El vicepresidente de Bolsonaro dice que no hay fraude electoral, pero que Lula no debió participar
Si Bolsonaro se demoró casi dos días para reconocer su derrota es porque buscaba "la mejor manera" de actuar "sin incurrir en ofensas ni ilegalidades"
Con información de EUROPA PRESS -
De acuerdo a información publicada por la agencia de noticias Europa Press, el todavía vicepresidente de Jair Bolsonaro, Hamilton Mourao, ha asegurado este miércoles que si bien no comparte con quienes afirman que hubo fraude en las pasadas elecciones de Brasil, también considera que "uno de los jugadores", en clara alusión al electo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, no debió de haber participado.
"Nosotros estuvimos de acuerdo en participar en un juego con otro jugador que no debería de haber jugado. Si estuvimos de acuerdo no hay nada que reclamar. A partir de ahí no tiene sentido llorar más, perdimos el juego", ha zanjado Mourao en una entrevista para el diario 'O Globo'.
En otro momento de esa conversación, Mourao, que en primera vuelta fue elegido senador, ha insistido en que si bien bajo su punto de vista no hubo fraude, tal y como han estado denunciado quienes desde el domingo están bloqueando algunas de las principales carreteras del país, sí hubo "un jugador que no debió de haber jugado".
En ese sentido, ha subrayado que las protestas tendrían que haberse producido cuando "el jugador que no debería haber jugado" fue autorizado. "Ahí deberían haber salido a las calles, pero no lo hicieron. Hay 58 millones de inconformes, pero aceptaron participar en el juego, así que tienen que calmarse", ha dicho.
Los aliados y los electores de Bolsonaro que han salido a protestar por los resultados de las elecciones e incluso piden una intervención militar sostiene que Lula da Silva no debería haber participado en las elecciones debido a unas sentencias por corrupción que después se comprobaron fraudulentas.
El Tribunal Supremo de Brasil decidió ponerle en libertad y anular sus condenas en marzo de 2021, recuperando así sus derechos políticos, después de que considerara que el tribunal que le juzgó carecía de competencias y posteriormente evidenciar que existió parcialidad durante un proceso en el que el juez Sergio Moro --posterior ministro de Justicia de Bolsonaro-- ejerció como una suerte de fiscal.
Mourao ha hecho balance de estos tres años como vicepresidente de Brasil, un cargo, ha dicho, que le ha ocasionado cierta "frustración" debido a las pocas competencias de las que dispone, a diferencia de otros regímenes presidencialistas.
"Lo que he aprendido es que hay que saber cuál es el papel de vicepresidente. La Constitución dice que el Ejecutivo es ejercido por el presidente y sus ministros, el vicepresidente es solo un apéndice", ha lamentado Mourao, quien durante estos años ha protagonizado varias disputas dialécticas con Bolsonaro.
Sin embargo, ha negado que haya discutido públicamente con él y lo ha achacado a sus diferentes visiones de cómo hacer las cosas, ya que el ideario y el pensamiento es el mismo. "Nunca me estresé con él, ni me quitó el sueño. Tomo whisky todos los días antes de dormir, así que no pierdo el sueño", ha confesado.
"El es un sujeto más incisivo, con más verborrea, yo no. Mi forma de hacer las cosas es otra. Él siempre fue diputado, en la Cámara si no destacas en la pelea, te tragan y el papel de Bolsonaro fue meter el dedo en los otros y el continúa haciendo ese papel y yo ya pasé aquella fase de vida", ha argumentado.
En lo que respecta al tiempo que ha tardado Bolsonaro en salir a dar la cara tras su derrota, Mourao ha defendido que "cada uno actúa a su manera" y que si se demoró casi dos días es porque buscaba "la mejor manera" de actuar "sin incurrir en ofensas ni ilegalidades".