Aragua de Barcelona, cuna de celebridades; por Omar González Moreno / @omargonzalez6
Crónicas de Anzoátegui
Alguien más poderoso que todos nosotros, concedió al bisabuelo del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, la histórica misión de fundar una de las poblaciones más importantes del estado Anzoátegui y de toda Venezuela: Aragua de Barcelona.
Nadie podía imaginar en aquel momento que esa pequeña localidad sería llamada la Atenas de Oriente, porque estaba llamada a convertirse en la cuna de extraordinarios científicos, filósofos, músicos, políticos y militares.
Tampoco soñaron que allí se daría una de las batallas más cruentas de la guerra por la independencia de Venezuela y que el pulseo entre las fuerzas realistas y patriotas estremecería de forma macabra nuestra historia.
Efectivamente, tal como reseña Juan Gil Betancourt, cronista de Aragua de Barcelona, esta importante población del estado Anzoátegui fue fundada por Don Carlos de Sucre, bisabuelo del Gran Mariscal de Ayacucho, el 20 de febrero de 1734.
Antes de su fundación, esta zona era conocida como los llanos de Barcelona y también como los llanos de Camoruco.
En 1740, ya consolidada su fundación, se le conoció como la Villa de Nuestra Señora de Belén de Aragua y también como la reina de los llanos orientales.
Dicen los lingüistas que su nombre proviene de las palmeras de chaguaramas, muy comunes a las orillas del río en cuyas playas se fundó esta población y que sus primeros habitantes transformaron en el vocablo Aragua.
Cabe destacar que uno de los acontecimientos más sangrientos de la guerra de Independencia, tuvo como escenario precisamente a Aragua de Barcelona.
El 18 de agosto de 1814, un ejército realista de más de 8 mil hombres, comandados por el lugarteniente de Boves, el también sanguinario Francisco Tomás Morales, atacó Aragua de Barcelona, defendida por el propio Libertador Simón Bolívar al frente de unos 3 mil republicanos.
Los realistas, tras una batalla que duró unas cinco horas, lograron derrotar a las fuerzas patriotas, dejando en esas sabanas del centro del estado Anzoátegui más de cuatro mil cadáveres.
En esta batalla de Aragua de Barcelona participaron, además del Libertador Simón Bolívar, el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, José Tadeo y su hermano José Gregorio Monagas, Carlos Soublette y José María Carreño.
Vale la pena resaltar que todos estos héroes fueron posteriormente presidentes de Venezuela, Perú y Bolivia, como es el caso de Antonio José de Sucre.
Además, participaron José Francisco Bermúdez, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño y el increíble Francisco Carvajal, mejor conocido como “el Tigre Encaramado”, quien utilizaba una lanza en cada mano y sostenía las bridas del caballo con los dientes.
Con el transcurrir de los años, Aragua de Barcelona, ha sido cuna de importantes figuras en el campo de las ciencias, de las artes, de la docencia, de la política, de la economía y del campo militar.
Nacidos en Aragua de Barcelona fueron los presidentes de Venezuela José Gregorio y José Ruperto Monagas; el vicepresidente en dos oportunidades Francisco José Erich; el presidente del Banco Central de Venezuela: Aurelio Arreaza Arreaza; el presidente de Petróleos de Venezuela Juan Chacín Guzmán; el ministro de educación Diego Arreaza Monagas; el Ministro de Sanidad Domingo Guzmán Lander, los gobernadores Luís Bastardo, Manuel Felipe Arreaza, Frank Arreaza, Edmundo Hurtado, Domingo Guzmán Bastardo; educadores como los hermanos Fragachán y Matute Salazar; músicos como Carlos Almenar Otero y Juan Belisario; reinas de belleza como Susana Duim, hija de Doña Carmen Arreaza Zubillaga; Beatriz Peña, reina de los estudiantes universitarios de la generación del 28, hija del Dr. Vicente Peña y Aura Santos, Miss Anzoátegui 1957.
Este es uno de los motivos por el que Aragua de Barcelona la han llamado también “La Atenas de Oriente”, en comparación o similitud con la patria chica de los más grandes pensadores de la cultura griega.
En los últimos años, Aragua de Barcelona, la Atenas de Oriente, la cuna de tantas celebridades ha perdido un poco su fuerza vital, probablemente a causa de tanta destrucción y la fragorosa lucha por la supervivencia de sus habitantes en esta tierra tan injustamente maltratada.