Guerra híbrida, ¿exageración o realidad?; por Pedro Galvis / @pgalvisve
En días pasado leí un interesante hilo del Tweets publicado por el historiador y analista político alemán Georg Eickhoff, donde señaló que en Venezuela se está librando una “guerra híbrida”. Un término duro sin lugar a dudas, porque la guerra no podemos considerarla como un acto aislado, sino por el contrario, como un conjunto de actos que contienen objetivos políticos o económicos.
Esta connotación incorpora un elemento gravísimo para analizar la compleja realidad política en Venezuela, porque las guerras son conflictos en los que se utiliza todo tipo de armamento con el objetivo de destruir, conquistar o neutralizar al enemigo.
Ahora bien, una guerra híbrida en Venezuela es ¿exageración o realidad?. Carl von Clausewitz, en su obra “De la guerra” (Vom Kriege) alegó que “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. Planteamiento éste que fue simplificado como: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”.
Las consecuencias directas de la guerra son diversas, pueden incluir la destrucción o deterioro de la infraestructura económica, social y política de las naciones, impide la atención de las necesidades básicas de la población; afecta la organización de la sociedad; aumentan los casos de violación de derechos humanos, atropellos, degradación de los valores humanos, para fomentar la pérdida de la autoestima de las personas, de los valores históricos culturales de la nación, el desarraigo de la cultura e imposición de una nueva que nada tiene que ver con la anterior. Además, frecuentemente los medios de comunicación e información son puestos al servicio de campañas sistemáticas de desinformación para imponer una versión distorsionada de los hechos. Se destruyen los códigos, normas, conceptos cívicos característicos de la ciudadania, llegando inclusive en algunos casos a destruir también los valores religiosos como templos e iglesias. Se produce la desintegración de las familias, por las desapariciones, muertes, desplazamiento, éxodo o refugio de sus miembros. Son demasiadas coincidencias en nuestro caso como para desestimar a priori todas estas señales.
El régimen declaró la guerra a los ciudadanos. Ante esta realidad, lo primero es la defensa, que no puede ser concebida sin contemplar las reacciones ofensivas, ya que de acuerdo a Clauzsewitz, estas constituyen uno de sus elementos indispensables. Luego, es necesaria la preparación para actuar, entendiendo que los asuntos de la guerra, no pueden evaluarse a la ligera, un bando que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado. En una guerra se libran muchas batallas, unas se ganan y otras se pierden, un objetivo realista debe centrarse en ganar las batallas que se puedan ganar, aquí es necesario contar con una adecuada planificación. Un plan no asegura la victoria, pero no tenerlo conlleva la derrota.
Volviendo al hilo con la opinión de Georg Eickhoff donde acuña el término de “guerra híbrida”, entendamos que aún cuando la guerra es por lo general un conflicto armado, en este siglo XXI el Internet y las redes sociales incorporaron un nuevo campo de batalla, donde se libran nuevas modalidades de guerra, aquí es donde los ciudadanos organizados pueden incidir para ganar la batalla de las narrativas.
¿Podemos ganar esta guerra?: Definitivamente sí
Desde sus inicios este régimen ha intentado someternos a través del uso de distintas tácticas, sin embargo, no ha conseguido ese propósito. Por momentos ha logrado desmoralizarnos, e incluso desmovilizarnos. En los actuales momentos, usan la pandemia del virus chino, para avivar el miedo y mantenernos paralizados, confinados en nuestras casas. El miedo solo es útil para paralizarnos y por lo general nos hace ver las cosas peores de lo que son. La clave de nuestra fuerza y oportunidad radica en el hecho de que casi 90% de los venezolanos repudiamos al régimen y aspiramos un cambio en el menor tiempo posible, pero estamos obligados a entender que ningún cambio nos llegará de rodillas, debemos levantarnos y cada quien hacer su parte para salir a conquistar la libertad. Así que ánimo, vamos a movernos para prevalecer, para trascender, para triunfar.