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Presencia ciudadana; por José Félix Díaz Bermudez

La sociedad en Venezuela ha dado un ejemplo extraordinario que se corresponde con nuestro origen republicano cuando antes que los ejércitos, la conciencia de la comunidad, el Cabildo, abrió el camino hacia la Independencia

En toda su admirable determinación, en todo su carácter y ejemplaridad, en toda su virtualidad y vocación humana, la ciudadanía venezolana de tendencia opositora ha demostrado su admirable potencialidad en las calles de las ciudades y los pueblos para señalar como lo hizo, con la soberanía irrenunciable que le corresponde, quien la abanderará en las próximas elecciones presidenciales.

La ciudadanía se ha expresado masivamente, con civismo y organización, con deseos de afirmar como ya lo ha hecho el destino político de Venezuela. Lo ha realizado en el marco de la Constitución, ejerciendo una libertad que no puede ser limitada; ha depositado un mandato, ha transferido en la persona de María Corina Machado todas sus aspiraciones populares para acudir con firmeza y legitimidad a los próximos comicios generales que la Nación exige, que la Nación merece.

Una democracia auténtica es producto de la voluntad popular libremente expresada, con instituciones que la respalden, con sentido de mandato social. No hay democracia cuando el pronunciamiento se persigue, se cercena, se castiga. No se puede ser parcialmente democrático: un gobierno lo es o no lo es y quienes lo dirigen son y deben ser dependientes absolutos de las resoluciones de los pueblos.


El impulso de las naciones ejemplifica su avance. Venezuela debe a su historia democrática en contra de la arbitrariedad de los caudillos las mejores lecciones del civismo y la realidad de sus conquistas hechas contra la opresión de sus mandones. Una vez más se demuestra que el pueblo quiere ser libre y que es capaz en circunstancias decisivas de encaminar su destino.

El poder es temporal, en democracia ningún gobernante puede detentarlo indefinidamente. La soberanía reside en el pueblo como principio esencial de la democracia y del sistema de derechos políticos. Es un derecho humano fundamental que se estructura en todo el conjunto de principios que informan las relaciones políticas modernas desde el siglo XVIII a nuestra época.

Mientras que en las dictaduras se persigue la disidencia, en democracia se protege y privilegia a los opositores. Existe un equilibrio entre los dos actores esenciales del poder. La dictadura es el orden del autoritarismo y la violencia a los derechos. La democracia es libertad, civilidad, convivencia, alternabilidad, ley. La dictadura reprime a la sociedad; la democracia la exalta y la sostiene.

La sociedad en Venezuela ha dado un ejemplo extraordinario que se corresponde con nuestro origen republicano cuando antes que los ejércitos, la conciencia de la comunidad, el Cabildo, abrió el camino hacia la Independencia.

Se hace necesario valorar y escoger el destino que se quiere tener en Venezuela. La voluntad del país se manifiesta, es parte de la sabiduría política y social interpretarla. Permanecen y trascienden los que la saben escuchar; pasan y desaparecen los que la omiten y vulneran. Un afirmativo sentido de patriotismo se impone cada vez más. La Nación es superior al deseo de sus dirigentes. Ellos le son subordinados y les corresponde obedecer: escuchar y seguir sus mandatos cuando hablan y deciden tal y como lo está haciendo Venezuela en este momento de su historia civil.

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