En Venezuela, el socialismo apagó la navidad
Mientras en Venezuela tratan de que no se desvanezcan las celebraciones decembrinas, en Estados Unidos los espectáculos navideños están a la orden del día. Un indicador de la dicotomía entre el oscurantismo y la luz, pero posiblemente entre tanta oscuridad, estén las oportunidades de surgir y convertir lo negativo en positivo
Redacción / Valentina Rodríguez
Desde la llegada de los colonizadores españoles al continente americano se han adoptado diferentes costumbres y creencias, entre ellas, la navidad, una de las festividades más importantes del cristianismo. Documentos históricos señalan que la primera celebración navideña en América se realizó el 25 de diciembre de 1492 en lo que actualmente se conoce como Haití.
Con el pasar de los siglos, Venezuela ha adquirido sus propias tradiciones. Los festejos iniciaban desde la última semana de noviembre, las gaitas y la alegría característica del venezolano no pasaban desapercibidos durante estas fechas. Las casas decoradas, iluminadas, con nacimientos y arbolitos, y la costumbre de celebrar en familia jamás faltaban.
Este año el presidente Nicolás Maduro dio la bienvenida a la Navidad el 23 de Noviembre, encendiendo la Cruz del Ávila en el parque nacional Waraira Repano, en Caracas. “¡Que viva la navidad, que viva la felicidad! Ese espíritu de alegría que tiene nuestro pueblo, ese pueblo que tiene 200 años diciendo si podemos”, exclamó el mandatario en cadena nacional desde el Palacio de Miraflores.
Navidad en contraste
Pero la crisis económica que vive actualmente Venezuela, dificulta realizar con normalidad esta significativa fecha. La mayoría de los venezolanos no podrán costear los ingredientes para la cena navideña, los estrenos y la decoración de las casas.
Anteriormente el venezolano podía adquirir todo lo necesario para Navidad, sin necesidad de quedar en bancarrota. Actualmente el 73% de la población según datos suministrados por José A. Gil Yepes, director de Datanálisis, considera que tiene menor capacidad de compra y se encontrarán peor luego de las medidas económicas anunciadas por el Ejecutivo. Y esta situación afecta la actividad comercial y económica del país.
En contraste, tenemos las celebraciones de la navidad en los países del primer mundo, donde abundan las celebraciones, las reuniones en familia y amigos; y el incremento de compras de variedad de productos de estas fechas, entre ellos los regalos. Donde el valor de “dar al prójimo” toma forma y se vuelve palpable, y las calles se llenan de alegría para la llegada de Papá Noel.
Santa Claus es capitalista
En un país donde el sueldo mínimo alcanza los 2.500 dólares, no es difícil adquirir regalos navideños. Los centros comerciales, normalmente abarrotados, son la casa de miles de personas que anhelan esta época del año, para hacer largas filas a la espera de poder entrar a las tiendas y comprar ropa, calzados, juguetes o artículos electrónicos.
Los costos de las prendas de ropa de marcas reconocidas como Old Navy, Hollister y Zara van desde los $ 2hasta los $ 15 en la época decembrina, debido a que las ofertas, de más del 60% de descuento,son comunes. Al igual que el calzado donde se encuentran rebajas del 30% en mercancía, tiendas como Nike y Adidas ofrecen zapatos desde $ 20 hasta $ 60. Adquirir cualquier prenda de vestir o calzado no supone un desajuste en el presupuesto de los estadounidenses.
Los juguetes, regalo imprescindible de la llegada de San Nicolás abundan en tiendas como Toys R Us, donde la imaginación de cualquier niño –y adulto– puede dejarse volar. Los más pequeños del hogar pueden realizar su lista de deseos y escoger entre pistas, bicicletas, muñecas, carros y peluches que no superan los $ 50. La llegada de Papá Noe supone muchos presentes para los niños estadounidenses.
Todo el escenario anterior, es contrario al de las dificultades que vive el venezolano para adquirir cualquier artículo de vestimenta, calzado o juguetes para regalar a los niños. Con un sueldo de Bs.S 4.500, que representa 6$ en el mercado negro y 15$ según el Sistema de Mercado Cambiario (DICOM).
Actualmente los precios de vestimenta, calzado y juguetes, superan por mucho al sueldo mínimo. Una camisa en una tienda del centro comercial Plaza Mayor ubicado en Barcelona, Anzoátegui cuesta entre Bs.S4.000 y Bs.S 10.000. Los pocos juguetes importados que muestran las vidrieras, alcanzan los Bs.S 15.000, haciendo casi imposible que los niños reciban lo pedido a Santa Claus.
“Dudo mucho que este año pueda comprar algo para estrenarme, todo mi dinero se fue en comprarle el juguete a mi hijo de 5 años, y bueno guarde un poquito para hacer unas hallacas, no quería quedarme sin cena navideña. Así estamos, usando lo poco que tenemos y reusando todo”, declaró vía telefónica Andrea Vásquez, residente del sector Pascal.
El poder de adquisición y la grave crisis económica golpea el bolsillo del venezolano en la temporada navideña, impidiendo la compra de regalos y el tan tradicional “intercambio de regalos” que se realizaba entre los miembros de la familia o compañeros de trabajo.
La ciudad de las luces
Siguiendo con este relato y su paralelismo, las luces del Kansas City Light, Estados Unidos, es una tradición que se realiza desde 1930 y el 22 de noviembre de este año (Día de Acción de Gracias) la ceremonia conmemoro su aniversario número 89. Es una exhibición de 15 cuadras en el famoso Country Club Plaza, con miles de luces que se alzan sobre cada cúpula, torre y ventana del distrito comercial más importante de la ciudad.
Camiones especiales con elevadores y cuerdas, permiten a los trabajadores, con zapatos para escalar como montañistas, acceder a los lugares altos como cúpulas y torres de 20 metros de altura.
A medida que se acerca el Día de Acción de Gracias, los “maestros de la luz” como se les llama a los encargados del montaje, prueban las luces a medianoche para asegurarse de que enciendan simultáneamente. Durante la temporada navideña los trabajadores se mantienen ocupados reemplazando los numerosos bombillos que se queman durante las festividades.
El espectáculo comienza a las 6pm y tiene una duración de 3 horas. Presentaciones de artistas regionales, sorteos y regalos son parte del preámbulo. Se escoge al azar un niño entre el público para que suba el interruptor que enciende las luces y simultáneamente el juego pirotécnico que ilumina el cielo del Oeste del país por aproximadamente 5 minutos.
Las luces de Kansas City Light brillan diariamente desde las 5 pm hasta las 3 am. Todos los estacionamientos cercanos al centro de la ciudad o Downtown son gratis durante la temporada navideña. Los visitantes pueden disfrutar del espectáculo de luces mientras dan un paseo en carruajes impulsados por caballos, se adentran en las más de 50 boutiques con las últimas tendencias en moda o comen en los más de 30 restaurantes ubicados en el distrito.
Este distrito de entretenimiento de 850 millones de dólares, se transforma en el foco de luz más importante de los Estados Unidos y anualmente recibe a más de 100.000 visitantes de todas partes del país.
Oscuridad envolvente
Mientras tanto, es un contraste con la lamentable situación en la que está sumergida Venezuela, donde el Gobierno prácticamente deja a un lado las tradiciones y festividades navideñas, al haberse descuidando todas las áreas comunes de recreación, calles y avenidas repletas de basura, que recuerdan constantemente que aún cuando es navidad, no se hace nada por darle ambiente de festividad decembrina a las ciudades.
Anteriormente se decoraban los edificios de las gobernaciones, plazas y en algunas ciudades se arreglaba todo el alumbrado público y decoraban los postes. Se realizaban diferentes eventos con alusión a la Navidad, numerosos musicales y obras.
Ir a ver la obra El Cascanueces, presentado en el centro comercial Plaza Mayor era costumbre para el estudiante de Derecho, Eduardo Guevara, “Yo llegué a Puerto La Cruz hace 5 años y yo vi esa obra por 3 años seguidos hasta que simplemente no la hicieron más”, relató Guevara.
Y si la navidad es sinónimo de luz y esperanza, como la estrella de Belén que anunció el nacimiento del hijo de Dios, las calles del área metropolitana del estado Anzoátegui, se encuentran sumidas en la penumbra, las decoraciones brillan por su ausencia; sin embargo a pesar de la crisis, los habitantes tratan mantener los ánimos de hacer lo posible por reunirse con sus seres queridos y pasar un buen rato, tal vez sin luces, ni regalos, ni comida, pero juntos.