El papel de Barcelona el Día de la Independencia; Por Omar González Moreno; / @omazrgonzalezz6z
Crónicas de Anzoátegui
Se puede afirmar que la provincia de Barcelona protagonizó algunas de las más audaces y decisivas acciones para lograr la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811.
Dice la historia que los diputados por la provincia de Barcelona estuvieron convencidos, desde el principio, que aquella sesión del Primer Congreso Constituyente de nuestro país, celebrada en la Capilla de Santa Rosa de Lima, actual sede del Concejo Municipal de Caracas, era histórica.
Estaban conscientes que todo lo hecho por ellos hasta ese día era nada, comparado con lo que sucedería más tarde: la declaración solemne de la Independencia absoluta de Venezuela.
La crucial decisión resultó aprobada por una abrumadora mayoría, según consta en el acta correspondiente a la sesión de ese día.
El solo anuncio de este hecho suscitó aclamaciones entre los habitantes de aquella Caracas colonial y de inmediato se formó una manifestación, encabezada precisamente por un diputado de Barcelona, que recorrió las calles y plazas vitoreando la independencia.
En efecto, lo que comenzó el 19 de abril de 1810, como un movimiento autonomista del Cabildo de Caracas, ese 5 de julio 1811, implicó la ruptura definitiva con la corona español.
Con esa finalidad se había instalado en Caracas, el 2 de marzo de 1811, el primer Soberano Congreso de Venezuela, con representación de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Trujillo y Barcelona.
Estas siete provincias formaron la "Confederación Americana de Venezuela", las cuales quedaron inmortalizadas en las siete estrellas de la bandera nacional.
Las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, quedaron excluidas de ese Congreso porque para ese momento estaban dominadas por los españoles.
En representación de la provincia de Barcelona asistieron los diputados Francisco Policarpio Ortiz, José María Ramírez, Francisco de Miranda y el polifacético piriteño Fernando Peñalver que resultó electo por la ciudad de Valencia.
Reseñan los historiadores que los diputados que se oponían a la ruptura definitiva con la corona española quedaron abrumados por la elocuencia y los argumentos expuestos en los discursos del anzoatiguense Fernando Peñalver.
Paralelamente, el representante por el Pao de Barcelona, el generalísimo Francisco de Miranda, encabezó ese día una manifestación que recorrió las calles de Caracas, ondeando banderas y gritando consignas de libertad.
En esa manifestación participaron activamente los jóvenes de la llamada Sociedad Patriótica, entre los cuales destacó Simón Bolívar, quien, ante las dudas de algunos diputados sobre la declaración de la independencia, lanzó su inmortal pregunta pública: ¿Tresciento años de calma no bastan?.
En la mañana del 5 de julio se abrió el debate en el Congreso y a las 2:30 de la tarde se procedió a la votación.
Hecho el recuento de los votos, el presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, anunció solemnemente que quedaba proclamada la Independencia de Venezuela.
Días más tarde, el 13 de julio de 1811, ese mismo Congreso aprobó la Bandera de Venezuela, la cual se basó en el diseño realizado por el mismo diputado de la provincia de Barcelona, Francisco de Miranda y el 14 de julio en un acto público y solemne fue izada por primera vez esta bandera.
Barcelona estalló en jubilo tan pronto se conoció la noticia de lo aprobado en el primer Congreso de Venezuela.
Recordemos que la Provincia de Barcelona desde el 19 de abril de 1810 no reconocía la autoridad del gobierno español y después de la declaración de la independencia pasó a formar parte de la Confederación Americana de Venezuela.
Desde entonces, días de dolor y lágrimas han tenido que enfrentar hasta el presente los habitantes de la provincia de Barcelona, convertida hoy en el estado Anzoátegui, siempre con la esperanza de vivir en paz y libertad.
Su historia es un trampolín desde donde se dispara la imaginación de un mejor porvenir.
Sobre todo, ahora, en la víspera de la celebración de los 210 años de aquel maravilloso acto de rebeldía civil, que terminó con la Declaración de la Independencia.
En este momento cuando Venezuela corre riesgos similares o peores que los que enfrentaron los protagonistas de aquel 5 de julio de 1811, la Provincia de Barcelona convertida en el estado Anzoátegui desde 1909, grita de nuevo: ¡Viva Venezuela libre!