Gremio advierte que el sector funerario atraviesa la peor crisis de su historia
Aunque reconocen las molestias de los deudos a la hora de contratar los servicios debido a sus elevados costos, representantes del gremio funerario sostienen que debido a la situación país, han salido a buscar “alternativas” para mantener los negocios abierto
José Alberto Camacho / @josecamacho13
Barcelona.- La industria funeraria no escapa de la vorágine económica que enfrenta Venezuela y para sus promotores el diagnostico, tras realizar una radiografía del sector, es de gravedad.
El ramo, según lo que describen sus responsables, es un gran receptor de insumos del aparato productivo nacional. Si se compara con un rompecabezas, este tendría como piezas de su armado parte de las industrias: siderúrgica, química, textil, automotriz, maderera, cementera, minera, agrícola y papelera.
La crisis, sostienen, ha derivado en que para completarlo se enfrenten dificultades llevando a los negocios a buscar “alternativas” en mercados secundarios para seguir brindando el servicio.
Javier Montoya es presidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria (Asoproinfu) y sostiene que además de la escasez de materiales, los establecimientos cada día pierden la carrera contra la inflación y están sometidos a la inseguridad.
Refiere que conseguir fuera del país insumos tan esenciales como pinturas para los féretros, telas, bisagras y masillas, hace que ese rompecabezas sea un dolor de cabeza.
“Estamos ante una crisis y a nadie parece importarle este sector, en Venezuela hay alrededor de 270 funerarias que tienen más de 30 años sin reposición de carrozas (autos), necesitamos renovar la flota con entre 800 y 1.000 unidades, mínimo dos por cada empresa, porque las más nuevas que tenemos son versiones de camionetas pickup o de carga que estamos utilizando; Tenemos una escasez sin precedentes en lo que respecta a las láminas de acero pulido que son necesarias para la fabricación de urnas porque Sidor tiene los hornos apagados y no hay despacho, ante esta escasez nos hemos visto en la necesidad de recurrir a mercados alternos para seguir ofreciendo el servicio y eso obviamente va incrementado en el costo final del servicio”.
Montoya afirma que todo se ha vuelto un negocio y comprende las molestias de los deudos a la hora de contratar los servicios debido a los costos, “pero no es fácil cuando tienes una cuesta muy dura que subir para poder brindar un servicio de calidad”.
“El vaciado de bóveda requiere de como mínimo 12 sacos de cemento, pero Vencemos hace rato no despacha cemento a las funerarias, ante la crisis por la escasez de láminas de Sidor muchos locales decidieron irse por las urnas de madera, ah pero se encontraron con costos elevados porque hay un negocio con la madera y eso lo hizo inviable, a raíz de esto surgieron emprendimientos que realizan urnas en material MDF (Cartón Piedra) de buena calidad, pero hay gente que se aprovechó de esto y con la finalidad de reducir malamente los costos, fabricaron urnas de mala calidad que se le partían a los deudos, otro ejemplo es que un tambor de 200 litros de formol el año pasado costaba alrededor de siete millones de bolívares, hoy desconocemos su precio porque las empresas, a estas alturas, no han pasado los presupuestos y aquí se generó otro negocio. Si hablamos de personal, buena parte de los trabajadores que tiene el ramo no gana sueldo mínimo porque es mano de obra calificada”.
Aunque no ocultan que la crisis ha afectado también a los trabajadores que laboran en las funerarias, Montoya sostiene que han hecho malabares para mantener a los especialistas trabajando.
“Una funeraria para que funcione correctamente debe tener un Tanatólogo quién es el que prepara a los difuntos para la presentación, un laboratorio para preparar los cuerpos y este debe estar certificado en el caso de Anzoátegui por Saludanz y Contraloría Sanitaría, mano de obra calificada que debe estar regida por la Ley de Servicios Funerarios, tratamos de conservar este personal porque sabemos que la crisis en el país ha obligado a la gente a buscar un mejor futuro, mira por ejemplo realizar un mantenimiento de un horno de cremación no lo hace cualquiera, eso no es pegar cuatro bloques y ya, hay que emplear técnicos en gas, maestros de obra calificados porque hacer el mantenimiento de estos hornos se deben seguir especificaciones rigurosas, entre otros y eso cuesta entre 10 y 15 mil dólares”.
Cementerios asediados
El también empresario indica que en Venezuela hay 350 cementerios y 55 de ellos son privados; en el caso de Anzoátegui el cementerio Parque Metropolitano, ubicado en la salida de Barcelona, está flanqueado por tres de los barrios más grandes de la zona metropolitana: La Orquídea, La Ponderosa y Viñedo.
Ese hecho, aunado a la situación país, sostiene Montoya, ha propiciado que el campo santo viva bajo los embates de la delincuencia.
“Nosotros tenemos cuatro vigilantes pero son más guachimanes que otra cosa, esa gente está desarmada y es poco lo pueden hacer, los delincuentes entran y se llevan el bronce que tienen las letras de algunas lápidas, en dos años nos han robado las bomba sumergibles de agua que utilizamos para regar la grama de todo el parque en tres ocasiones, la última vale más de 2.000 dólares porque extrae agua de un pozo que tiene una profundidad de 200 metros, una vez entraron y prácticamente saquearon todo, se llevaron todo el cafetín, puntos de venta, computadoras, esto es una crisis por todos lados de donde se mire”.
Aunque están sometidos al asedio del hampa, Montoya indicó que hay algo de lo que han escapado: La profanación de tumbas.
“Gracias a Dios no padecemos de esto porque cuando se realiza un sepelio se brindan todas las medidas para evitar este tipo de cosas. En los cementerios públicos esto es recurrente y hemos propuesto planes a las alcaldías para descongestionarlos, abrir más espacios y acabar con la profanación de tumbas, pero no nos han hecho caso, somos prácticamente un sector olvidado”.
Los empresarios funerarios sostuvieron que el panorama es preocupante, pero indicaron que no pueden dejar de trabajar porque de hacerlo se desataría una crisis sanitaria.
“Con esto de los apagones tuvimos que hacer de todo para seguir brindando el servicio, en muchos casos llevamos cuerpos directos desde la funeraria al cementerio porque no se garantizaba la conservación de los mismos debido a la dificultad para prepararlos por la ausencia de electricidad, la crisis nos ha golpeado fuerte, todos saben de la situación del sector funerario pero no nos escuchan, no pedimos nada regalado ni con preferencias, solo queremos los insumos para ofrecer un servicio de calidad”, finalizó.