EEUU desmantela imperio de Maduro; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

Un golpe contundente al imperio de Maduro, que ha sumido a Venezuela en la miseria, fue asestado por el Gobierno de Estados Unidos al embargar parte del patrimonio personal acumulado mediante lo robado por el dictador.

La fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, anunció la incautación de activos por más de 700 millones de dólares, en una operación que desmanteló un imperio de excesos edificado sobre el sufrimiento del pueblo venezolano.

De trata de joyas, yates, una mansión en la República Dominicana, coches de lujo que desfilaron como trofeos y millones de dólares en efectivo acumulados tras la destrucción y el saqueo de nuestro pais.

Todo esto, según las autoridades estadounidenses, formaba parte del botín de un criminal que se aferra al poder mientras Venezuela se desangra.

Este no es solo un decomiso de bienes materiales; es un mensaje claro y resonante al mundo de que la justicia no cierra los ojos ante la opulencia ilícita de quienes oprimen.

Mientras millones de venezolanos luchan por sobrevivir, enfrentando hambre, escasez de medicinas y un colapso económico sin precedentes, Maduro y su círculo íntimo han vivido en un universo paralelo de lujo desmedido.

La mansión en la República Dominicana no es solo una propiedad; es un símbolo de la desconexión obscena entre un régimen que se autoproclama defensor del pueblo y la realidad de una nación que clama por un cambio profundo.

Los yates, anclados en aguas lejanas, no son solo embarcaciones; son emblemas de una élite que navega en la abundancia mientras el país se hunde.

Pamela Bondi, con la firmeza que le caracteriza, ha dejado claro que esta operación es solo un paso en el marco de las sanciones vigentes contra el régimen venezolano.

Más allá de los números —700 millones de dólares, una cifra que podría transformar la vida de incontables venezolanos—, esta acción resuena como un grito de esperanza para un pueblo víctima del terrorismo de Estado.

Es un recordatorio de que los ojos de la justicia internacional están puestos sobre quienes han saqueado un país rico en recursos, pero empobrecido por la codicia de una mafia de narcoterroristas.

Cada joya incautada, cada yate confiscado, cada dólar recuperado, es una victoria para un pueblo que merece mucho más que un grupo de delincuentes aferrados a un poder usurpado.

Nicolás Maduro, que se aferra al poder con uñas y dientes, ve ahora cómo su castillo de excesos se desmorona.

Este acto de justicia envía un mensaje poderoso: aquí nadie, ni siquiera un dictador, está por encima de la ley.

Que nadie se equivoque: el tiempo de acompañar al régimen hasta la tumba ha terminado, y quienes persistan en su lealtad no se enterrarán con él.

Este es solo el comienzo. Que la caída de cada mansión, cada yate y cada joya robada sea un paso más hacia la redención de una nación que no ha dejado de luchar.

Venezuela, tu voz resuena, y el mundo, hoy más que nunca, te escucha.

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