Guayana, una lucha por la vida, sin ley y sin gobierno; por: Pedro Mendez
Que no crea la gente la especie de que ha sido el dinamismo del gobierno lo que ha hecho aparecer los primeros cadáveres de las víctimas de la macabra matanza de mineros en la zona de Guayana. La valiente decisión del pueblo y familiares de los desaparecidos obligó al gobierno a movilizarse hacia ese mundo separado de la civilización donde impera la muerte sin muros de contención que la detenga.
En todos estos años de revolución ha sido así. En el pasado la persecución, desaparición, robos y muertes por los desmanes de los llamados garimpeiros se escribió también historias de terror en esa Guayana sin ley donde impera el mas fuerte, sobre la indefensión de los pueblos mineros y las etnias indígenas.
En esta ocasión el defensor del pueblo Tareck William Saab arribó a Guayana con la misión de investigar la masacre de los mineros, llego por la sombrita con paraguas y protector solar. No lo vieron por la troncal 10, punto de las manifestaciones de protesta por la muerte de los 28 mineros, tampoco conoció los sectores de las minas El Miamo, Atenas y el Peregrino, tres de los lugares donde se consumó la matanza.
Las entrevistas con testigos y familiares de las víctimas las efectuó en las cómodas oficinas públicas, como buen burócrata. En un programa de televisión lo vi confundido, desconocía que Hamilton Huyoa Suárez, alias “el topo”, jefe de la banda criminal es ecuatoriano y no colombiano como afirmaba. Mostraba un desgano como si quisiera evadir la verdad, pasando por alto la deplorable conducta del gobernador del estado Bolívar, Rangel Gómez, quien por 4 días trató de desviar la investigación señalando la denuncia como una campaña de la derecha.
La actitud del defensor del pueblo y el gobernador impidieron que se destapara otra olla podrida, la del contrabando y extracción de cabillas producidas en la Siderúrgicadel Orinoco. La bonita reputación del primer mandatario regional es propicia para una leve sanción: renunciar al cargo. La lógica sería recluirlo en los calabozos donde deben estar los componentes de las mafias del oro, las piedras preciosas y el acero de Guayana.
Amigos, no dejemos que los ricos metales silencien la lucha por la vida que se libra en esa parte de Venezuela, sin ley y sin gobierno.