Ingreso de la peligrosa banda el Tren de Aragua a ciudades estadounidenses desata temores sobre la inmigración
La megabanda “ha sido asociada con una ola de criminalidad en toda América Latina. Por ejemplo, ha habido un aumento del 700% en los secuestros en Santiago de Chile asociados a la presencia de esta pandilla”
Con información de El Nuevo Herald
Mientras miles de venezolanos que huyen del régimen de Nicolás Maduro buscan refugio en Estados Unidos, miembros de una violenta pandilla que ya ha desencadenado oleadas de criminalidad en varios países latinoamericanos están escondiéndose entre ellos, advierten autoridades estadounidenses que temen que la situación conduzca al surgimiento de una ola delictiva.
El denominado Tren de Aragua, agrupación que naciendo dentro de una prisión venezolana pasó a convertirse en una organización paraguas de otras pandillas, dominó durante años el crimen en vastas áreas del país sudamericano, especializándose en una larga lista de delitos. que van desde la extorsión, el robo de vehículos y el secuestro hasta el tráfico de drogas, la prostitución y el sicariato.
Más de 7.7 millones de venezolanos han abandonado el país en los últimos 10 años. La megabanda vio en el éxodo una oportunidad para extender sus operaciones y terminó creciendo exponencialmente. De 400 miembros que tenía cuando operaba exclusivamente en Venezuela, la agrupación ha pasado a un temible ejército de pandilleros que hoy supera los 3,000 hombres y que hoy aterrorizan las poblaciones en Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Centroamérica, además de en su país de origen.
Ahora la agrupación pretende establecer una cabeza de playa en Estados Unidos, advierte la congresista de Miami María Elvira Salazar.
La megabanda “ha sido asociada con una ola de criminalidad en toda América Latina. Por ejemplo, ha habido un aumento del 700% en los secuestros en Santiago de Chile asociados a la presencia de esta pandilla. Y esta importante amenaza criminal ha llegado ahora a Estados Unidos”, dijo, antes de agregar que recientes casos como la golpiza brindada a oficiales de policía en Nueva York y la de dos asesinatos recientes atribuidos a la pandilla son sólo “una muestra de lo que vendrá si no se empieza a tomar en serio esta amenaza”.
En una carta al presidente Joe Biden, Salazar y otros legisladores republicanos le pidieron que designara a la pandilla como Organización Criminal Transnacional (OCT), argumentando que el Tren de Aragua “es un ejército criminal invasor que desde una prisión en Venezuela ha extendido su brutalidad y caos a ciudades y pueblos pequeños de Estados Unidos”.
Si la situación no es controlada, “desatarán un reinado de terror sin precedentes, que reflejará la devastación que ya ha infligido en comunidades de Centro y Sudamérica, sobre todo en Colombia, Chile, Ecuador y Perú. La amplitud de las operaciones del Tren de Aragua abarca asesinatos, tráfico de drogas y de personas, delitos sexuales, extorsión y secuestro, entre otras brutalidades. Está claro que la mayoría de las agencias policiales estatales y locales aún no están preparadas para manejar la magnitud de esta grave amenaza”, escribieron los legisladores en la carta con fecha del 14 de marzo.
La designación como OCT le daría al gobierno federal la capacidad de imponer sanciones a integrantes de la megabanda, facilitando la congelación de activos y restringiendo la capacidad de viajar. También motivaría a las agencias federales estadounidenses a darle prioridad a la amenaza que representa la pandilla.
Problemas en Nueva York
La atención de la opinión pública en Nueva York volvió a recaer sobre la pandilla a principios de este año, luego que un video mostrando como sus presuntos integrantes le propinaban una paliza a dos policías en Time Square se volvió viral.
Los agentes, que se encontraban informándoles a un grupo de inmigrantes congregados en la calle 42 del Oeste de Manhattan que debían abandonar el lugar, fueron arrojados al suelo y golpeados con brutales patadas. Dos de los sospechosos que fueron arrestados más tarde fueron identificados como miembros del Tren de Aragua, dijeron más tarde los funcionarios al New York Post.
El incidente escandalizó a la ciudad, pero es sólo un ejemplo de una serie de enfrentamientos entre la policía e inmigrantes solicitando asilo que viven en las calles de Nueva York. Según informes de los medios locales, la ciudad recibió más de 100,000 inmigrantes desde la primavera de 2022, lo que abrumó los refugios locales y provocó una nueva ola de delincuencia callejera que incluye un fuerte aumento de robos de carteras y de teléfonos móviles.
Algunos de los arrestos realizados recientemente en relación con la ola de crímenes han sido inmigrantes venezolanos. Aunque no se ha establecido firmemente si los arrestados tienen afiliaciones con el Tren de Aragua, los medios locales a menudo culpan a la banda venezolana por la elevada sensación de anarquía que se ha apoderado de la ciudad.
El hecho de que presuntos pandilleros se aprovechen de peatones desprevenidos que visitan a Time Square tiene una explicación simple, dijo el ex agente especial de la DEA, Michael Brown, quien ha estado monitoreando las actividades de las pandillas en las principales ciudades estadounidenses.
Como recién llegados a Nueva York, una ciudad que ya tiene 24 pandillas activas, los miembros del Tren de Aragua probablemente tendrán dificultades para irrumpir en los territorios de otros grupos, dijo. “No estarán en condiciones de lanzar una incursión en el territorio de las pandillas existentes, por lo tanto su fuente de ingresos tendrá que ser el público en general a través de robos aleatorios y asaltos en el espacio público”, dijo.
Sin miedo a la policía
Y en lo que más preocupa a las autoridades estadounidenses, los miembros de las pandillas sudamericanas, como el Tren de Aragua y el M13 de El Salvador, normalmente están conformadas por adolescentes muy jóvenes que no parecen sentir temor por la policía.
“Realmente odian a la policía y están más que dispuestos a atacar y enfrentarse agresivamente a la policía”, dijo Brown, quien actualmente se desempeña como director global de tecnología antinarcóticos de Rigaku Analytical Devices.
Iván Simonovis, un ex oficial de policía que se desempeñó como Comisionado Especial de Seguridad e Inteligencia de la oposición venezolana, ha estado siguiendo las operaciones del Tren de Aragua desde hace algún tiempo y advierte que sus miembros han estado ingresando silenciosamente a diferentes áreas de Estados Unidos, incluyendo Florida, Chicago y Nueva York.
“Lo que están haciendo ahora es armar sus redes, explorar el nuevo entorno y establecer sus estructuras de trabajo, que fue la forma como ingresaron a Colombia, Chile y Perú. Una vez que identifican las oportunidades, pasan a reclutar personas para sus nuevas operaciones”, dijo.
Si bien los pandilleros normalmente evitan la atención pública, Simonovis dijo que no le sorprendió la noticia de las palizas a agentes de policía en Nueva York. “Estas son personas que crecieron en un país donde hay muy poco respeto por la ley”, dijo. “No entienden del todo el concepto de autoridad y normalmente están poco inclinados a obedecer instrucciones”.
Presuntos asesinatos
Por muy impactante que haya sido el ataque de Times Square para los neoyorquinos, un reciente caso de asesinato en el sur de Florida es el que mejor ilustra la violencia asociada con la pandilla en Venezuela.
José Luis Sánchez Valera, un policía venezolano retirado de 43 años que vivía en Doral, fue atraído por mujeres a una habitación de hotel en Miami a finales de noviembre y asesinado después de ser secuestrado en el estacionamiento.
Según un informe de la Policía de Miami-Dade, Sánchez salió de su casa alrededor de las 10 p.m. el 27 de noviembre y fue a La Quinta Inn Hotel and Suites, 3501 NW 42 Ave., para reunirse con una mujer en una de las habitaciones. Cuatro horas después salió del hotel por una salida lateral del estacionamiento y fue secuestrado por tres hombres cuando intentaba ingresar a su vehículo.
Poco tiempo después, dos de los secuestradores aparecieron en el apartamento de la víctima y tras ingresar le exigieron al compañero de habitación de la víctima que entregaran las joyas que el secuestrado poseía. Según el informe policial del caso, los agresores armados se identificaron como miembros del Tren de Aragua.
Los sospechosos se marcharon tras recoger el contenido de una pequeña caja fuerte del policía retirado sin lastimar al compañero de habitación, pero el cuerpo de Sánchez, atado de pies y manos con cinta adhesiva, fue encontrado a la mañana siguiente dentro de su vehículo. La autopsia arrojó que la causa de la muerte fue asfixia mecánica y se consideró homicidio.
Modus operandi
Casos como el asesinato de Sánchez son comunes en Venezuela, donde los pandilleros a menudo secuestran a víctimas que ellos sospechan tienen riquezas ocultas y las torturan para conseguir el acceso.
A veces a las víctimas se les permite salir en libertad después de que las pandillas les quitan el dinero, dada la baja probabilidad de que acudan en busca de ayuda a una fuerza policial local a menudo considerada corrupta y aliada de las pandillas. Pero a veces las pandillas matan a las víctimas para eliminar a los testigos.
Si bien el vínculo con el Tren de Aragua no es tan claro como los eventos de Doral, el asesinato del 22 de febrero de Laken Riley en Goergia también está siendo utilizado para describir la amenaza que representa la pandilla.
La estudiante de enfermería de la Universidad de Augusta fue asesinada por el emigrante venezolano José Antonio Ibarra, quien había ingresado ilegalmente a Estados Unidos.
Riley, que había desaparecido mientras corría en los terrenos de la Universidad de Georgia, fue encontrada muerta en Oconee Forest Park, cerca del lago Herrick, con lesiones traumáticas contundentes. Ibarra fue arrestado y se cree que actuó solo, pero su hermano luego acaparó la atención de la comunidad, cuando medios locales informaron que tenía tatuajes en el cuello con símbolos del Tren de Aragua.
Brown, ex agente especial de la DEA, está de acuerdo en que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en particular los que supervisan la frontera entre Estados Unidos y México, necesitan herramientas adicionales para poder verificar más eficazmente los antecedentes de los inmigrantes que llegan.
“Tenemos literalmente miles de pandilleros potencialmente muy peligrosos, o jóvenes que buscan asociaciones con pandillas, cruzando abiertamente la frontera. Algunos de ellos buscarán una estadía legítima en Estados Unidos, pero un gran porcentaje se unirá a las pandillas porque representan una fraternidad externa para hombres jóvenes que no tienen adónde ir”, dijo.
“Entonces, si miles de jóvenes vienen sin trabajo ni oportunidades, ¿qué van a hacer? No van a hacer cola simplemente para recibir tarjetas de asistencia social. Se van a unir a pandillas y a unirse a esa fraternidad”, añadió. “Ese es el peligro que enfrenta Estados Unidos, especialmente en las ciudades santuario”.