Día de los Derechos Humanos; por Pedro Corzo / @pedrocorzo43
Creo que cada país tiene su paladín en la defensa de los Derechos Humanos, ciudadanos, que en democracia o bajo la represión de sangrientas dictaduras, constituyen entidades para defender a cualquier costo la dignidad y la vida de sus paisanos.
En lo que respecta a Cuba tenemos a Ricardo Bofill, un intelectual comprometido con la verdad que tuvo la voluntad y entereza de vencer antiguas creencias y militancias cuando constató lo que es la esencia de un régimen totalitario de origen carismático como el cubano, quizás peor, que los que promueven las teorías extremistas.
El legado de este austero y humilde ciudadano fue reconocido una vez más, en el marco de la presentación del documental “Los Sin Derechos” del cineasta Daniel Urdanivia. Los testimonios fílmicos recogidos muestran convincentemente lo depredador que es el totalitarismo y como expresara el propio Bofill, su práctica de violar los derechos humanos de forma sistemática e institucional.
La corriente de lucha inspirada por Bofill fue el cimiento, la base, para que en la Isla surgieran otras instituciones y movimientos que reivindicaran la independencia del individuo del estado. El CCPDH fue el punto de partida para la creación de entidades culturales y de la sociedad civil no oficiales, además de ser útil en la constitución de aparatos políticos que a pesar de ser brutalmente reprimidos tienen como objetivo el cambio de régimen.
Se pudiera decir que el CCPDH es la matriz que inspiró la gestación de la oposición política cubana del presente y las múltiples variantes a las que recurren los opositores para demandar sus derechos ciudadanos y el establecimiento en Cuba de una sociedad democrática y plural.
El evento en el que se presentaron los testimonios fílmicos recogidos en el documental se llamó “Recordando a Bofill”. Fue convocado por el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo y Plantados Hasta la Libertad de Cuba. El acto contó con la participación de militantes contra la dictadura de diferentes generaciones biológicas, distintos orígenes y participación política, quienes pudieron constatar una vez más la extrema crueldad del totalitarismo desde el mismo año 1959.
La conducción fue de Carmen Gómez de Toro que durante todo el acto dio espacio a cuatro oradores cada uno de los cuales, Santiago Cárdenas, Keyler Cabrera, Sebastián Arcos Cazabon y Ángel de Fana demostraron la continuidad histórica del proceso de lucha contra un régimen que en breve cumplirá 63 años expoliando a un pueblo entero.
Fue edificante apreciar, a través de sus contares, que a pesar de los intensos esfuerzos del castrismo y de más de un tonto útil por generar división y resentimiento entre quienes luchan contra el despotismo, en los sectores de la oposición prima el entendimiento y la comprensión de que el cambio de régimen nos necesita a todos.
Esa noche en el Teatro Tower se apreció nuevamente, en el documental, en lo expresado por los oradores, así como entre los presentes, que la lucha contra el totalitarismo es una sola, que las estrategias pueden variar sin que signifique el fin de la cooperación entre los coparticipes.
Para terminar con el Totalitarismo y las naturales secuelas de 63 años de una tiranía feroz, Cuba necesita que todos sus hijos que creen en la democracia y que están convencido del derecho de los otros, sumen esfuerzos con independencia del criterio que cada quien vaya a promover y defender en un estado de derecho.
Contaba Servando Infante y otros ex prisioneros políticos que conocieron a Bofill y a sus compañeros en la prisión, que los resentimientos y dudas entre las facciones del presidio político de los años 70 y 80 fueron superadas rápidamente, tal y como había ocurrido en los años 59 y principio de los 60 entre los grandes sectores que integraron el presidio de aquellos tiempos.
El entendimiento y la confianza entre quienes enfrentan el totalitarismo es una fórmula que el castrismo no puede vencer porque al igual que el régimen ha cambiado de caudillos y de dirigentes, conservando sus fundamentos, los opositores y la oposición también han evolucionado sin perder de vista sus raíces democráticas.