ejercer el control social. 

—El marco legal venezolano contempla severas sanciones

—Aquí hay leyes contra la corrupción, tienen aspectos muy  importantes, pero hay aspectos como el de la prevención que podrían ser reconsiderados porque la reducen al plano de presentar declaraciones juradas de los funcionarios públicos. Me parece que debe ir más allá, debe ir a la educación, al fomento de la conciencia de lo que es un bien público, de la identidad de las personas con su comunidad, superar la enajenación que podría existir en ese aspecto. Si hay leyes, instancias y procedimientos, sólo hay que aplicar y asumirlos con responsabilidad.

— Me viene a la mente el dicho popular que reza: El que hace la Ley, hace la trampa 

—No quiere decir que porque sea un dicho popular es cierto. No creo que sea bueno hacer de la corrupción pasto de intereses políticos, eso acaba con el combate de la corrupción No ayuda en nada concentrando la corrupción en un sector, que no podemos negar que tenga su responsabilidad. No niego que algunos son muy malos políticos sin distinción de toldas y colores, pero hay alguien que engrasa la mano de la gente.

—¿La impunidad alienta la corrupción?

—No toda la Ley implica la trampa. Si hay impunidad no hay autoridad moral y si no hay moral, no hay nada. No es cierto que en Venezuela no se toman medidas. Aquí se tomaron medidas contra los banqueros corruptos. En México, por ejemplo, el pueblo sigue pagando un rescate multimillonario por lo que aquí hicieron banqueros corruptos. No quiero aparecer defensor de alguna instancia, pero pienso que el propio aparato judicial tiene fallas. Hay un problema fuerte de operatividad de la justicia, porque no se puede aplicar con ligereza, y se convierte en la idea de que hay impunidad. Hay que saber hasta dónde llega esto.

—¿Qué tiene que ver la ética en todo esto?

—La ética nos ayuda a una vida mejor en este mundo, en la medida que nos impulsa a conocernos mejor a nosotros mismos. Nos ayuda a la reflexión, a una vida interior que nos llena y nos consolida como humanos, nos ayuda a una relación mejor con los demás, a superar una tendencia arraigada a la afirmación de uno mismo que no es más que el egoísmo. 

—¿Es una reflexión inserta en su libro “Éticas de Crisis: Cinismo,epicureísmo y estoicismo?

—Es un libro que hice en ciudad Juárez, antes ocupada por el crimen organizado y la policía. Los capítulos de este libro eran los textos que presentaba a los participantes del seminario. Por fortuna en el estado Anzoátegui les interesó al Fondo Editorial del Caribe y la publicó en una edición generosa.

La idea es hacerle ver a la gente que los problemas que estamos enfrentando con toda su crudeza no son una novedad humana, sino que siempre los ha tenido. No estaría mal entablar un diálogo con estas escuelas que proponen soluciones filosóficas como el cinismo, epicureísmo y estoicismo para problemas terribles.

—Decía usted que trataba de  conectar la filosofía con la calle ¿Cuál es la vía?

—La filosofía no es un depósito de tesis dificilísimas ni menos códigos incomprensibles. Es importante que sea promovida, y los medios son imprescindibles, aunque lamentable los medios están en otra dirección y allí el grave problema ético que tenemos en nuestros países.

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