Operación Imeri: El fallido plan de Brasil para rescatar a Maduro
El plan contemplaba una extracción naval o aérea de Maduro y su cúpula, disfrazada como maniobras militares
Redacción El mercurio Web con Asistencia de IA
La Operación Imeri, bautizada en referencia a la sierra que separa Brasil y Venezuela, emergió como un rumor explosivo en un contexto de alta tensión geopolítica en América Latina. Según un informe exclusivo de DefesaNet publicado el 25 de agosto de 2025, el gobierno de Brasil, bajo la administración de Lula da Silva, habría diseñado un plan clandestino para rescatar al presidente venezolano Nicolás Maduro y su círculo cercano ante la creciente amenaza de una intervención militar estadounidense. La operación, supuestamente discutida durante la cumbre de la OTCA/CELAC en Bogotá los días 21 y 22 de agosto, buscaba evitar que Maduro cayera en manos del Comando Sur de EE.UU., que intensificó su presencia en el Caribe Sur con tres destructores y 4,000 efectivos bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.
El plan, según la filtración, ofrecía dos enfoques: una evacuación naval con el portahelicópteros Atlántico, fragatas clase Niterói y el buque-doca Bahía, respaldados por fuerzas especiales como el GruMeC y el BtlOpEspFuzNav, o una operación aérea usando un avión KC-390 Millennium para un traslado rápido desde una pista venezolana a Boa Vista, Brasil. Estas acciones se camuflarían como ejercicios militares para eludir la aprobación del Congreso brasileño. Sin embargo, la viabilidad del plan se desplomó rápidamente. El 27 de agosto, el Ministerio de Defensa de Brasil negó categóricamente su existencia, afirmando que no había “ningún plan u operación en curso”. El Itamaraty respaldó esta postura, asegurando que las reuniones con el canciller venezolano Yván Gil se limitaron a temas de cooperación bilateral.
El rechazo no solo vino de las esferas oficiales. Dentro de las Fuerzas Armadas brasileñas, sectores clave de la Marina se opusieron, argumentando que participar implicaría defender a un régimen acusado de narcoterrorismo y violaciones a los derechos humanos, lo que dañaría la reputación de Brasil y de Lula, cuya cercanía con Maduro ya es políticamente costosa. La presión externa también jugó un papel crucial: EE.UU., alertado por los movimientos, amenazó con sanciones económicas y diplomáticas, interpretando cualquier acción como un desafío directo. Desde Venezuela, Diosdado Cabello desestimó los rumores en su programa Con el mazo dando, acusándolos de ser propaganda desestabilizadora.
El contexto geopolítico amplificó la relevancia del rumor. La movilización de 4,5 millones de milicianos por Maduro (una cifra cuestionada), el despliegue de defensas aéreas rusas y el envío de 15,000 efectivos venezolanos a la frontera con Colombia reflejaban el nerviosismo del régimen chavista. Mientras tanto, avistamientos de aviones venezolanos en Nicaragua y Colombia sugerían planes alternativos de escape. Sin embargo, la falta de cohesión interna en Brasil, las desmentidas oficiales y el riesgo de escalar un conflicto con EE.UU. convirtieron a la Operación Imeri en un espejismo estratégico.
En conclusión, la Operación Imeri, real o no, expuso las frágiles alianzas izquierdistas en la región y los límites de la solidaridad ideológica frente a la presión estadounidense. Al 28 de agosto de 2025, el plan permanece como un eco de especulaciones, sin evidencia concreta de su ejecución, pero con un impacto significativo en el debate sobre la crisis venezolana y el papel de Brasil en el tablero geopolítico.