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Fracturas en la cúpula; Por Omar González Moreno / @omargonzalez6

Mar de Fondo

Los repentinos cambios en el alto mando militar y la detención de altos oficiales, han generado una ola de teorias, tanto a nivel nacional como internacional, sobre una posible fractura en la cúpula civil y militar del régimen.

Estos excepcionales movimientos se producen en un contexto de creciente inestabilidad política y social en el país, caracterizado por las graves denuncias de corrupción, violacion de los derechos humanos, crisis económica, protestas populares y tensiones entre el desgastado regimen de Maduro y los distintos sectores de la sociedad venezolana.

Uno de los factores más destacados ha sido la detención de varios altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), lo que ha desatado versiones sobre luchas internas de poder y la lealtad de las fuerzas armadas hacia el régimen del presidente Nicolás Maduro.

Las razones oficiales de estas detenciones han sido en torno a acusaciones de corrupción y traición, aunque muchos analistas sugieren que pueden estar más dirigidas a conjurar el creciente malestar de la oficialidad y la tropa en contra de la nefasta gestión del ocupante de Miraflores.

La cúpula militar, policial y del poder judicial han sido tradicionalmente el pilar del poder de Maduro, y los cambios en su liderazgo podrían ser interpretados como un intento de abortar ese creciente malestar en su contra, asi como las pugnas internas de su única base de apoyo en un periodo donde el país enfrenta presiones externas e internas sin precedentes.

En Venezuela, el 90 por ciento de la población quiere un cambió, según recientes investigaciones de opinión y los resultados de las últimas elecciones.

En el plano internacional, no hay una sola democracia importante en el mundo que reconozca a Maduro como el legítimo presidente electo por el pueblo venezolano.

Al contrario, cada día son más las Naciones y Parlamentos que reconocen a Edmundo González Urrutia como el ganador de las elecciones presidenciales por una abrumadora mayoría, con el apoyo de la lider venezolana, María Corina Machado.

En un intento desesperado por mantenerse en el poder, Maduro decidió utilizar precisamente a los militares, policías, jueces y fiscales para ejecutar una brutal represión, que la ONU, OEA y otros organismos internacionales no han dudado en calificar como Terrorismo de Estado.

Sinembargo, muchos de los funcionarios civiles y militares, encargados de ejecutar las órdenes de Maduro y sus cómplices, están conscientes que por cometer esos delitos podrían ser juzgados y condenados, por lo que habrían comenzado a desmarcarse.

Se dice que la eliminación de decenas de oficiales y altos funcionarios civiles y militares considerados potenciales disidentes puede verse como una estrategia para evitar posibles levantamientos dentro de sus filas.

Además, estos acontecimientos ponen de manifiesto la falta de confianza y la incertidumbre que prevalecen en el seno de la institución militar, policial y judicial algo inusual en un país donde el régimen ha tratado de presentar una imagen de unidad y fortaleza en esos organismos, pero que ya cada día que pasa se le notan más y más las costuras.

La situación es fluida y podría tener importantes repercusiones en la política venezolana en el corto y mediano plazo, ya que el desempeño y la lealtad del alto mando militar, policial y judicial son cruciales para la estabilidad de un régimen cada vez más debilitado dentro y fuera del país.