La vacuna rusa; Por Omar González Moreno / @OmarGonzalez6
Según los tratados más avanzados de la ciencia moderna, Venezuela está en camino de convertirse en una veta increíblemente rica de enseñanza para conocer los efectos de la vacuna rusa contra el coronavirus, la Spuninik V, que ha sido recibida con recelo por la comunidad científica internacional, debido la velocidad de los ensayos y la poca información que existe sobre el fármaco.
Los héroes de estas investigaciones serán los pobres venezolanos, que como una variedad de ratas de laboratorios, participarán en la fase 3 de los ensayos clínicos, para evaluar los efectos que producen en el ser humano y sus descendientes esta vacuna que aún no ha sido probada en ninguna otra parte del hemisferio occidental.
No se sabe si la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien encabezó el acto de recepción de las vacunas, sabia la importancia de la contribución a la ciencia de los pobres pendejos que serán escogidos para probar este medicamente o si fue simplemente otra negociación inverosímil que hicieron con los rusos, ya no con la entrega de petróleo, oro, diamantes u uranio, sino esta vez un cambalache con los cuerpos de venezolanos para que hagan sus experimentos.
Lo cierto es que el pasado viernes Venezuela recibió un primer lote con 2.000 dosis de la vacuna rusa contra el covid-19, que servirá para que los pobres ciudadanos de este país en bancarrota, por obra y gracia del socialismo, participen en esos ensayos de laboratorio y despejen de una vez por todas este asunto científico peliagudo.
Que los venezolanos que serán utilizados en ese experimento vivan, mueran o queden choretos para siempre, parece que no tiene la menor importancia para el régimen, pues la vicepresidenta Rodríguez afirmó -muy oronda y petulante como siempre- que la llegada de esas vacunas " representan un momento histórico para nuestra patria (...), no podemos ocultar la emoción que no embarga de que sea Venezuela el primer país del hemisferio occidental en participar en la fase 3 de los ensayos clínicos". ¡Claro, como no es ella la que se va a poner la vacuna!
Es del dominio general que esa vacuna cambia el ADN de las personas y no se sabe a ciencia cierta sus efectos inmediatos ni sus secuelas. Algunos temen que a la larga podrían, incluso, ser peor que el llamado Holodomor, que fue uno de los mayores crímenes perpetrados por los rusos en la historia de la humanidad. Las víctimas fueron millones de seres humanos que perecieron de forma atroz por inanición inducida en Ucrania, bajo el régimen de Stalin.
Por lo pronto, las vacunas rusas ya están aquí. Ahora ya nada importa. Solo queda esperar que en este valle de lágrimas se seleccionen a las víctimas, quizá a cambio de un bono, una caja de clap o un rollo de mortadela barata. No importa. Todo sea por la ciencia y por la revolución chavista.
Conviene destacar que, por si las moscas, Maduro no participó del acto de recibiendo en Maiquetía, aunque desde la comodidad del Palacio de Miraflores, celebró su llegada y le agradeció a Vladimir Putin que escogiera al valeroso pueblo venezolano como sus ratas de laboratorio.