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Venezuela entra de nuevo en recesión, sepulta idea de que la economía “se arregló”

Venezuela entra de nuevo en recesión, sepulta idea de que la economía “se arregló”

No es momento de expandir negocios en Venezuela, aconseja el economista Carlos Ñáñez. La caída de la economía por 2 trimestres consecutivos ocurre en medio de una inflación de más de 108 puntos en ese mismo período. Otro entuerto es la inestabilidad cambiaria.

MARACAIBO, VENEZUELA — “Venezuela se arregló” fue una frase repetida desde el año pasado en ciertos análisis políticos y publicaciones de redes sociales, para vender la idea de que ese país había superado su larga crisis económica. Ahora, los expertos apuntan que aquella noción de mejoría se ha terminado de derrumbar en medio de una nueva recesión.

La economía nacional cayó 7 puntos en el primer semestre de 2023, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, que se ha convertido en una referencia independiente ante la falta de data frecuente de organismos oficiales, como el Banco Central de Venezuela.

Ese desplome de la actividad económica se ha traducido en “precariedad” en el consumo y la calidad de vida del venezolano promedio, advierte el economista Luis Crespo.

“Son mayores niveles de pobreza para los venezolanos en un contexto muy difícil de carestía y colapsos de servicios públicos. Atrás quedó la consigna de que ‘Venezuela se arregló’”, comenta el profesor de la Universidad Central a la Voz de América.

Según Crespo, expertos como él no veían alguna variable económica que “pudiera ser sostenible” en el tiempo en medio de un colapso del aparato productivo nacional, inflación elevada e “inestabilidad” del tipo de cambio oficial y de mercados paralelos.

La caída de la actividad económica en Venezuela fue “alarmante” en los dos primeros trimestres del año, según las investigaciones del economista y profesor Carlos Ñáñez.

De acuerdo con sus apuntes, la economía venezolana registró menos 7,6 % entre enero y marzo y menos 6,3 % entre abril y junio. Esas cifras son “una recesión técnica”, que ocurre cuando un país acumula al menos dos trimestres en registros nulos (cero) o negativos, dice.

¿Mejora o pobreza?

La idea de un país que presuntamente se compuso no persiste ni en los escasos reportes oficiales. El Banco Central, por ejemplo, ha indicado que la inflación entre enero y junio fue de 108,4 puntos porcentuales y la acumulada en el último año fue de 404,4 %.

El mismo presidente Nicolás Maduro desacreditó la viral frase que proclamaba una presunta mejoría económica. “Alguna gente ha salido a decir que 'Venezuela se arregló'. No, no se ha arreglado. Está mejorando, Venezuela va a mejorar, crecer, pero falta mucho por hacer”, dijo en junio del año pasado en un acto oficial con emprendedores.

Un año luego, el economista y diputado José Guerra, miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas, subraya que otra recesión hace “cada vez más pobre” al país.

La economía de Venezuela ya había caído de forma inédita para un país de la región entre 2013 y 2021, cuando su producto interno bruto se desplomó en 75 puntos, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL).

“En recesión, caen el ingreso y la producción y está coincidiendo con una aceleración de la inflación y lo hace peor”, dice Guerra a la VOA.

Políticas “sucias”

El volumen de liquidez monetaria para financiar el gasto público en Venezuela ha aumentado de forma “contundente” en los últimos meses, dice Ñáñez: en junio, creció 19,21 %; en julio, hizo lo propio en 26,8 %, de acuerdo con sus investigaciones.

Mientras, el financiamiento del BCV a la estatal petrolera PDVSA ha incluso duplicado las reservas internacionales totales del país: solo en mayo, fue de 10.117 millones de dólares.

También es clave el tipo de cambio en un país como Venezuela, donde el dólar desplaza al bolívar como moneda referencial de precios e incluso en las transacciones comerciales.

El gobierno de Maduro, al que economistas como Ñáñez llaman “régimen” por sus políticas “autoritarias”, ha ejecutado este año un total de 2.361 millones de dólares en intervenciones cambiarias “sucias” por parte del Banco Central de Venezuela.

Se conoce así a la compra y venta de divisas extranjeras por parte de las autoridades monetarias de una nación para influir en la tasa de cambio libre.

Esas intervenciones son parte de una “conducta de volatilidad” cambiaria que aún prevalece en el país suramericano, advierte Ñáñez.

El precio oficial de un dólar era de 29,5 bolívares, la tarde del lunes 31 de julio. Según Ñáñez, esa tasa puede marcar de 63 a 100 bolívares por dólar en diciembre.

Economía entrampada

Manuel Sutherland, economista y director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO) de Caracas, coincide en que es “difícil” hacer un pronóstico claro de la economía de cara al segundo semestre de 2023.

El gobierno de Nicolás Maduro no ayuda a solucionar ese escenario si mantiene lo que Sutherland llama “el encaje legal más alto del planeta” y limita así los créditos.

El experto acota que una recesión implica que “la economía está en una crisis importante” que, en el caso de Venezuela, debe atenderse con un plan de estabilización macroeconómica pactado entre diferentes actores políticos y económicos, aumentando el gasto público, oficializando nuevos subsidios e incrementando los préstamos, entre otras medidas.

Otra consecuencia de la recesión es “la mayor mortalidad” o cierre de negocios y menos oportunidades de aquellos emprendimientos que surgieron en medio de una “burbuja” y de la especulación de un supuesto crecimiento de la economía, advierte Ñáñez.

Venezuela tiene hoy una economía “muy densa y opaca” cuyo destino inmediato, al menos de cara al cierre del año, es prácticamente impredecible, según el investigador de la Universidad de Carabobo.

De lo que sí está seguro es de que “no es el momento” de expandir negocios, apunta el especialista.

Ñáñez, especialista en gerencia pública y magíster en finanzas de la Universidad Central de Venezuela, asegura que la crisis del consumo es “evidente” mientras los salarios básicos permanecen “anclados” desde hace más 1 año o complementados con bonificaciones por parte del Estado.

Crespo, por su parte, recuerda que 4,8 millones de jubilados y pensionados y 2,5 millones de trabajadores del sector público reciben ingresos en bolívares que, como base mínima, apenas superan los 5 dólares y no cubren sino 12 % de la cesta básica alimentaria.

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