"Va a pasar”; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6
Mar de Fondo
En la Venezuela de hoy hay una frase que dice con frecuencia la líder indiscutible de nuestro pais, María Corina Machado.
Una frase que resuena como un eco de resistencia, de rebeldía, de accion, una manifestación de fe, un grito de esperanza: “Va a pasar”.
Estas tres palabras, simples en su construcción, se han convertido en un universo de emociones para los venezolanos y la certeza que todo este desastre y destrucción que han traído consigo, Chávez y Maduro, pronto acabará.
No es solo una expresión; es un llamado a la lucha, una promesa que se aferra al alma de un pueblo que ha aprendido a caminar entre las sombras de la mafia que ha asaltado el poder, sin perder nunca la mirada en el horizonte de una Venezuela libre y próspera.
Para entender el peso de “Va a pasar”, hay que sumergirse en el contexto de un país que ha enfrentado años de destruccion, saqueo, abusos, violacion de derechos humanos, crisis económica, inestabilidad política y la diáspora de una cuarta parte de su población que ha tenido que fracturar familias enteras para poder sobrevivir.
En medio de colas interminables, apagones, y la lucha diaria por conseguir lo básico, los venezolanos han encontrado en esta frase repetida por Maria Corina Machado, junto con la de "Hasta el final", una forma de conjurar el dolor, de transformar la desesperanza en una chispa de luz.
“Va a pasar” no es un simple optimismo vacío. No...es un llamado a organizarse para el momento justo cuando la líder llame a la movilizacion general y definitiva.
Es un reconocimiento tácito de que el sufrimiento existe, pero que no es eterno.
Es la voz de una madre que consuela a su hijo cuando no hay suficiente comida en la mesa, asegurándole que mañana será diferente.
Es el susurro de un joven que, a pesar de ver sus sueños truncados, sigue estudiando bajo la luz de una vela.
Es el abrazo silencioso entre amigos que, aun en la distancia, se recuerdan que la tormenta no durará mucho más.
En el corazón de “Va a pasar” yace la resiliencia de un pueblo que se niega a ser definido por sus terribles circunstancias actuales.
Los venezolanos han demostrado una y otra vez que, incluso en los momentos más oscuros, el coraje, la inteligencia y la solidaridad son armas poderosas.
Desde el vecino que comparte un plato de comida hasta el emprendedor que reinventa su vida con lo poco que tiene, esta frase encapsula la certeza de que la adversidad no tiene la última palabra, sino quienes luchan por la libertad.
Para los millones de venezolanos en la diáspora, “Va a pasar” lleva un matiz aún más profundo.
Es un recordatorio de que la distancia no borra la identidad, que el amor por la tierra que los vio nacer sigue intacto.
Es una promesa de inminente retorno, de reencuentro, de reconstrucción.
Cada vez que un venezolano en el exterior pronuncia estas palabras, está tejiendo un puente invisible hacia su hogar, hacia un futuro donde las familias separadas puedan volver a abrazarse.
Un canto de esperanza colectiva “Va a pasar” trasciende lo individual; es un canto colectivo que une a los venezolanos en una misma frecuencia emocional.
En las protestas, en las canciones, en las conversaciones alrededor de un café o una arepa, esta frase se ha convertido en un símbolo de unidad.
No importa la clase social o la geografía: todos entienden su significado.
Es una forma de decirse unos a otros: “Estamos juntos en esto. Lo superaremos juntos”.
Es un puente entre los que se quedaron y los que partieron, entre los que luchan desde las calles, en la clandestinidad y los que lo hacen desde lejos y abiertamente.
Es una declaración de que, aunque el camino sea arduo y difícil, el destino final es uno de redención y renacimiento.
Decir “Va a pasar” no es solo un acto de fe; es un compromiso con el futuro.
Cada vez que un venezolano pronuncia estas palabras, está sembrando una semilla de cambio.
Es un recordatorio de que el porvenir no se espera pasivamente, sino que se construye con valentía, con amor a su país y con decision para no dejar que una banda de criminales se lo arrebate.
Es la promesa de no rendirse, de seguir adelante, de no permitir que las dificultades apaguen el espíritu de los libertadores.
Hoy, en cada rincón de Venezuela y en los corazones de los venezolanos esparcidos por el mundo, “Va a pasar” es más que una frase.
Es un himno de resistencia, un faro en la tormenta, una certeza de que el amanecer siempre llega después de la noche más larga.
Es la voz de un pueblo que confía en el liderazgo de una mujer que, propios y extraños, llaman la "Dama de Hierro"
Porque, aunque el presente sea duro, los venezolanos saben que va a pasar.
Y cuando pase, lo que quedará será la fortaleza de un pueblo que nunca dejó de creer en sí mismo.