¿Cuáles diputados?; por: Rodolfo Mata
Incluido en una lista de diputados de la AN recibí junto a otros periodistas una propuesta para elevar ante el mundo la fórmula política para denunciar que el gobierno viola la normativa básica sobre derechos humanos en lo discriminatorio de manera frontal e insoslayable. La discriminación en cualquiera de sus versiones está penada universalmente. Con la reciente aplicación del carnet de la patria para que algunos puedan obtener subsidios por combustibles mientras otros deben adquirirlo al precio que fijará el gobierno, Nicolás Maduro se anota en la lista de candidatos al banquillo de la Corte Penal Internacional de La Haya.
Lo anterior por una parte, pero además está el hecho de que Maduro no es dueño del petróleo de Venezuela del que se supone erradamente que se produce gasolina. Porque Maduro para cubrir el mercado interno la importa, pero lo hace con dinero de los venezolanos y no suyo. De tal forma que sea cual fuere la óptica que se utilice, el carnet antipatriótico de Maduro es discriminatorio pero los señores diputados de la AN no lo ven así. De esa lista receptora de la propuesta recordamos a Richard Arteaga, Carlos Andrés Michelangeli, Armando Armas, Omar González, José Brito y Chaim Bucarán entre otros. Diputados, supuestos opositores.
Mucha gente (me incluyo) no aceptó la directriz de Maduro y se negó a sacar el carnet del gobierno. Esa mucha gente, muchísima, recordará a los señores diputados cuando proceda otra elección democrática. Este servidor se encargará de alertar a los electores al respecto. ¿Para qué queremos diputados o gobernadores que no estén en el PSUV? De poco sirven y cuando tienen ocasión de hacer algo que afecte a Maduro en niveles tan sensibles como los derechos humanos, escurren el bulto. Se torna capciosa tal actitud. Obliga a pensar mal. Porque armar un escándalo justificado habría logrado la adscripción del país y la comprensión del asunto.
Queda solo rendirse ante la grosera osadía de Maduro reconociendo que solo él, acompañado de Diosdado, es aquello que Eduardo Fernández tildó de País Político. Lo demás es un esterero de odios, rencores, desaciertos, confusión, caos, zancadillas y ambiciones desmedidas. Una verdadera lástima porque en esa jungla se supone que hay algunos pensadores, pero lamentablemente solo se dedican a pensar. Nadie actúa, se comprende que por temor al Sebin y sus adláteres policiales. Pero entonces que dimitan, que se exilien, que no insistan en mentirle al país y que guarden el más prudente silencio que resulta menos vergonzoso.