Consejos. Por: Eduardo Fernández / @efernandezve
Hace unos días comentamos que el papa Francisco, en su homilía desde la plaza de San Pedro en Roma, se acordó de Venezuela y nos dijo: “Exhorto a todos los venezolanos a rechazar la violencia y a respetar la dignidad de cada persona y la sacralidad de la vida humana, y los animo a que tomen un camino común para el bien del país abriendo espacios de encuentro y de diálogo sincero y constructivo”.
Es un buen consejo que viene de una fuente muy autorizada.
Unos días más tarde, monseñor Diego Padrón, obispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, nos dijo: “La llave que permitirá abrir la comunicación es pensar en Venezuela”. En el conflicto actual de nuestro país hay gente que está pensando en el país, hay otros que piensan en los intereses de su partido o de su grupo y, finalmente, hay otros que están pensando en sus intereses personales. Ojalá que todos estuviéramos pensando en Venezuela como lo aconseja monseñor Padrón.
También nos dice el obispo de Cumaná una cosa en la que debemos reflexionar: “Ni la oposición podría resolver los problemas sin contar con la otra mitad, ni los que están identificados con el gobierno tampoco”. “Se requiere apertura de lado y todo”. “Todos tenemos algo que aportar”.
Por su parte, el pastor César Mermejo, director ejecutivo del Consejo Evangélico de Venezuela, reconoce la necesidad de un gran acuerdo nacional que permita superar los obstáculos y avanzar como nación. Se refiere no solo a un acuerdo político, sino también a un acuerdo en todas las esferas del país; es decir, se trata de hacer prevalecer la cultura del diálogo en lugar de la cultura de la confrontación.
Además, agrega el pastor Mermejo: “La voluntad de diálogo se manifiesta en la construcción de una agenda de trabajo”. Es fundamental, dice, la representatividad de quienes concurran al diálogo. “Si los que dialogan le hacen el juego a la conflictividad, se pierde el esfuerzo”.
Finalmente, Isaac Cohen, rabino principal de la comunidad judía en Venezuela, nos dice: “Hay una carencia de arraigo espiritual, una falta de comunicación entre quienes se adversan y un discurso que preocupa”.
Continúa diciendo el rabino: “Es determinante iniciar el diálogo, dejar de lado los vicios y la animadversión que se generaron en el pasado. No debemos hablar de ellos y nosotros. Debemos hablar solo de nosotros”. Y concluye diciendo: “Venezuela es una gran familia y todos debemos tratarnos como lo que somos, como hermanos”.
Son consejos importantes.