Es cuestión de confianza; por Pedro Galvis / @pgalvisve
La política, una de las actividades más nobles que puede realizar el ser humano, según el filósofo griego Aristóteles. En teoría, la política debería estar encaminada a conseguir el bien común y mejorar la vida de los ciudadanos. Sin embargo, en Venezuela, la percepción ciudadana de la política está marcada por la desconfianza, polarización y falta de participación ciudadana. ¿Cómo podemos cambiar esto? Sencillo: recuperando la confianza.
La confianza representa un valor fundamental muy importante para las relaciones entre personas, especialmente en la política. Para establecer una buena relación, es necesario tener confianza en la otra parte. En la política, la confianza es crucial para trabajar juntos y lograr objetivos comunes. Sin embargo, la confianza puede ser fácilmente dañada, por lo tanto debe ser atesorada y protegida. Para todos quienes aspiramos reconquistar nuestras libertades y la democracia para Venezuela, es un deber impostergable trabajar para reconstruir el vinculo que une a los ciudadanos con la política, ese vínculo es la confianza.
El caso de Venezuela es un ejemplo muy claro de cómo la pérdida de confianza ciudadana en la política puede tener gravísimas consecuencias. Durante 23 años, aquellos que llegaron al poder gracias a esta falta de confianza, han cercenado las libertades civiles, la institucionalidad del país y saqueado los recursos de la nación, sometiendo a los venezolanos a toda clase de vejaciones, arruinando nuestras condiciones de vida, y generando una espantosa pobreza, que ha forzado el éxodo de mas de siete millones de conciudadanos. ¿Cómo llegamos a esto?
A mi juicio, todo comenzó en 1993 (30 años atrás), cuando los ciudadanos venezolanos empezaron a manifestar su descontento y desconfianza en el liderazgo político, especialmente en el sistema bipartidista que había dominado la política del país durante décadas. Y los electores votaron por un cambio, y cambiamos. Pero peor fue el remedio, que la enfermedad. Factores como la corrupción, la inseguridad y la falta de oportunidades económicas, entre otros, profundizaron esta falta de confianza.
La pérdida de confianza ciudadana en la política es uno de los principales motores de la crisis política, económica y social que ha afectado a Venezuela en los últimos años. Porque tal y como pensaba Platón, cuando las personas se desentienden de la política, terminan siendo gobernadas por las peores personas y este es precisamente nuestro caso. La desconfianza en el liderazgo político ha llevado a la polarización del país, al debilitamiento de las instituciones y a una grave crisis humanitaria. Es por eso que entendiendo la importancia y valor de la confianza para la política, es necesario que, quienes aspiramos ponerle fin a esta tragedia nacional, de la que poquísimos se escapan, trabajemos para reconstruirla. Además, tengamos en cuenta que la desconfianza en la política o en el liderazgo político también tienen un impacto negativo en la participación ciudadana y en los procesos electorales. Porqué cuando los ciudadanos no confían en los líderes políticos, pierden la motivación para involucrarse en los procesos políticos y elegir a sus representantes.
La confianza no se logra de manera automática, sino que se construye con el tiempo a través del trabajo permanente, no cada vez que llamen al concurso electoral. El país reclama y requiere de los líderes políticos mayor transparencia, compromiso, coherencia y honestidad, tanto en sus discursos, como en sus acciones para que los ciudadanos puedan entender y valorar las razones detrás de las desiciones y acciones del liderazgo político, y puedan volver a confiar en sus intenciones y compromisos.
Este año 2023 tenemos una oportunidad, buena parte de los ciudadanos del país, ve con buenos ojos, elegir a través de elecciones primarias de la oposición al liderazgo que tendrá la responsabilidad de ejercer la conducción política nacional para enfrentar, derrotar y desmontar al sistema criminal enquistado en el poder.
De allí, la importancia de preservar al árbitro que se encargará de organizar el proceso de primarias, con integridad y autonomía. La Comisión Nacional de Primarias juega un papel fundamental en la recuperación de la confianza de los ciudadanos en la política. Nos corresponde a todos, especialmente al liderazgo de los factores políticos que presentarán sus candidatos a la elección, cuidar y preservar esta importante y valiosa institución. De esta forma, podremos lograr el mayor entusiasmo, movilización y participación ciudadana en las primarias, que en estos momentos se convierten en el instrumento más efectivo para promover la participación ciudadana y el diálogo político. Esto permitirá que los ciudadanos tengan un papel activo en la selección de sus representantes.