El cerco a Maduro está en su fase final; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6
Mar de Fondo
Estados Unidos ordenó el cierre total del espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela, una medida extrema que confirma que el cerco contra la dictadura de Nicolás Maduro ha entrado en su fase más severa.
El mensaje de Donald Trump desde sus redes sociales no dejó lugar a interpretaciones.
Fue una advertencia frontal, casi quirúrgica, dirigida a “aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas”, a quienes exigió evitar por completo el cielo venezolano.
No se trató de una alerta técnica ni de un aviso diplomático, fue la declaración pública de que Washington asume control operacional del entorno aéreo de un país gobernado por una organización criminal.
La respuesta del régimen, sonó desorientada e impotente.
Venezuela está quedando aislada, desconectada, encerrada por un cerco internacional que ya no distingue entre política y seguridad hemisférica.
El país se queda sin vuelos, sin rutas, sin corredores, sin tráfico seguro.
Un país sin cielo es un país sin salida.
Durante años, Maduro convirtió ese cielo en autopista para el narcotráfico y el terrorisno, refugio para aeronaves clandestinas y ruta de escape para el crimen organizado.
Hoy, ese mismo cielo se le cierra encima.
El mundo entiende el mensaje, lo que viene ya no es diplomacia, es una operación para contener una amenaza continental.
Para millones de venezolanos, este cierre no es solo un evento geopolítico: es el símbolo definitivo de que el régimen llega al final.
Cuando un país queda aislado por tierra, mar y aire, es porque la historia está a punto de cambiar.
En Venezuela, ese cambio ya comenzó, está pasando.