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La policía del pensamiento por Pedro Galvis / @pgalvisve

En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres. 

- Suetonio, historiador Romano

Dejando claro de antemano mi repudio a la violencia y a la toma del Capitolio de los Estados Unidos, por parte de una turba enardecida ante el comportamiento de los congresistas, justo en el momento en que empezaba la discusión sobre la certificación de los votos electorales que definirían el resultado, los representantes de Arizona rechazaron la certificación necesaria para ratificar los resultados, (lo cual abonaba en beneficio de los argumentos del presidente Donald Trump); se ordenó un receso que generó la reacción de las masas, (se dice que infiltradas por activistas de izquierda de Antifa), movimiento que promueve una agenda socialista en el país del norte y opuestos a Trump y a la política conservadora del partido republicano. 

Pero donde quiero hacer énfasis es en la censura ejercida a través de las redes sociales, por las peligrosas repercusiones contra las libertades que se derivan de este hecho, desde hace meses observo con estupor, como los gigantes de las redes sociales han ejercido un rol muy parecido al de la Policía del Pensamiento (Thinkpol), organización policial ficticia, de la novela distópica 1984, escrita por George Orwell. Esta organización orwelliana ficticia se encargaba de perseguir y encarcelar a las personas que manifestaban pensamientos contrarios a los intereses o consignas del partido, por constituir un crimen de pensamiento

Las redes sociales ocupan un lugar muy importante en las vidas de billones de personas en el mundo entero, sus plataformas suponen constituir un ecosistema para el libre intercambio de experiencias, opiniones y pensamientos, pero a la luz de los acontecimientos recientes, eso no lo podemos afirmar hoy. Los dueños de estas empresas de tecnología censuraron una y otra vez al presidente de los Estados Unidos de America, quien desde noviembre viene reclamando y denunciando un supuesto fraude en el proceso electoral, y son los organismos jurisdiccionales del país, no los particulares, los encargados de dirimir esos asuntos, El libre pensamiento no es un delito, como tampoco lo es el ejercer el derecho a reclamar por lo que consideres un atropello o injusticia.

Si estás plataformas tecnológicas hicieron lo que hicieron al presidente del país más poderoso del mundo, imaginemos por un momento lo que pueden hacer con nosotros los ciudadanos. Pareciera una versión más grande y sofisticada del CONATEL del régimen venezolano, que se encarga de censurar y clausurar los medios en Venezuela. Ahora vemos cómo las redes sociales se comportan como una suerte de “Gran hermano”, deciden que contenidos podemos consumir y hasta los comentarios que los usuarios podemos expresar, esto constituye un serio atentado a la libertad de Expresión. Aquí bien vale la pena traer a colación un pensamiento de George Washington, quien fue precisamente el primer presidente de los Estados Unidos: “Si nos quitan la libertad de expresión nos quedamos mudos y silenciosos y nos pueden guiar como ovejas al matadero”.

Ante esto, los ciudadanos del mundo debemos elevar nuestra voz, luego puede ser demasiado tarde.