Maduro teme una invasión camuflada detrás la ayuda humanitaria
El presidente venezolano engañó a la Conferencia Episcopal al autorizar el falso ingreso de medicamentos, denuncia el padre chavista Numa Molina
Con información de ABC
Caracas.- El régimen de Nicolás Maduro teme una invasión de Estados Unidos con la ayuda humanitaria. Y para enfrentar esta invasión infundada engañó a la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) al autorizar un falso cargamento de medicinas que nunca llegó al país, evidenciando que el temor del mandatario es más importante que la agonía de miles de venezolanos, condenados a morir por falta de medicinas.
El que denuncia esta triste paradoja es el padre Numa Molina, quien precisamente se ha destacado por defender la revolución chavista y no a la oposición. Su frustración fue conocida hoy en la prensa local.
Hace pocos días el sacerdote chavista participó de un encuentro “privado” entre los obispos y el ex presidente de la CEV y el presidente Maduro y sus más cercanos colaboradores del gabinete.
El padre Numa Molina comienza su relato: “visto que hablan tanto de ayuda humanitaria y que culpan al gobierno de no querer recibir las medicinas, quiero revelar un hecho. He asistido a una reunión reservada entre el ex presidente de la CEV, Monseñor Padrón y Nicolás Maduro”.
Y añade: “el Presidente venezolano no ha rechazado ninguna de las propuestas de Padrón. Al contrario, ha puesto a disposición un camión de la Guardia Nacional Bolivariana con escolta militar para recibir las medicinas”.
Después de una larga espera, señala: “Luego de dos o tres días he pedido a Elías Jaua (Ministro de Educación) si habían llegado los contenedores de medicinas prometidas por Caritas y él me ha respondido que había llegado sólo una pequeña caja que podía entrar en la cajuela de un auto”.
El sacerdote Numa se sorprende: “Era sólo un show, un montaje. Frente a tanta falsedad he decido revelar este episodio. Maduro no ha cerrado ninguna puerta a Cáritas. Sólo ha pedido que no fuera usada la expresión de ayuda humanitaria porque concretamente significa injerencia por parte de los Estados Unidos, sinónimo de invasión.”
Roy Daza, miembro de la Comisión de Asuntos Internacionales del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) también ha rechazado un canal humanitario porque considera que es “echarle gasolina a un incendio, porque en la práctica es una intervención, así empezó en Irán y Siria y no estamos de acuerdo con eso”.
La apertura de la ayuda humanitaria la han solicitado la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), la Cruz roja Internacional, la Comisión Europea, el Grupo de Lima, la iglesia católica y organizaciones religiosas como Cáritas. Solo faltaría el exhorto de la Media Luna de los árabes. Pero Maduro prefiere engañar a dar su brazo a torcer.
En verdad, los chavistas no aceptan la ayuda humanitaria internacional porque temen que por ahí se les pueda filtrar una intervención camuflada. Pero tampoco ofrecen alternativas a cambio de no engañar para aparentar que quiere una solución como lo ha testimoniado el padre chavista Numa Molina, es decir, no piensan sacrificar su seguridad “ideológica” a favor de la atención médica que necesita la agonía de miles de pacientes crónicos, condenados a morir por falta de medicamentos, equipos y tratamiento médico, que alcanza al 95% de escasez.
En Venezuela hay un refrán que dice “ni lavan ni prestan la batea”. El costo de esto es un genocidio por el que pagarán todos los que rechazaron la ayuda humanitaria que por razones humanas no debe de tener color ideológico.