Gasolina ensangrentada; por Luis Beltrán Calderón Mejías
Continua en Venezuela el drama de la poca existencia o racionamiento de gasolina al extremo que los venezolanos, tienen que dormir en sus respectivos carros en largas colas por días, además de sufrir los vejámenes y humillaciones de guardias nacionales y funcionarios policiales.
Atrás quedo el hecho que el régimen ante la falta de gasolina, se vio obligado a requerir la ayuda de su par Irán, que envió cinco buques iraníes cargados de combustible, derivados, piezas e insumos tendentes a tratar de poner a funcionar nuestras refinerías que se encuentran en un 10% de operatividad, para intentar producir gasolina.
Ante la llegada de los tanqueros iraníes con gasolina, se creó mucha incertidumbre en el país, porque Irán igual que Venezuela tiene sanciones impuestas por USA, por ello el régimen temía un bloqueo de los estadounidenses. Sin embargo, el arribo de los buques iraníes, propicio que un grupo de milicianos flamearan la bandera iranie, y el régimen se atribuyó lo que denominó como “Victoria Popular”; igual que siempre engañando a los venezolanos, porque este hecho de importar gasolina solo evidencia el fracaso estruendoso del chavismo en la conducción de nuestra máxima empresa petrolera PDVSA, que la arruinaron con una mala política petrolera, regalías a otros países y la mayor corrupción que se conozca en la historia contemporánea de nuestro país, las refinerías fueron desvalijadas, las cuales nos permitía producir y refinar 1.300.000 barriles diarios, que además de surtir el mercado interno también exportaba combustible.
El régimen con esta gasolina importada diseño lo que podríamos calificar como un “APARTAHEID”, cuando estableció que un sector de la población que contara con el carnet de la patria o debía suscribirse al sistema patria, que no es otra cosa que una manera de control social, se beneficiaria de una gasolina subsidiada a un costo de cinco mil bolívares (5.000,00) y el otro sector debía pagar 0,50 $ por litro lo que constituye sin lugar a dudas la gasolina más cara del mundo. Aumentos que son una desfachatez del régimen, puesto que no se dio explicaciones en que serían utilizados esos grandiosos ingresos que están fuera del presupuesto, como tampoco implementar medidas de protección social.
Este procedimiento además vino acompañado de un férreo control de solo obtener cada venezolano 120 litros mensuales de gasolina, conforme a la placa del vehículo, que hace que las personas duren días haciendo colas interminables, muchas veces, cuando están a punto del suministro alegan que se acabó la gasolina, cada día se acentúa el racionamiento trampeado de los militares. Pero lo más humillante es la manus militar, que utilizan los miembros de la institución castrense, quienes se burlan y vejan a sus hermanos venezolanos.
Como si fuera poco todo lo que acontece con la gasolina, el régimen procedió a “Confiscar” las estaciones de servicios, despojando a los dueños que por 40 o más de 30 años regentaron estas bombas de gasolina, alguien podría decir que son concesiones es correcto, pero muchas no se habían vencido, y lo grave es que se adueñaron de los inmuebles propiedad de los confiscados, sin ningún pago siguiendo la tónica del intergaláctico, que se cansó de expropiar inmuebles, empresas y concesiones que le han causado muchos daños al país, de ahí que todos los arbitrajes internacionales los ha perdido la República, ejemplo “Crystallex”. Por esta circunstancia viene a mi memoria la célebre frase de la política más preclara que tiene Venezuela María Corina Machado, cuando le dijo a Chávez en su mejor momento y que nadie se atrevía a decirle nada: “Expropiar es robar”, cuánta razón tenía nuestra líder.
Estas estaciones de servicios pasaron a manos de militares afectos al régimen, para que tengan grandes ganancia y mantengan su lealtad al gobierno, otras a enchufados y testaferros de personeros del régimen, por supuesto las productivas las manejan los castrenses como sus propios cuarteles, donde siempre se acaba rápido la gasolina subsidiada y solo queda para quienes tienen dólares. Ya es insoportable la situación que viven los venezolanos, no solamente por la pandemia que nos azota, que ha ocasionado infinidades de muertos, que desvirtúan las cifras engañosas del régimen, la hambruna, falta de ingreso por un país paralizado, y se suma el problema de la gasolina que está evitando que la gente pueda desplazarse en sus vehículo en la búsqueda de alimentos y medicamentos, amén de las penurias de los productores para llevar sus productos a los mercados de abastecimiento.
Ahora bien, en la medida que se intensifica la escasez de gasolina, se hace mayor el abuso de militares en su mayoría de rango medio, quienes tienen la alta responsabilidad de garantizar la seguridad de las estaciones de servicio, pero contrarían esta función, ya que son los que propician el malestar de los usuarios, cuando hacen pasar a sus amigos o clientes dolarizados, en franco irrespeto a la cola y mucho menos el número de placa, actúan como los dueños de las estaciones de servicio, y ante cualquier reclamación de los ciudadanos asumen una actitud arrogante, agresiva y amenazante de detención.
El atropello militar llegó al clímax en la estación de servicio Buenos Aires de la ciudad de Aragua de Barcelona, donde el mandamás es el Capitán Carlos Alberto Borregales, presuntamente desenfundo su arma de reglamento, que le fue confiada para la defensa de la República y la ciudadanía, y accionó causándole la muerte a Carlos Chaparro e hirió de gravedad a Cristóbal Ruiz, quienes llevaban días en una cola para surtir de gasolina, y le reclamaron al militar su indignación, por el abuso de pretender que le suministraran el vital combustible a sus amigos o cliente dolarizados. Por ello en alusión a este hecho, el título de mi artículo, por cierto ya el Fiscal Tarek William Saab, anuncio que hubo un enfrentamiento, que no fue tal, la ciudadanía espera que haya justicia, nada de impunidad por tratarse de que el supuesto homicida sea un militar.
Esta tragedia que enluta un hogar venezolano, pudo haberse evitado recientemente la destacada periodista venezolana Maibort Petit, había denunciado a este Capitán Carlos Borregales, sobre la mafia gasolinera que mantenía en esa estación de servicio, y que actuaba prevalido de su condición de supuesto hijo de un general y familiar de la esposa de Diosdado Cabello, por ello se siente protegido, y que será de la vida del Ministro de la Defensa Padrino López, que anda más preocupado por sus arengas políticas y aspiraciones presidenciales, que velar por el desempeño de sus subalternos. Este tipo de conducta de un militar hacia la ciudadanía, constituye una agravio a la institución castrense, que pasó de ser respetada a ser despreciada, remotamente se recuerde el lema “El honor es su divisa”, ahora es, pero la estadounidense. No a la impunidad militar.
Abg. Luis Beltrán Calderón Mejías.
Coordinador Vente Venezuela.
Municipio Simón Bolívar