Mercosur y Alba, en peligro por crisis política de Brasil y Venezuela
En Latinoamérica, la crisis económica, la corrupción y ahora las turbulencias políticas amenazan las aventuras de política exterior de Brasil y Venezuela
Con información de Excélsior
Las crisis paralelas en Brasil y Venezuela complican la vida de dos instituciones que todavía algunos defienden como alternativas regionales: el Mercosur (Mercado Común de Sudamérica) y la Alba (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América).
Para los críticos de gobiernos y organizaciones surgidas de la llamada “marejada rosa”, por las presuntas inclinaciones socialistas de sus integrantes, ambos bloques —que a veces se sobreponen— enfrentan escenarios complejos y, por lo pronto, negativos.
Los partidarios afirman que simplemente encaran las consecuencias de intentos golpistas de derecha y una guerra económica del imperialismo, aunque parezcan más recursos retóricos que realidades.
Cualesquiera sea la realidad, la situación en Brasil crea dificultades serias por lo menos para el resto de las naciones del Mercosur(Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela).
Por su parte, la crisis venezolana pone a las otras naciones, los países miembros de Alba (Bolivia, Ecuador y Nicaragua) ante un escenario igualmente complejo y negativo.
La situación no es simple y muchos observadores internacionales se han apresurado tal vez a escribir los obituarios.
“En Latinoamérica, la crisis económica, la corrupción y ahora las turbulencias políticas han puesto fin a las aventuras de política exterior de dos naciones que parecían destinadas a liderar una nueva era: Brasil y Venezuela”, escribió recientemente Christopher Sabatini en la revista Foreign Policy.
En Brasil, el gobierno encabezado por Dilma Rousseff enfrenta lo que se ha definido como “la tormenta perfecta”, en marzo el desempleo alcanzó nueve por ciento, la inflación va en aumento y el Producto Nacional Bruto se contrajo 3.5 por ciento en 2015, mientras sucesivas revelaciones sobre corrupción políticoelectoral en la empresa petrolera estatal Petrobras bajo los regímenes del Partido del Trabajo, no sólo sacuden a Rousseff sino la imagen del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Si eso hace parecer una situación complicada en términos domésticos, no ayuda al Mercosur: Brasil es el país más grande y por tanto el motor económico del acuerdo.
De acuerdo con un análisis, “el Mercosur padece una fatiga intrínseca. En 2015 las exportaciones del bloque tradicional (los cuatro fundadores) cayeron alrededor de 16%. Se redujeron las exportaciones de la Argentina (17%), Brasil (16%), Uruguay (16%) y Paraguay (15%). Si se agregara a Venezuela (caída de exportaciones de 49%), el promedio de descenso sería mayor.
Respecto de Argentina, por ejemplo, las exportaciones a Brasil bajaron de 14,500 millones de dólares en 2014 a 10,550 millones en 2015.
Pero eso también refleja una situación que no ha dejado de crear tensiones: “los dos socios mayores (Brasil y la Argentina) salieron relativamente mejor parados. La falta de garantía de acceso al mercado ampliado operó como un disuasorio para que las inversiones se radicaran en Uruguay o Paraguay.
“En los hechos se convirtió en un acuerdo de integración con tratamiento especial y diferencial en favor de los socios mayores.
“Es una de las inequidades más profundas que aquejan al Mercosur”, dijo al diario argentino La Nación Isidoro Hodara, exsecretario de Comercio Exterior y ahora catedrático de la Universidad ORT de Uruguay.
Pero al mismo tiempo, el Mercosur es un proyecto de integración y comercial.
“Por más que el Mercosur firme acuerdos de libre comercio con la UE o con países asiáticos, si no logra mayor integración física, comercial y energética con el resto de América del Sur, no habrá cumplido su misión”, señaló Fernando Masi, director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP), citado también por La Nación.
Por lo pronto, la atención está sobre lo que pase en Brasil. De acuerdo con un artículo del embajador (retirado) canadiense Paul Durand en el diario The Globe and Mail, la insistencia brasileña en la “autarquía económica” en lo doméstico y en sus socios del Mercosur “han cerrado y obstaculizado su economía, permitiendo además corrupción mientas mantiene alejados a países como Canadá”.
El mismo Durand consideró que el caso de Venezuela es “una situación diferente y más perturbadora, con la cohesión social en desintegración y la violencia en alza”.
Pero eso tiene un impacto distinto, de acuerdo con Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, de España.
“En las últimas semanas se han multiplicado las declaraciones de ciertos dirigentes de la Alba alertando sobre las consecuencias para la región de un inminente “golpe” en Brasil. Desde su perspectiva, llueve sobre mojado, ya que la trama para acabar con el gobierno de Rousseff y cerrar las puertas al regreso de Lula da Silva en 2018, o incluso antes, estaría íntimamente relacionada, a través de una conspiración de escala regional, con las derrotas electorales de Cristina Fernández, Nicolás Maduro y Evo Morales”, consideró.
El tono, añadió Malamud, “trasunta la preocupación ante la pérdida de hegemonía regional del 'bolivarianismo'”.
Para Foreign Affairs, el “bolivarianismo” se ha caracterizado más por la incompetencia, la corrupción y la criminalidad que por la coherencia ideológica, con la economía venezolana como ejemplo de las carencias de ese manejo.
Según su recuento, los miembros de Petrocaribe han comenzado a buscar alternativas, y países que en otro tiempo dependían de la generosidad venezolana comienzan a cambiar de rumbo.
De acuerdo con Stratfor, una empresa privada de inteligencia, un país en esa situación es Nicaragua, un país miembro de Alba cuyas políticas pueden dar un vuelco en los próximos años.
Por un lado, alegó Stratfor, está la edad del presidente Daniel Ortega y por otro, la reducción de la asistencia económica de Venezuela, la mayor fuente de gasto social del gobierno. “Los embarques de petróleo son una parte crucial de esa ayuda y ya han sido reducidos significativamente”, señaló Stratfor al advertir que en los próximos años, los desafíos económicos ayudarán a que la oposición tenga ganancias”.
Oportunidades llaman a una creciente apertura del Mercosur, a convenios con otras regiones, notablemente la Unión Europea, mientras algunos analistas en Argentina comienzan a llamar por un alejamiento de Brasil significado en más controles a las importaciones.
En ese marco, si bien es cierto que las cifras del Mercosur reflejan un descenso en las exportaciones del bloque, esa caída es menor que la registrada en las exportaciones de Sudamérica en general, donde las disminuciones de Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela (exportadores de materias primas, energéticos y metalíferos, afectados por caídas de precios de mayor intensidad que la de los agroalimenticios) generaron peores resultados.
Ese problema fue tanto más visible en la Alba, un proyecto económico-político que fue creado a partir de un llamado del extinto líder venezolano Hugo Chávez.
Y la situación es tanto más complicada si se considera que Brasiles el motor del Mercosur.
Cumple 25 años con sabor amargo
A 25 años de su creación, el Mercosur (Mercado Común de Sur) se encuentra en una situación de estancamiento y muy lejos de sus metas.
Cuando los representantes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron en Asunción, la capital paraguaya, el acuerdo aduanero que dio origen al Mercosur, las expectativas eran optimistas.
Hoy son muchos en Paraguay y en Uruguay que cuestionan al Mercosur, donde consideran que sus países han sido los menos beneficiados, mientras otros señalan a Brasil, el gigante económico de la región, como el mayor beneficiario.
Pero aun Brasil ha mostrado un nuevo escepticismo y en agosto del año pasado un importante legislador, el presidente del Senado, Renan
Calheiros, llamó a “eliminar el bloque regional para que el gobierno brasileño pueda negociar acuerdos comerciales de forma unilateral y generar más negocios para su país”.
De hecho, en declaraciones difundidas por la prensa argentina, Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, se hizo eco de una visión pesimista al señalar que en 2015 “los resultados comerciales fueron malos. Las exportaciones del bloque tradicional (los cuatro fundadores) cayeron 16% en promedio”.
Pero eso no quita importancia al Mercosur, que a fines del siglo XX representaba una superficie de 11,863 millones de kilómetros cuadrados —8.9 por ciento de la superficie mundial—; una población de 204 millones (3.5 por ciento de la población mundial); un Producto Interno Bruto (PIB) de 1.1 millones de millones de dólares y un comercio anual de 184,600 millones de dólares, o sea, 34.8% del de Latinoamérica.
Pero un cuarto de siglo después de su creación enfrenta una variada serie de problemas.
El diario La Nación, de Buenos Aires, señaló por ejemplo “un larguísimo y variado historial de incumplimientos de normas y plazos; una agenda en la que lo urgente prevalece sobre lo importante”.
Entre los propósitos aún por cumplirse, más allá de lo económico, se habló de crear un pasaporte único y se propuso una matrícula vehicular común para todos los países miembros.
El Mercosur incluye ahora a Bolivia y Venezuela como Estados miembro, y Chile, Colombia, Ecuador y Perú como asociados, con México y Nueva Zelanda como observadores.