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Este chiste macabro; por Henry Cabello / @henry_cabello

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El simulacro electoral de ayer fue un chiste. Un chiste de mal gusto. Malo, trágico y burlón. Pero lo que más molesta es que a estas horas deben estar reunidos en algún lugar secretísimo, los enviados de la Isla con sus acólitos criollos felicitándose por la jugada y por su capacidad de engañar a un pueblo ingenuo y embobado. Sin embargo, no parece que las cosas les hayan salido tan bien como habían planeado. A pesar de los combos prometidos (y escasamente cumplidos), de las tenebrosas amenazas y de los sicarios motorizados, el pueblo parece haber superado el miedo. Si hasta el Ché Guevara criollo de Catia se mostró indignado y arrecho. Y una señora del pueblo, ataviada con una franela que teníaimpreso el nombre de "Maduro", captada en video, se quejaba de la burla y del engaño.

Según las cifras mentirosas a las que nos tiene acostumbrado la oficina electoral de La Habana en Venezuela, votaron ayer unos 9 Millones 200 mil inscritos. ¿Serán esos los 10 millones de los que hablaba Nikolai? Y siempre según sus mismas cifras publicadas en su página web hasta el mediodía de hoy, de esos 9 millones de votos, 6,1 millones fueron para el PSUV. No menciona ni a Somos Venezuela, ni al PCV ni a más nadie. A Falsón le asignaron poco menos de 2 millones y a Pastor (No Maldonado, el otro) lo arreglaron con 1 milloncito. Pa' que no se peleen pues. O sea, que el capo se alzó con el 45,98% de los votos emitidos según el CNE, Si eso fuera cierto, que no lo es, resultaría que el 30% de los electores inscritos votó por el gobierno. Eso resulta coherente con lo que siempre han obtenido y esa coherencia es la que debe haber impulsado al CNE a calcular esa cifra: un tercio de la población electoral que, según los cubanos, todavía creen en las promesas de un gobierno traidor a su pueblo.

Pero la realidad, dura y necia, es otra muy distinta. Solo acudió a las urnas un 18% de los electores inscritos. Eso es algo así como 3,7 millones de votantes. Muy comprensible cuando se toman en cuenta todas las artimañas que usaron para convencer a la gente de que acudiera a votar. Porque de otras forma solo hubieran votado los cuatro gatos de los colectivos y uno que otro recluta. Los centros desolados le mostraron al mundo la rebeldía y la desobediencia civil. Calles vacías y locales desérticos. Apenas un puñado de soldaditos obligados a asistir y unos cuantos funcionarios y empleados del gobierno. El títere de La Habana se tomó para élla mitad, algo menos de 2 millones y el resto se lo repartieron como premio de consolación al Larense, el evangélico con prontuario y el aventurero de relleno. O sea, el 82% de los electores se quedaron en sus casas para manifestar su desprecio por un régimen que los tiene hambreados y comiendo de la basura.

Ya los gobiernos del mundo sabían lo que iba a suceder. El sainete estaba anunciado. Los resultados también. Pero no pudieron abultar más las cifras porque la soledad iba a contrapelo con sus intenciones. Ya sabemos que no podemos contar con los uniformados, entre otras razones, porque los decentes y patriotas se encuentran presos y sus familias amenazadas. Los demás o están enchufados o tienen terror de manifestarse. Así que solo nos queda a los venezolanos contar con la ayuda del exterior. La intervención humanitaria que desesperadamente necesitamos para terminar, de una buena vez por todas, con este chiste macabro.

Síndrome de Estocolmo

Síndrome de Estocolmo

Después de la farsa; por: Armando Armas / @ArmandoArmas

Después de la farsa; por: Armando Armas / @ArmandoArmas